Viaje de un día al punto más occidental de Europa y a Cascais

Cuando una amiga vino a Lisboa mientras yo estaba de Erasmus en Portugal, decidimos ir a explorar la parte más al sudoeste del país. El cabo da Roca, que es el punto más occidental de Europa, fue uno de los lugares que visitamos porque llevaba mucho tiempo en mi lista de deseos. También decidimos ir a Cascais, un pueblo de pescadores famoso por sus pequeñas e increíbles playas y su precioso centro histórico.

La forma más sencilla de ir desde Lisboa a Cascais

Nos levantamos pronto y caminamos unos 30 minutos hasta la estación de tren de Oriente porque nos quedábamos a dormir cerca del aeropuerto. También podéis ir a Cascais desde la estación de Rossio si estáis por el centro de Lisboa.

Cuando llegamos a la estación de tren de Oriente, cargamos nuestra tarjeta Viva Viagem con dos billetes de ida a Cascais. La mujer del mostrador nos ayudó mucho y nos dijo que debíamos cambiar de tren y caminar un poco hacia otra estación. Validamos nuestras tarjetas antes de subir al tren y, en ese momento, empezó nuestro viaje.

Tal como la mujer del mostrador nos avisó, nos bajamos del tren en Alcântara-Terra y caminamos unos 10 minutos para llegar a Alcântara-Mar y coger allí el tren a Cascais. El viaje a uno de los destinos más famosos de Portugal duró una hora y media, aproximadamente. El billete de ida cuesta 2,25 € si tenéis la tarjeta Viva Viagem. El de ida y vuelta son 4,50 €.

Os recomiendo que os compréis la tarjeta porque es muy útil, sobre todo si queréis coger el metro en Lisboa. Cuesta 50 céntimos y se puede recargar en las máquinas de las diferentes estaciones o en las ventanillas. No os olvidéis de validarla antes de coger el tren o el metro.

La forma más sencilla de ir desde Cascais al cabo da Roca

Cuando nos bajamos del tren en la estación de Cascais, fuimos hacia la derecha y después giramos a la izquierda para llegar a la parada del bus que iba hasta el cabo da Roca. Allí esperamos al bus 403, que pasa cada 30 minutos. El billete cuesta 4 € y tarda otra media hora en llegar. Aseguráos de que lleváis dinero suelto suficiente porque no se puede pagar con tarjeta.

El cabo da Roca

El cabo da Roca es el punto más occidental de Europa y hasta el s. XIV se pensó que era el fin del mundo, hasta antes de que empezara la época de los descubrimientos. Uno de los mejores autores portugueses, Luís de Camões, lo describió como "el punto en el que acaba la tierra y empieza el mar". Estas palabras están escritas también en el monumento que hay en el cabo da Roca.

Al llegar allí nos dimos cuenta de que habíamos tenido muy buena suerte con el tiempo porque no hacía mucho viento. Fuimos directas al punto más occidental de Europa desde donde pudimos disfrutar del océano y sus furiosas y enormes olas. Un poco más a la derecha había una zona cercada y mucha gente iba hacia allí. Había un sendero. Lo seguimos y llegamos a una zona con vistas incluso mejores de la costa. Al lado de la zona cercada está uno de los faros más antiguos de Portugal. Se construyó en el s. XVII.

Pasamos bastante tiempo allí y a la hora de comer decidimos volver a Cascais. Cogimos el bus en la única parada que hay en el cabo da Roca. Sin embargo, antes de cogerlo le preguntamos al conductor si iba a Cascais porque a veces van a Sintra.

Desafortunadamente, en el viaje de vuelta nos mareamos un poco porque la carretera era un poco sinuosa, así que mi consejo es que llevéis pastillas.

De paseo por Cascais

Por suerte el viaje no duró mucho. En cuanto nos bajamos, fuimos a la caza de un buen restaurante. Encontramos la Taberna Económica de Cascais, un pequeño restaurante portugués situado en el centro histórico de la ciudad que ofrecía marisco fresco. Mi amiga pidió polvo à lagareiro, una ensalada de pulpo, y yo pedí pulpo con arroz, que estaba muy rico.

Tras esta parada en el restaurante, seguimos nuestro camino hacia el centro histórico de Cascais. Fuimos a la plaza 5 de Outubro, que es uno de los lugares principales de la ciudad. Desde allí nos fue fácil llegar a la bahía de Cascais, una de las muchas playas que hay.

Después seguimos caminando hasta llegar a la fortaleza de Nossa Senhora da Luz, que se construyó en el s. XV para proteger a los portugueses y a la capital, Lisboa, de posibles ataques. La fortaleza es bastante grande y está construida por completo en piedra. Dentro hay caminos coloridos por los que se puede pasear.

Tras recorrerlos y dar un paseo, nos dimos cuenta de que habíamos llegado al barrio del arte de Cascais, donde había muchos edificios dedicados al arte rodeando la plaza.

Volvimos por el mismo camino hacia la playa y allí giramos a la derecha para ir a uno de los edificios menos conocidos de Cascais, el palacete Seixas. Lo mandó construir un aristócrata del mismo nombre a principios del s. XX y su idea era que se pareciera a los castillos medievales antiguos.

Un poco más adelante se puede ver la praia da Rainha o playa de la reina, como mucha gente la llama. Esta playa es una de las más pequeñas de Cascais, pero también una de las más bonitas.

Nos sorprendió mucho escuchar que este lugar lo utilizaba una de las reinas de Portugal como playa privada. Decidimos quedarnos allí a ver la puesta de sol porque esta playa es una joya en medio de Cascais.

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