"Ruins bars": Szimpla Kert

A mí me gusta saber qué voy a hacer los viernes con al menos una semana de antelación; ¿y a vosotros? Creo que los viernes por la noche siempre son algo especial y que son el momento de la semana que esperamos con más ansias. Así que este viernes no iba a ser diferente. Acababa de salir de un examen de Biofísica y, para que lo sepáis, la Biofísica es una de las asignaturas más difíciles de mi carrera y la mitad de alumnos la suspenden. Pues bueno, creo que el examen me salió bien y quería celebrarlo; llamé a mis amigos y dije que por fin había llegado el momento de ir al Szimpla. Supongo que estaréis pensando "Saba, ¿puedes ponernos un poco en contexto y explicar qué es eso del Szimpla? " ¡Pues claro! A ello voy.

El Szimpla es el "ruin bar" más famoso de Budapest. ¿Y qué es un "ruin bar"?, os preguntaréis. Yo tampoco tenía ni idea de lo que eran hasta que fui al Szimpla. Los "ruin bars" son bares construidos en casas antiguas o abandonadas; tienen un rollito vintage que a la gente le encanta. En el caso del Szimpla, es un bar tan famoso que no hay una sola persona en Budapest que no sepa dónde está. Bueno, igual estoy exagerando, pero sí que es verdad que la mayoría de la gente lo conoce y ha ido al menos una vez. Ya os podéis imaginar por qué me tentaba tanto ir. Es un sitio tan conocido en Budapest que no podía vivir allí sin visitarlo. Lo busqué por Internet y vi que tenía más de 4000 críticas. ¿Os lo podéis creer? Qué locura. Me puse a leerlas y todo el mundo flipaba con el sitio, lo que me dio más ganas de ir.

Fuente

(Uno de los bares que hay dentro del Szimpla Kert. ¿A que mola? )

Se lo comenté a mis amigos y algunos ya habían ido antes y no entendían mi entusiasmo porque creen que está sobrevalorado. Aun así, a mí me apetecía mucho ir. Fuimos bastante tarde para evitar hacer mucha cola, a eso de la 1:00 a. m., y solo nos tuvimos que esperar 10 minutos para entrar, pero me dijeron que si hubiésemos ido a las 11:00 p. m. o a medianoche habríamos tardado mínimo una hora. Nos pararon en la entrada para asegurarse de que no intentábamos colar bebida; a las chicas solo nos pidieron que abriéramos los bolsos, pero a los chicos les cachearon. Tampoco fue en plan bestia, pero me pareció un poco exagerado. Los seguratas no eran maleducados, pero tampoco sonreían ni nada.

Cuando entré, tuve que tomarme un par de segundos para procesarlo todo: el diseño, los colores, los extraños ruidos y, sobre todo, la gente rara. Todo allí era rarísimo, no sé cómo explicarlo. Me sentía muy fuera de sitio, como Gulliver en Lilliput . Mi amiga me miró con cara de "te lo dije" y decidimos dar una vuelta para explorar el sitio. Para empezar, estaba hasta arriba de gente, por lo que si te quedabas parado en un sitio, todo el mundo te empujaba o te apartaba para pasar. El diseño era algo intenso, pero estaba bastante guay. No sé mucho de arte, pero este sitio tiene un rollo hípster raruno y empezaba a gustarme. El sitio, insisto.

Había muchos bares dentro y todos eran muy peculiares y dignos de ver. El primero por el que pasamos tenía varias cachimbas. La gente estaba fumando y no se veía nada por el humo. Vuelvo a repetir que el bar estaba lleno de cuadros y cosas hípsters y bohemias. Os dejaré un par de fotos para que veáis lo que quiero decir.

La música que ponían estaba muy alta y era rarísima. No era música de baile, ni música de ambiente, y creo que habría sido mejor que pusieran otra música que pegase más con el bar. Aunque no había forma posible de bailar esa música, vimos a un par de almas despreocupadas bailando, como para olvidarse de sus problemas. Decidimos subir al piso de arriba, donde hay un par de bares más; cada sala estaba decorada de forma diferente, con sillas diferentes, luces diferentes y un rollo diferente que en general me encantó. En cada sala te sentías de forma distinta. Como sabéis, soy una friki de la química así que no os sorprenderá cuál fue mi bar favorito de allí. Mirad el nombre y el diseño: ¡se llamaba Lab Bar! ¡Qué pasada! (Bueno, voy a fliparla a otro sitio, no me juzguéis). El resto de salas estaban llenas y el pasillo era tan estrecho que tuvimos que esperar a que la gente pasara para poder ir a otra parte.

Las bebidas no eran nada baratas. De hecho, creo que son más caras que en el resto de bares de la ciudad, pero era de esperar teniendo en cuenta la fama del sitio y cuánta gente va. No bebí nada, pero eché un vistazo a los menús y todos eran muy tentadores. Otra cosa de la que me di cuenta es que el Szimpla no es un buen sitio para conocer gente. No me lo esperaba para nada. Yo fui pensando que iba a conocer a un montón de gente de todos los países y que iba a hacer muchos amigos; pero no fue así. Había demasiado jaleo y no parecía que nadie estuviese allí para socializar, o al menos nos dio esa impresión. No tardamos en salir e ir a otro sitio, porque no queríamos pasar toda la noche allí.

Un consejo:

Os recomiendo visitar el Szimpla para al menos ver cómo es y decidir si os gusta.

Si vais entre semana es mucho mejor porque no tenéis que hacer ni la mitad de cola para entrar ni para pedir una copa. Además, hay más posibilidad de poder hablar con gente y hacer amigos. También supongo que podréis disfrutar mejor del sitio y de su rollo vintage. Yo iría al menos una vez entre semana para ver la diferencia.

Si vais un fin de semana, id tarde para no tener que hacer una hora de cola; sobre todo cuando empieza a hacer frío en Budapest, para no congelaros antes de entrar al bar.

Espero no haber arruinado vuestra imagen del Szimpla y que podáis ir a ver qué tal. Es una experiencia única y creo que vale la pena que juzguéis por vosotros mismos.

Como siempre, sabéis que podéis contactar conmigo, ¡me encantaría conoceros!

¡Nos vemos!

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