10 lugares que no puedes perderte en Chipre

10 lugares que no puedes perderte en Chipre

¡Hola a todo el mundo otra vez! Anteriormente os hablé de mi primer día en Chipre, concretamente de la ruta que hicimos por las playas de Ayia Napa. Podéis leer este post para seguir el hilo de todo este capítulo y no perderos ni un detalle. Como os contaba, el primer día no vimos gran cosa, salvo alguna bonita playa que descubrimos de casualidad. Al contrario, el resto de días fueron todos increíbles. Cada sitio nuevo que visitábamos nos dejaba con la boca abierta. Así que aunque el primer día fuese un poco decepcionante, el resto de los días hicieron que el viaje mereciese muchísimo la pena. Por eso mismo hoy he reunido en la entrada de este blog los diez lugares de la isla de Chipre que yo considero que son indispensables. Al ser una isla en medio del mar Mediterráneo, la mayoría de estos lugares se encuentran en la costa, como ya os imagináis. Sin enrollarme más, aquí os los dejo, ¡empezamos!

Sea Caves

Este sitio se encuentra muy muy cerca de la zona de playas familiares de Ayia Napa, después de la zona de fiesta. Es uno de los puntos más turísticos de Cabo Greco. Ángel y yo fuimos a primera hora de la mañana para evitar la masificación y qué bien hicimos. A pesar de que el sol no estaba en su punto más alto, el color del mar era un azul cristalino y brillante que nos tenía impresionados. Para mí, este es uno de los paisajes más increíbles que he visto nunca.

Como bien indica su nombra, “sea caves” se trata de pequeñas cuevas que conectan con el mar y a las que se puede acceder. Es cierto que el acceso puede ser un poco complicado, se necesita calzado cómodo sí o sí. Para bajar, hay que hacer escalada por las piedras. Como recomendación, os aconsejo bajar por la parte que queda más hacia el Este, donde se encuentran los bancos para poder admirar el paisaje. Bajando por las piedras, os encontraréis con este lugar que es simplemente mágico. Esta especie de ventana es increíble. Yo estaba en la oscuridad pero delante de mí podía contemplar la luz del mar azul. Eso sí, para conseguir esta foto sin nadie tendréis que ir muy pronto porque después, los turistas empiezan a llegar en manada y 100% seguro que tendréis que hacer cola y esperar mucho tiempo. Os dejo estas fotos que me encantan, son de mis favoritas de este lugar.

Como advertencia, una geóloga experta me dijo que estar donde estoy situada es muy peligroso porque estas piedras están en pleno proceso de erosión. Lo cierto es que en todo el entorno no había ninguna señal que advirtiera de peligro de desprendimiento o algo así, pero sí es verdad que cuando tocas las rocas, si haces un poco de fuerza, puedes ver que muchas partes se deshacen en tu mano, casi sin querer. Mucha gente sí visita esta especie de ventana y nunca ha pasado nada, pero quizás sí deberíamos ser personas un poco más cautelosas.

Después de estar en este lugar, bajamos hasta las cuevas. Una buena recomendación es que llevéis escarpines porque es lo mejor para caminar por las rocas. Es cierto que justamente estas no hacían demasiado daño porque no eran tan puntiagudas, pero en general toda esta zona de la isla requiere de escarpines. Estuvimos caminando por la sombra ya que todavía no daba el sol y fuimos bordeando la parte más baja de esta especie de acantilados. Era muy curioso porque la marea estaba justamente al mismo nivel que caminábamos, así que las rocas por donde pasábamos estaban cubiertas por el agua. Desde el principio hasta el final, pudimos ver muchísimas cuevas, aunque solamente investigamos una. El resto del tiempo estuvimos nadando en el agua, cuya temperatura era perfecta. Fue fantástico porque estábamos solos y pudimos disfrutar de todo este lugar a nuestras anchas. Dejamos las mochilas apartadas a la sombra y estuvimos nadando un buen rato, hasta llegamos a una zona donde el agua era súper cristalina, más de lo normal, y estuvimos buceando. A medida que avanzaba la mañana, más turistas y visitantes aparecían así que llegado el momento, decidimos irnos porque nuestra ruta debía continuar.

Cabe destacar que el día anterior visitamos este lugar en un paseo en barco que hicimos por toda la costa de Ayia Napa, pero tengo que decir que desde la naviera, estas cuevas no impresionaron tanto como al verlas desde arriba o estar tan cerca de ellas como lo estuvimos esta segunda vez que fuimos. En definitiva, creo que Sea Caves no necesita más explicación porque las imágenes hablan por sí solas. Como os digo, uno de los mejores lugares de Chipre. No os lo perdáis.

Love Bridge

Está justo antes de las Sea Caves, muy muy cerca de la zona con hoteles. De hecho, se pueden ver algunos jardines de estos mismos que están muy cerca de aquí. Cuando llegamos a este lugar, esperábamos encontrarnos con muchos turistas, pero lo cierto es que estábamos prácticamente solos. Una vez más, me sorprendía cómo la gente prefería estar sentada en una tumbona todo el día, en una playa donde solo se escucha el murmullo de la gente o el sonido de la música, a estar en un lugar como este, salvaje donde solo se escucha el ruido del mar. Una vez más, mejor para mí, porque puedo disfrutar sola de estos sitios tan increíbles.

Como podéis ver en las fotos, Love Bridge, como su propio nombre indica, es un puente de piedra que se ha formado con el paso de los años debido a los movimientos del mar. Me imagino que como Sea Caves también está en pleno proceso de erosión y es peligroso acercarse. Aun así, Ángel y yo pasamos por debajo. La primera vez fuimos con el barco que habíamos alquilado para hacer el tour. El capitán del barco nos explicó que al pasar por debajo, justo en ese momento debíamos pedir un deseo que se haría realidad, tal y como cuenta la leyenda. La segunda vez que pasamos por debajo fue nadando. Realmente es impresionante, sobre todo si piensas en lo fino que es y que realmente puede desplomarse, como pasó por ejemplo con “La ventana azul” en Malta, que quedó totalmente destruida tras un fuerte temporal.

El siguiente nivel de adrenalina es tirarse desde el puente, practicar “cliff jumping”. Lo cierto es que saltar al agua me parece bastante arriesgado porque hay bastantes rocas en el fondo, y apenas hay un hueco para saltar. Yo no lo haría pero se ve que mucha gente es mucho más valiente que yo y se atrevió numerosas veces a saltar desde aquí.

Lo guay de esta zona es que no solo el puente es interesante, sino que si nadáis y exploráis por los alrededores, os encontraréis cuevas verdaderamente profundas, y en mi opinión, mucho más impresionante que las Sea Caves. Eran tan profundas que llegó un momento en el que yo apenas veía nada y no me atreví a seguir nadando porque era un poco claustrofóbico y me ponía nerviosa no ver qué había a mi alrededor. La oscuridad era absoluta. Lo mejor es tener un móvil acuático con linterna para iluminar el interior tan oscuro. Os lo recomiendo, es una de las mejores partes.

Aquí os dejo las fotos que sacamos tanto desde el agua como desde arriba del todo, desde donde puede verse perfectamente el arco que forma este puente. Visitamos este lugar el segundo día y es uno de mis favoritos.

Cabo Greco

Este cabo se encuentre en Ayia Napa, justo antes de empezar Protaras. Aquí se encuentran los dos lugares que os he mencionado antes: Sea Caves y Love Bridge. Por supuesto, hay muchísimas más playas y rincones que os animo a explorar. Nosotros estuvimos en diferentes puntos que no tienen nombre en sí porque no son tan característico como las cuevas del mar o el puente del amor, pero eran muy guais tanto para saltar de algunas rocas como para tumbarse en la playa. Sin duda, cabo Greco es una de las mejores partes de la zona sur de Chipre. Además, todo el territorio está habilitado para coches con aparcamientos y en general, buenas carreteras. También os podréis encontrar restaurantes o camionetas que venden helados y otras comidas.

Agioi Anargyroi Chapel

Este nombre (que suena tan raro la primera vez que lo lees) representa a una pequeña capilla que está al lado del mar, como podéis ver en la foto. Lo cierto es que la mayoría de iglesias y capillas que nos encontramos por Chipre tienen una arquitectura y colores similares. Pequeñas, de color blanco y azul. Me recordó un poco a la famosa isla griega Santorini pues es famosa por tener estas casitas blancas pequeñas apiñadas y también una iglesia con una cúpula azul. Como sabéis, Chipre y Grecia tienen mucho en común así que no es de extrañar que muchos aspectos como cultura, gastronomía y arquitectura sean prácticamente idéntico.

Una cosa que nos sorprendió de este lugar es que estaba lleno de gatos, que dormían, descansaban en la sombra. Debían de estar acostumbrados a la gente porque se dejaban tocar sin ningún problema, algunos apenas se inmutaban. Nos entretuvimos un buen rato con ellos, que estaban custodiando la iglesia, a la que se podía acceder simplemente abriendo la puerta, pero te advertían que por favor, la cerrases al salir. Dentro de la iglesia había vidrieras con motivos religiosos, una especie de altar y también cuadros en las paredes. Era minúscula.

Pero lo guay de esta zona es que tal y como nos dijo el capitán del barco que cogimos es que es la mejor zona para practicar “Cliff jumping”, saltar desde los acantilados. Es el lugar perfecto porque sus aguas son muy profundas y apenas hay rocas alrededor. Fue aquí donde batí mi récord. Fueron unos irrisorios cuatro metros, pero yo tengo miedo a las alturas así que tuve que hacer un gran esfuerzo para saltar. Aquí os dejo las fotos del lugar que queda a escasos metros de la capilla.

Tiene unas escaleras que facilitan el acceso a las rocas y aunque parece un lugar bastante tranquilo, muchos veraneantes se pasaban por aquí simplemente para sacar fotos. Esta gente que venía probablemente estaba en Konnos Bay, de la que os hablaré en el siguiente post. Se trata de una bahía que queda muy cerca de Agioi Anargyroi Chapel, así que muchas personas deciden darse un paseo hasta aquí. Están un rato y se van. Nosotros, en cambio, estuvimos mucho tiempo aquí, viendo pasar los barcos y merendando yogur griego. Fue genial. No es uno de los sitios más impresionantes ni indispensables, pero me gustó mucho igualmente. Lo recomiendo.

Stone Arch (Kamara tou Koraka)

Muy cerca de aquí se encuentra Stone Arch. Similar a Love Bridge, aunque menos impresionante, se trata de un arco de piedra, al que pocos años de vida le quedan, imagino. Esta formación geológica está rodeada por señales, vallas y carteles que te advierten que acercarse a él es peligroso. Aun así, mucha gente decide pasarlo por encima, lo que me parece muy arriesgado. Love Bridge es mucho mejor porque pasa directamente por encima del agua, pero este está más metido hacia la tierra, así que realmente no hay mucha cosa que hacer aquí. Si tuviese que eliminar un lugar de la lista por falta de tiempo, sería este. Aun así, tiene buenas vistas al mar y es una zona tranquila. También hay aparcamiento para dejar el coche y disfrutar de esta zona. Una buena idea es dejar aquí el coche e ir andando hasta Agioi Anargyroi Chapel, que queda muy cerca.

El peñón de Cabo Greco

Este peñón se encuentra en una punta del cabo que sobresale y llama la atención. Es una buena idea subir hasta arriba del todo. Se puede ir en coche o andando, depende de la energía y del tiempo que tengáis. Las vistas desde arribas son abrumadoras pues puede verse el horizonte a la derecha e incluso puede verse la parte norte de Chipre, actualmente ocupada por Turquía, lo que supone el principal conflicto en el país.

Cyclops Cave o “La cueva de los cíclopes”

Se trata de una cueva que está muy cerca del mar, hay que ir por un bonito paseo que se encuentra en Protaras. Más concretamente, está muy cerca de Konnos Bay, en Famagusta, y a pesar de que cuesta un poquito encontrarla porque su entrada da al mar y no es visible desde la tierra, al final se encuentra. Es bastante curiosa y recomiendo su visita. El día que fuimos en barco, también pudimos contemplarla, así que después fue mucho más fácil para nosotros encontrar el camino para entrar y llegar hasta su interior.

Kyrou Nerou

Esta zona era súper tranquila. Se encuentra alrededor de un kilómetro después de Love Bridge y es genial porque no hay tantos hoteles por aquí, más bien pequeñas casitas que dan al mar. A lo largo de este paseo nos encontramos con muchísimas playas de arena, algunas tenían tumbonas y un ambiente muy calmado y relajante. No tiene nada que ver con la zona súper turística de Ayia Napa, donde las playas están abarrotadas y recibes estímulos de fiesta, alcohol y deportes acuáticos por todas partes. Aquí se trata de una zona más familiar, donde puedes sentir que este lugar es visitado a menudo por locales chipriotas.

Justo por el camino, nos encontramos a estos gatetes que tenían su casa de madera debajo de unas plantas y al lado estaba su bol con comida para gatos. Lo que nos llamó la atención es que tenían una libreta encima de la caseta donde se apuntaba el día y la hora a las que se les alimentaba.

Así, si alguien que pasaba por allí veía que llevaban mucho tiempo sin comer podría dejarles algo de comida o por el contrario, si alguien ve han comido hace poco, sabe que no es necesario darles comida. Me pareció una idea genial para estos dos gatos y sus crías, que dormían dentro de su caseta. Esta zona me encantó, y me encantan las fotos que sacamos. Es cierto que nosotros no íbamos en plan playas de arena, así que anduvimos unos treinta minutos por este lugar y decidimos volver a la zona de Love Bridge para terminar el día en aquellas aguas tan cristalinas, en la zona de las rocas, explorando por nuestra cuenta.

El Blue Lagoon

Tuvimos el placer de visitar este Blue Lagoon dos veces. La primera vez fue en nuestro segundo día en el paseo el barco. Este mismo paraba allí a propósito para que los tripulantes se bañasen. Como era nuestro segundo día y era la primera vez que estábamos en esta zona, sencillamente flipamos con el agua de este lugar. Es una de las aguas más limpias, cristalinas y azules turquesas que he visto nunca. La gente saltaba del barco para zambullirse en estas aguas tan mágicas. Nosotros decidimos bucear con un equipo de snorkel que tenían en el barco y fue la mejor decisión que pudimos tomar porque es precisamente bajo el agua donde se aprecia la claridad de este lugar. Se puede ver el fondo muy perfilado y tu sombra perfectamente sobre la arena. Además, se pueden ver los diferentes tipos de peces que hay y afortunadamente, la mayoría de estos no se asustan ni se escapan cuando pasas por su lado así que es como un sueño. Estuvimos unos 30 minutos aquí, charlando con los demás tripulantes del barco y los dos capitanes.

Después de estar un buen rato, decidimos seguir con nuestra ruta. La buena noticia es que cuando volvíamos para Ayia Napa Harbour, el capitán del barco decidió parar aquí otra vez para un segundo baño. Fue toda una sorpresa para nosotros, pero como a todos nos había gustado tanto, no dudamos ni un momento en volver a meternos en el agua. Os dejo las fotos que sacamos allí. ¡Son impresionantes! La frase “buf, qué agua” era una constante.

Ya que el Blue Lagoon fue uno de nuestros spots preferidos, decidimos volver nuestro último día, para irnos con buen sabor de boca. Esta última vez fuimos en coche y estuvimos en las rocas. Este día estaba un poco más nublado así que el sol no brillaba con tanta fuerza y el agua no tenía ese color tan brillante. Sin embargo, este lugar no perdía su magia. Ángel se tiró de uno de sus acantilados, bastante alto y yo me limité a bucear y a contemplar los pececitos que nadaban a mi alrededor. También había muchos yates que decidían parar allí durante una hora o dos. Mucha gente estaba durmiendo pues es un lugar súper tranquilo.

Algo que nos sorprendió es que de repente, apareció un barco súper grande lleno de familias: padres, madres, niñas y niños. El animador del barco hablaba por un micrófono conectado a altavoces así que podíamos escuchar perfectamente todo lo que decía. Hablaba en inglés y entendíamos todo a la perfección. Empezó a decir que el barco estaba acercándose al Blue Lagoon en busca de sirenas y le decía a las niñas y niños pequeñas/os que tenían que estar muy atentas/os porque podían aparecer en cualquier momento. No entendíamos nada de lo que estaba pasando hasta que a lo lejos, vimos a dos sirenas que estaban al borde de una roca que daba directamente al mar. Obviamente, las colas de las sirenas eran falsas y todo estaba planeado. La empresa del barco les paga a estas dos chicas para que estén allí esperando al barco. Inmediatamente, cuando los infantes las ven, empiezan a sonreír y gritar y ellas les devuelven el saludo. La verdad, yo estaba flipando con los niveles a los que el turismo puede llegar. No salía de mi asombro. La parte más sorprendente fue cuando todas las niñas y niños tenían chalecos para flotar en el agua, pues el animador les dijo que podían nadar con las sirenas y tomarse fotos. Las dos sirenas saltaron de la roca al mar y empezaron a nadar hacia al barco mientras presumían de su cola verde y la sacaban fuera del agua. Parecía una situación idílica, me recordó a cuando las niñas y niños conocen a Papá Noel, o algo así, pero versión acuática. Además, el barco reproducía a través de sus grandes altavoces música de Disney, así que me imagino que toda esta experiencia tuvo que ser perfecta para los más pequeños. Estuvieron como media hora en el agua sacándose fotos hasta que finalmente el barco se fue. Fue uno de los momentos más surrealistas de todo el viaje. Lo pienso y me parece irreal, pero en el momento tengo que admitir que fue divertido.

Como último apunte, tengo que decir que si viajáis a Chipre, tened en cuenta que existe otro Blue Lagoon cerca de Pafos, y no de Ayia Napa, como este. Nosotros nos habíamos informado del que estaba cerca de Pafos y pensábamos que el barco iría hasta allí, pero luego nos enteramos que estaba este Blue Lagoon en esta zona, altamente recomendable. Ahora me doy cuenta y parece que cada isla tiene un “Blue Lagoon”. Está el de Malta, el de Islandia y ahora el de Chipre, ¿conocéis alguno más?

En definitiva, uno de los mejores lugares que pudimos visitar. Recomendable 100%.

Governor’s Beach

Décimo y último lugar que os recomiendo de Chipre. Este lugar no se encuentra en Ayia Napa, sino que está situado más cerca de Lárnaca, una de las ciudades más importantes de la isla, junto con Nicosia y Pafos. Decidimos ir a este lugar el último día y tuvimos que conducir alrededor de una hora, algo menos para llegar a esta playa. Es una playa muy especial, como podéis ver en las fotos que os dejo a continuación, las rocas que la conforman tienen un color muy blanco, y es lo que la hace tan original.

Es curioso porque la textura de la piedra es muy similar a una tiza. Todo lo que apoyábamos se manchaba: nuestras mochilas, toallas y bañadores se quedaron teñidos de color blanco. Pudimos pasear por toda la playa que realmente es bastante larga. Tiene zonas muy vírgenespero también otras donde se encuentran las típicas tumbonas de las playas chipriotas, por las que seguramente haya que pagar si queréis hacer uso de ellas.

Esta playa recibe el nombre de Governor’s beach por un gobernador británico que solía pasar mucho tiempo aquí, y no es de extrañar ya que es una de las playas más curiosas en las que he estado. Lo único diferente es el mar ya que no es tan azul ni cristalino como el que conocimos en Ayia Napa. Esto es debido a que el color de la arena es gris oscuro tirando a negro. Aun así, creo que si no os importa conducir demasiado por la izquierda y os apetece conocer un lugar algo más diferente, Governor’s beach hará de vuestro viaje a la isla de Chipre algo distinto. Es un paisaje diferente a los demás.

Y hasta aquí el post de hoy, muy largo y exhaustivo, pero realmente me apetecía contaros todo lo que sabía de estos lugares. Espero que os haya gustado y que haya despertado un poquito vuestro espíritu viajero. Gracias por leerme y nos vemos muy pronto con más contenido sobre Chipre. Un saludo.

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