Budapest parte I
¡Muy buenas a todos! Como ya os conté en el blog anterior sobre Praga, mis amigos Erasmus y yo estuvimos viajando prácticamente toda la semana pasada, aprovechando que había vacaciones en nuestra universidad. Pasamos unos días geniales, visitando Praga, Budapest y Viena, una ruta que se ha puesto muy de moda últimamente ya que son muchos los que optan por viajar a estos tres países juntos, debido a su cercanía entre sí.
En la publicación de hoy, os explico qué hicimos durante el primer día que pasamos visitando Budapest, y en el siguiente post os contaré nuestro segundo día, y os daré también algunas recomendaciones sobre dónde comer por la capital húngara.
Itinerario
Primer día
Nuestra primera parada del tour fue Praga, así que desde la capital de la República Checa cogimos un Flixbus nocturno para viajar hacia Hungría, así que llegamos a Budapest sobre las seis y media de la mañana.
Como era demasiado pronto y no podíamos hacer el check-in del apartamento hasta las 11 de la mañana, decidimos hacer tiempo en la estación de tren, hasta las 8 o así. A esa hora, cogimos un bolt, que en Hungría, así como en el caso de la República Checa o Austria, es el equivalente a uber. Pedimos un bolt, ya que era mucho más rápido que el transporte público, y muy barato, teniendo en cuenta que en Hungría los precios son mucho menores a los de España o Francia, por lo que, durante nuestra estancia en Budapest, no cogimos ni una vez el metro o el bus, ya que solo nos movimos en bolt, al ser súper económico, cómodo y rápido.
Cuando llegamos a Síp utca, que es la calle donde se encontraba nuestro alojamiento por esos días, optamos por hacer tiempo desayunando en una cafetería bastante chula llamada Cups & Mugs. Luego, fuimos al supermercado para tener comida, y finalmente pudimos entrar al apartamento para dejar las cosas y poder comenzar a descubrir la ciudad.
Lo primero que hicimos fue ver la espectacular Gran Sinagoga Judía de Budapest, considerada como una de las más grandes del mundo. Como íbamos escasos de tiempo, y la entrada para nuestro gusto era bastante cara, ya que costaba unos diez euros, optamos por no entrar, aunque según dicen es una auténtica maravilla y tanto amigos o conocidos que habían visitado Budapest me habían recomendado mucho ver su interior.
A continuación, seguimos andando en dirección hacia la Catedral de San Esteban, en mi opinión, uno de los monumentos más espectaculares de toda Budapest, debido a sus dimensiones y su gran detalle arquitectónico, tanto en el exterior como en el interior. Entrar a esta catedral debe ser una parada obligatoria, ya que os sorprenderá muchísimo su ornamentación.
Además, en su interior encontramos dentro de una vitrina la que según fue la mano derecha del rey húngaro Esteban. El precio de la entrada a este templo religioso no es fijo, ya que es según la voluntad, aunque se recomienda que mínimo debamos aportar un euro, al menos.
Luego, dejamos atrás la Catedral de San Esteban, para dirigirnos hacia la zona del río, donde podremos tener unas vistas increíbles al famoso Puente de las Cadenas, al gigantesco Castillo de Buda, o al Bastión de los Pescadores, estos dos últimos situados al otro lado del Danubio.
Si continuáis caminando a orillas del río, llegaréis a otro punto de interés de la ciudad muy importante, los Zapatos del Danubio, una obra de arte que refleja el sufrimiento de las personas judías durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que se trata de un monumento conmemorativo. Los Zapatos del Danubio hacen recordar el triste momento en el que miles de judíos fueron obligados a quitarse los zapatos a orillas de este río, para luego dispararles. Sin duda, otra parada obligatoria para visitar en Budapest.
Justo al lado, se encuentra el Parlamento de Budapest, uno de los edificios más espectaculares que he visto en mi vida, y el más importante de la capital húngara. Os recomiendo a todos los que visitéis esta ciudad, que nos quedéis solo con la belleza y magnitud de su fachada exterior, sino que entréis a su interior para maravillaros con sus salas o departamentos de mármol y oro. La entrada para aquellos estudiantes residentes en la Unión Europea es de tan solo seis euros, así que aprovechadlo porque estoy segura de que os encantará.
Había llegado ya la hora de comer, así que nos dirigimos a un bar que unas amigas me habían recomendado muchísimo, el Drum Café, del cual os doy más información en la siguiente publicación.
A menos de diez minutos andando se encontraba nuestro apartamento, a donde fuimos para ponernos el bañador, ya que la primera tarde por Budapest la dedicamos a relajarnos en las famosas Termas de Széchenyi, uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad.
Para ahorrarnos la cola, compramos los tickets para las termas días antes, en la página web de Civitatis, donde por 22 euros podíamos obtener los billetes, y una cabina donde podíamos dejar nuestra ropa mientras estábamos en los baños.
Estas termas cuentan con varias piscinas exteriores que se encuentran al aire libre, donde contrasta mucho la diferencia de temperatura, ya que dentro de las piscinas hace unos 38 grados, mientras que fuera hacía tan solo 8 grados, por lo que al salir de estas termas se notaba muchísimo el cambio de temperatura.
También, hay hasta doce piscinas interiores, spa y saunas, así que el tiempo se nos pasó volando probando cada piscina o relajándonos en estas aguas calientes, tanto que nos pasamos cuatro horas allí. Si tenéis tiempo durante vuestra visita a Budapest, no dudéis en probar las termas de Széchenyi, ya que, aunque hay otras repartidas por la ciudad, estas son las más grandes y famosas.
Antes de llegar al recinto, primero pasamos por la Plaza de los Héroes, que se encuentra justo al lado, otro punto de interés, en el que encontramos un enorme obelisco en su centro, que separa dos monumentos con columnas y estatuas de personajes históricos de Hungría. Además, al lado de esta plaza, vemos el Museo de Bellas Artes, uno de los más importantes de la ciudad.
Detrás de la Plaza de los Héroes, está el llamado Parque de la Ciudad. Nosotros solo pasamos por uno de sus extremos ya que íbamos en dirección a las termas que se encuentran justo al lado, y de lo poco que vimos, nos resultó un parque precioso lleno de vegetación y que está bastante concurrido y animado.
Tras salir de las termas, eran sobre las ocho de la tarde y estábamos agotados, así que volvimos en bolt al apartamento para descansar y prepararnos para nuestro siguiente día por Budapest, el cual os cuento en el próximo post, en el que también os doy algunas recomendaciones sobre restaurantes donde comer a un precio muy económico y con platos de muy buena calidad.
Galería de fotos
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