Copenhague, la aventura de viajar a Dinamarca
Si he hecho un viaje realmente especial, sin duda ha sido este. El hecho de viajar a Dinamarca es una gran aventura, desde el momento en que tomas la decisión y también realizando todos los preparativos.
Yo viajé a este país porque una de mis amigas estaba allí haciendo su Erasmus. En un primer momento, pensé que el viaje iba a ser imposible a nivel de presupuesto. Mi sorpresa fue que adquirí sin problema un vuelo de Madrid a Copenhague por sólo 22 euros, y el de vuelta por el mismo precio. Desde ese momento, la decisión estaba tomada y ya sólo había que esperar a que llegara el día, eso sí, con muchos nervios e impaciencia.
Para mí viajar a Dinamarca suponía viajar a lo desconocido, no sabía lo que me iba a encontrar, que aspecto tendría una ciudad danesa, cómo sería la gente y cómo serían sus costumbres. Esa es la magia de realizar un viaje tan sorprendente, y supongo que mucha gente ha tenido esa sensación antes de viajar a Copenhague o a otra ciudad de Dinamarca.
Copenhague es una ciudad preciosa, una de las ciudades europeas que más me ha marcado. Tiene bonitos paisajes y arquitectura, y encuentras muchísimos edificios que sorprenden, por ejemplo por sus colores. También hay esculturas repartidas por la ciudad y bonitos parques.
La verdad es que si que se produce un choque cultural, pero es magnífico. Los daneses tienen una forma de ser diferente. Una de las cosas que más me sorprendió es la seguridad. Sobre todo, no había miedo a robos, como ocurre en muchas ciudades, ni por parte de los turistas ni de los habitantes.
Tienen su propia lengua, el danés, que parece imposible, pero eso no es un problema. Casi todo el mundo habla bastante bien inglés.
En cuanto a los precios, es cierto que es caro, y ya había sido advertida antes de ir, por ejemplo, comprar souvenirs se hace costoso. Pero también es cierto que en los supermercados hay muchísimas ofertas y, realizar la compra de alimentos, al final resulta bastante asequible.
Llama mucho la atención que muchísima gente utiliza la bicicleta como modo de transporte, por lo que también se forman grandes aparcamientos de bicicletas en cualquier parte.
Mi estancia en Copenhague coincidió con la celebración de San Patricio, y había fiestas en bares, calles y plazas. El ambiente era muy bueno, y en general, la fiesta en Dinamarca me sorprendió de forma muy positiva.
Hay que tener en cuenta los horarios, los daneses comen pronto y salen de fiesta también pronto, sobre todo si se compara con España.
Lo que más me gustó fue el canal de Nyhavn, un lugar realmente mágico. Los edificios de esta zona tienen unos colores realmente llamativos y junto a ellos hay barcos, haciendo el paseo realmente inolvidable.
Otro de los puntos de Copenhague que no hay que perderse es la Sirena, probablemente el mayor símbolo de la ciudad.
El aspecto negativo que pondría a este viaje o a la ciudad es el clima. Yo viajé en el mes de marzo y hacía demasiado frío. Creo que si hubiese ido en verano, hubiese podido disfrutarlo más, aunque sin duda lo haré, ya que Copenhague es una ciudad para repetir.
También recomiendo, si se tiene la oportunidad, no limitarse sólo a Copenhague. Visitar otras ciudades y zonas rurales cercanas permite conocer mucho mejor la cultura, la arquitectura, y ver magníficos paisajes, como playas y acantilados.
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