Amantea en un día
Fuimos a Amantea desde Quattormiglia. Estaba de Erasmus en la Universitá della Calabria así que aprovechamos para ir un día a este pueblo que quedaba cerca para conocerlo.
Transporte
Fuimos en tren desde la estación de Castiglione Cosentino. La distancia son 40 minutos y el billete de ida y vuelta sale sobre 6 euros en total.
Visita al pueblo
Llegamos y lo primero que hicimos fue ir hasta la playa para verla y hacer algunas fotos. Como no habíamos madrugado mucho, se estaba acercando la hora de comer y teníamos hambre. Nos habíamos fijado en unas indicaciones a un centro comercial y las seguimos. Llegamos y nos quedamos asombradas de cómo era por dentro. Tenía un Lidl y uno o dos restaurantes para comer. Comparado con los centros comerciales de España, este era un chiste. Nos metimos dentro para comer en un restaurante.
Pedimos unas pizzas, sirvieron bastante rápido y recuerdo que no era muy caro. Después fuimos al Lidl para coger agua para el camino porque hacía mucho calor.
Subimos a la parte vieja y al mirador. El camino es bastante largo pero lo hicimos igualmente porque si no la excursión acababa muy pronto, el pueblo no era muy grande.
Al llegar arriba había calles estrechas que llevaban algunos a callejones sin salida. Algunas casas tenían las puertas pintadas.
Vimos como unos chicos nos perseguían y no había gente por las calles porque no es un pueblo turístico. Lo primero que pensamos es que ¡nos querían robar! Al final, dejaron de seguirnos cuando nos paramos en un mirador y se quedaron mirándonos pero no nos hicieron nada. Acabamos comprendiendo que ¡éramos la única atracción del pueblo, unas españolas de excursión!
Cuando estábamos haciendo fotos en ese mirador nos miraba un vecino desde su ventana del segundo piso. Nos preguntó si éramos españolas y cuando dejamos de ser interesantes se metió para dentro.
Después seguimos y vimos como una especie de arco de piedra muy bonito. Mas adelanta, había una bajada por la que podía bajar los coches y tenía un muro que separaba la carretera del acantilado, con vistas al pueblo y al mar. Nos empezamos a hacer fotos y una de nosotras se subió para hacerse una foto encima del muro. Pasó la guardia civil italiana y le llamó la atención diciéndole que ¡no sería la primera que se cae del muro! y le mandó bajarse. El atardecer desde esa zona se ve precioso y como en Italia sobre las 5 ya se hace de noche
Después de hacer un montón de fotos nos fuimos a la estación de tren para volver. Era de noche y no había un alma. Mientras esperábamos el tren se nos acercó un vagabundo que decía ser viajero y que si le podíamos firmar la chaqueta militar que tenía de sus tiempos de guerra ¡Yo no la toqué porque el pobre apestaba! Pero una de nosotras si la firmó. Luego se fue por donde vino, no teníamos claro si iba a coger el tren o no.
Cuando cogimos el tren el billete de vuelta no lo teníamos porque no sabíamos a qué hora íbamos a volver y como siempre pasaba el revisor decidimos comprarlo a la vuelta. La estación estaba cerrada y no tenía máquina para sacarlo. En el tren se lo explicamos al revisor y se lo compramos a él sin problema ninguno.
Recomiendo la excursión para pasar un día diferente en Cosenza.