La primera semana

¡La primera semana ha sido intensa! Reencuentros, quedadas, universidad...

Desde un punto de vista serio:

El lunes tuvimos que ir a la oficina de asuntos internacionales de la universidad para terminar el papeleo: inscripciones, información, etc. Después, uno de los estudiantes que se ocupa de los Erasmus, GianLuca, nos ha llevado a la facultad de Derecho a Blandine, Marie y a mí para ver los edificios. Nos hemos encontrado con el conserje de la facultad que nos ha acompañado y nos ha dado un par de consejos. ¡Una bienvenida perfecta! Y poco a poco iré descubriendo que este calor y esta amabilidad se encuentra en todos lados. Ya me habían hablado de la hospitalidad de la gente del sur.

Desde un punto de vista menos serio:

Justo después nos han invitado a una fiesta el lunes por la noche (¿quién sale un lunes por la noche en Francia? ). Y también el martes por la noche, y el miércoles por la noche... ¡Toda la semana! Aquí vives tu vida, conoces gente nueva todos los días, te ríes, bailas... En fin, te cuesta comunicarte y gastas mucho y estás cansadísimo... Pero bueno, ya dormiremos cuando estemos muertos, ¿no?

Rápidamente, los Erasmus hacen grupos de amigos y, visto que la mayoría son españoles y la dificultad que tenemos los franceses a la hora de comunicarnos, empiezas a notar la distancia. Al principio lo pasas mal. La aventura acaba de empezar y ya te sientes apartado. Muchos italianos hablan español y con los españoles hablan fácilmente. Nosotros los franceses tenemos que hacer un esfuerzo doble para aprender italiano, pero salir con otros franceses no facilita las cosas.

Pero siempre hay que ver el lado bueno de las cosas, ¿verdad? Yo he encontrado dos chicas increíbles que se han convertido en mis amigas con las que he vivido experiencias inolvidables.

Así que decidimos hacer las cosas por nuestra cuenta y esta semana quisimos ir a la playa.

Campobasso está situado en las montañas, a una hora y media del mar más o menos. Por eso nos dirigimos a Termoli, con un viaje de una hora y media serpenteando por las montañas que nos hizo ver paisajes maravillosos de campos, colinas y valles.

La primera semana

Termoli es un pequeño pueblo en la costa del mar Adriático con un casco histórico y centro peatonal. Nosotras dimos un paseo por sus calles y callejones laberínticos y acabamos en una pequeña pizzería en una plaza escondida. ¡Nos recibieron como princesas! Y fieles a la buena reputación italiana, nos sirvieron unas pizzas deliciosas que acabamos devorando.

La primera semana

Como estábamos a finales de septiembre y hacía 23 ºC (en el sur de Italia), nos quisimos meter al agua. En Termoli las playas son privadas y hay que pagar para tener acceso a la playa, a las tumbonas y a las sombrillas. Después de eso, nos tiramos en la playa hasta que se fue el sol. Era la primera vez que me bañaba en el mar Adriático y, aquí en Termoli, el agua era de un azul turquesa precioso... ¡Fue mágico!

La primera semana

La primera semana

¡Primera vez que salgo de Campobasso y primer descubrimiento perfecto!


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