¡Atención! ¡Salida inmediata! ¡Dirección a la metrópoli!

Queridos padres, me voy...

Allá vamos, voy a llorar, es el gran viaje. Debo irme de mi isla para continuar mis estudios en Francia. Es un momento estresante para mí. Pero bueno, en la vida hay que hacer sacrificios y todo el mundo, algún día, se tiene que ir...

Por supuesto, ir a la metrópoli para estudiar representa una especie de carrera de obstáculos para mí. Como los doce trabajos de Hércules, empezando por la incertidumbre en cuanto a si tendrás la formación que quieres. Te pasas las 24 horas del día viendo tu correo y al menor ruido vas a comprobar tus e-mails para ver si has recibido una respuesta por parte de las universidades. Pasas por muchos momentos de estrés, desesperación, angustia y, a veces, de esperanza...

Después, la etapa del alojamiento. El alojamiento es una de las cosas más estresantes para un estudiante. Encontrar un alojamiento decente, bien situado y barato. Y sobre todo para mí, que vivo en Reunión y que no tengo familia en Francia (aparte de las dos personas de París, pero no cuentan ya que nunca voy a estudiar allí) es un gran obstáculo.

Por lo que, tras 10 horas de avión, durmiendo mal, comiendo poco por el estrés y con pena, al fin llegué a París sola. Me quedé una noche en casa de mi prima para recuperarme un poco del viaje y, al día siguiente, tenía que coger el tren para ir a Lyon, de donde recibí una respuesta positiva para una formación.

Ya tenía un amigo allí que también estaba esperando una respuesta de las universidades de Francia, así que él me acompañó hasta la estación y me ayudó con las maletas. Una mochila, un macuto y dos maletas llenas de cacerolas, utensilios y medicamentos. En otras palabras, llevaba toda mi casa conmigo.

En definitiva, los dos nos alojábamos en la casa de su hermana temporalmente, el tiempo que yo tardase en encontrar un alojamiento y él obtuviera una respuesta de una universidad. Por eso teníamos tanto estrés y no disfrutamos demasiado de la ciudad en la que estábamos. Por supuesto, paseamos por la ciudad, pero siempre teníamos ese nudo en el estómago...

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Pasó una semana y no recibí ninguna respuesta sobre el alojamiento y casi todas las residencias ya estaban completas. Tuve mucho estrés. Pero recibí respuestas de otras universidades, entre ellas, la de Caen. Y como tanto mi amigo como yo recibimos respuesta de Caen, decidimos intentarlo. Siendo dos estábamos más tranquilos.

Así que nos fuimos a Caen, en autobús (sí, el viaje era largo) y, finalmente, llegamos a la ciudad. Guau, por supuesto, no se puede comparar Lyon con Caen, pero la ciudad parecía tranquila y tenía cierto encanto, está bien...

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