Llegada a la universidad de Burdeos

Llegué a Burdeos el 4 de septiembre. Era domingo y tenía que ir a la universidad al día siguiente. Ese día estaba muy nervioso porque no conocía nada. No sabía nada del tranvía, ni de los buses, ni sabía donde estaba la facultad. Además, el calendario provisional decía que las clases empezaban el día 5 de septiembre.

Me desperté a las ocho de la mañana y salí de mi piso para ir a la plaza Gambetta. Allí me compré el bono anual de transporte y después me fui a la facultad. La línea B del tranvía me llevaba de la plaza Gambeta hasta Montaigne Montesquieu, la parada del tranvía que había al lado de mi facultad. Cada vez estaba más nervioso, pero seguí andando aunque no me supiera el camino hasta la facultad.

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Cuando llegué a la entrada de la facultad no sabía a dónde ir ni qué hacer, así que le pregunté a una mujer (seguramente era la limpiadora) si sabía donde estaba el despacho del responsable de Erasmus y me dijo que preguntara por Mariano (mi responsable de Erasmus en Burdeos). Subí hasta el cuarto piso y encontré su despacho. Llamé a la puerta y abrió un hombre mayor. Me dijo que el resto de españoles habían hablado ya con él y que tenía que volver a las 14:00 para ir a la reunión de tercero.

Así que a las 14:00 encontré a las chicas españolas (Lidia, Elena, Alicia y Sara) y después de la reunión de tercero, me explicaron todo lo que tenía que hacer.

Lo primero que tenía que hacer era ir a la universidad de Burdeos 2, junto al hospital Pellegrin para matricularme y para pagar el año escolar. Cuando llegué hablé con el responsable y me dijo que me faltaban papeles y que viniera al día siguiente con ellos. Ese día que hice el carnet de estudiante, es muy útil y muy importante, ya que puedes meterle dinero y usarlo para pagar restaurantes universitarios o para conseguir descuentos en el cine.

Después de reunirme con Mariano varias veces, empezamos a hacer el contrato pedagógico. Teníamos hasta dos semanas para adaptarnos a la vida en Burdeos antes de que empezaran las clases el 19 de septiembre.

Lo más difícil y lo que más me cabreó fue hacer ese contrato. Como ya dije, empecé a hacerlo la semana que llegué, pues hace dos días que mi responsable de Madrid lo aceptó. Además, era muy importante tenerlo hecho porque tenía que enviar una copia para poder recibir la beca Erasmus. Pero bue, a finales de noviembre se que recibiré la primera parte de la beca.

En resumen, que mi llegada a la universidad está marcada por las idas y venidas que me he pegado: de la universidad (de la carrera) a la casa, de la casa a la facultad, de la facultad a la universidad.

Menos mal que por suerte tengo una bici, me resulta muy útil para todos estos trayectos.

Si tuviera que comparar la facultad de Burdeos con la facultad de Madrid, diría que hay cosas que me gustan más de la de Burdeos pero también hay cosas que me gustan menos.

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Por ejemplo, me gusta mucho la organización de los estudios y las diferentes especialidades que podemos escoger al comenzar el año. Podemos especializarnos en gestión, en educación, en entrenamiento o en actividades físicas adaptadas, mientras que en España no podemos hacer nada de eso. Allí se estudia una carrera mucho más general y te puedes especializar hasta el quinto año. Y cuando acabas, todos tienen los mismos estudios y no puedes encontrar el trabajo que te gustaría.

Pero por otro lado, la facultad de Madrid está mucho mejor organizada, es decir, por ejemplo, el horario lo tenemos disponible tres meses antes de que empiece septiembre y sabemos cuándo serán los exámenes. No tiene ni punto de comparación la universidad de Burdeos con la de Madrid en ese aspecto. En Burdeos, hay profesores que ni si quiera se saben el horario de las clases de una semana para otra.

Pero a pesar de todo estoy muy contento y no me arrepiento de estar aquí: en Burdeos, en Francia.

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