Viaje a El Corte Inglés

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Decidimos ir a El Corte Inglés después de que nos bombardearan a anuncios de televisión que decían lo maravilloso que era. Claire ya había ido a uno en Madrid el verano pasado, y nos aseguró que allí había de todo lo que pudiéramos necesitar, incluyendo toallas de playa, que llevábamos tiempo buscando. Cogimos el bus 5 en Plaza de España que cuesta 1 €, aunque creemos que habrá formas más baratas de moverse en bus, como una tarjeta de estudiantes o un abono de bus más económico.

Llegamos en seguida a El Corte Inglés y lo primero que vi fue un banco de Santander justo en frente. Me venía genial, porque había estado buscando uno desde que se estropeó el cajero que hay al lado de mi casa. En estos bancos puedo sacar dinero sin que me cobren comisión y ¡ya me estaba quedando corta de dinero!

Entramos al Corte Inglés, que estaba climatizado, y fuimos directas al supermercado que había dentro. Compramos aftersun, que necesitábamos después de pasar el día en la playa, y nos pusimos en busca de las toallas de playa. Tras debatir un rato sobre qué diseños nos gustaban más, si las toallas monas de niños con dibujos de Bob Esponja y de Ben 10 o las toallas más de adultos, la decisión la acabó tomando el precio de las toallas normales, que eran más baratas. Una vez tomada la decisión, nos fuimos a la sección de material de oficina. Fue un poco raro, porque nos costó un montón encontrar papel de líneas, que es el que solemos comprar en casa. Todos los papeles eran cuadriculados, me chocó un montón. Echamos un vistazo por la sección de libros, porque a todos nos apetecía leer algo en español, pero todos eran bastante caros, por desgracia. Al final, decidimos compartir los libros entre todos para no tener que acabar comprando un montón.

Decidimos pasarnos por el otras secciones primero, para ver si había más libros por otro lado. En el primer piso solo había ropa, que muy probablemente acabe investigando más adelante, pero solo había ropa de invierno, cosa que no necesitaba mucho con el calor que hacía en la calle. A lo mejor volveré si hace frío en algún momento, pero no sé si llegará al nivel de casa.

Subimos otro piso y encontramos una librería enorme. Dimos una vuelta y decidimos elegir títulos que ya nos sonaban, como Harry Potter y Los Juegos del Hambre. Los precios parecían iguales que los de la otra sección, así que decidimos apechugar, pagarlos y ya. Me sentía un poco mal, siendo una estudiante universitaria que había ido a España a estudiar español y atreviéndome solo con leer libros de la sección "de 9 a 12 años". Compré Los Juegos del Hambre y el primer libro de Harry Potter. Como no quedaba ninguno del segundo, Kath compró el tercero y Claire se llevó el cuarto. ¡Igual cuando acabe el año ya habré leído la saga de Harry Potter en varios idiomas!

Tras comprar los libros, nos fuimos a la sección de restauración para comer algo. Cada uno pidió en un sitio diferente: yo me quedé en Burger King, con el que ya estoy familiarizada (y sé que vendían cerveza), Kath fue a Taco Bell y Claire pidió en una pizzería. Una vez nos aprovechamos totalmente de los rellenos gratuitos de bebidas, decidimos volver abajo para buscar unas chanclas aunque, por desgracia, no encontramos nada. También queríamos echarle un vistazo a la oficina de correos y decidimos que, en lugar de comprar sellos, nos convenía más llevar las postales a la oficina directamente y mandarlas allí, para asegurarnos de que no poníamos sellos de menos ni nada del estilo. Después, decidimos que ya iba siendo hora de volver al casco antiguo, porque ya no quedaba mucho más que hacer en El Corte Inglés. En resumen, fue un viaje redondo y sé que volveré muy pronto.

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