Ultimo día en Burdeos

"Rematando" la ciudad

Aunque habíamos visto gran parte del centro, aún nos quedaban cosas por conocer. En lo que nos quedaba de tarde en Burdeos, visitamos algunos de los monumentos y edificios que aparecían en el mapa como imprescindibles y a la vez paseamos por otras muchas pequeñas calles perdidas en el mapa. La Iglesia de Notre Dame cerca de la Ópera de Burdeos, la Porte Cailhau frente a la Quai de Richuelieu, la Iglesia Católica de Saint Eloi, la Iglesia de Saint Paul, la Sinagoga de Burdeos, la Basílica de San Seurin de Burdeos… Entramos también en el Centro Comercial Les Grands Hommes, en el Teatro Fémina, paseamos por le Cours de l´intendance, la Rue Vital Carles, la Rue des Remparts…

En busca de buen vino

En general creo que recorrimos toda la ciudad, o al menos el centro y también tuvimos tiempo para visitar un centro cultural donde había una exposición de arte contemporáneo muy interesante. Recorrimos de inicio a fin por última vez la interminable Rue de Sainte Catherine, donde compramos algunos recuerdos para nuestras familias. Tengo que recomendaros que no entréis a los supermercados a comprar vino de Burdeos, sino que lo hagáis en alguna de las numerosas tiendas de este producto que hay en la propia calle Sainte Catherine u otra cercana. Lo digo porque es verdad que en los supermercados hay vinos por dos y tres euros en los que pone “vino de Burdeos”, pero una mujer mayor que me vio mirando dos tipos diferentes de botellas, me dijo “ese vino no es de Burdeos, y ese castillo no existe”. Hacía referencia a una de las botellas que estaba comparando, que tenía dibujado un castillo y cuyo nombre era “Chateau de Bourdeaux” (castillo de Burdeos). Las dos tenían el mismo precio, pero por las palabras de la mujer, quise pensar que “Chateau de Bourdeaux” no era más que un nombre comercial que se aprovechaba de la buena fama del vino de Burdeos. Aún así la compra me salió rana, ya que después de comprar tres botellas de vino de Burdeos (o eso creo), una se me calló en medio de la calle Sainte Catherine y me fastidió el regalo.

La pequeña argelia

Estábamos ya reventados de tanto caminar, ver, comprar, fotografiar, seguir caminando, aguantar el sol… Y a eso de las siete u ocho de la tarde quedamos con Cyril en la Place de la Victoire para tomar una cerveza.

(Estatua de la Plaza de la Victoria en Burdeos)

Como ya comenté, la Plaza de la Victoire, se encuentra al final de la calle Sainte Catherine y es uno de los principales puntos de reunión de la ciudad. Alejandro y yo nos sentamos en una de las numerosas terrazas de la plaza a esperar a nuestro anfitrión y en lo que llegaba pudimos ser testigos de la cantidad de argelinos que habia en Burdeos. La selección de futbol de Argelia jugaba uno de sus partidos en el Mundial de Brasil y todos los habitantes argelinos de Burdeos parecían haberse echado a la calle a ver el partido de su equipo en los bares. La Plaza de la Victoire estaba llena de banderas blancas y verdes (de Argelia) y después de que ganara aquel partido, no pararon de pasar coches pitando por las calles de Burdeos, con gente saliendo por las ventanillas con las ya mencionadas banderas.

De cañas con Cyril

Cuando Cyril llegó, le invitamos a un par de cervezas y estuvimos hablando un poco sobre la impresión que nos había causado la ciudad. Igual que le dije a él, os lo digo a vosotros. Hay que visitar Burdeos. Además de que es una ciudad que tiene de todo, me pareció muy “española”quizás por la cercanía que tiene a nuestro país. Por las calles había mucha vida, en los bares había siempre gente y las terrazas estaban llenas de gente. El estilo arquitectónico clásico de la ciudad hace que sea una gozada pasear por ella y al igual que pasa en otras muchas ciudades, hasta del edificio más simple merece la pena llevarse una fotografía. Además en cuanto a lo económico (muy a tener en cuenta siempre en un viaje), los precios son más bajos que en otras ciudades de Francia como puede ser Lyon, Lille o la más cara de toda Francia y una de las más caras de Europa, París. A su favor también tiene el clima, sobre todo en los meses de mayo a septiembre, donde no llueve con intensidad y es fácil encontrarse con un día de sol.

El día lo acabamos en uno de los bares donde solía pinchar música DJ Arkan (el nombre artístico de Cyril) y comiendo mi penúltimo kebab antes de proponerme no volverlos a probar en la vida salvo necesidad máxima. Ya de noche, volvimos a casa para ducharnos, preparar las maletas y dejar todo listo para volver a España con en último bla bla car que cogeríamos en Francia y que nos llevaría hasta Valladolid.

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