La enfermiza obsesión de Bruselas por orinar
El Manneken Pis
El Manneken Pis, que en flamenco significa «hombrecillo orinando», es una estatua de bronce de 61 cm de un niño orinando en el cuenco de una fuente. Es el querido símbolo de la ciudad de Bruselas y uno de los monumentos más conocidos del país. Representa el espíritu irónico de la ciudad» y atrae a cientos de miles de visitantes anuales. Originalmente fue construida en el siglo XV para ser usada como fuente, sin embargo, ahora está cuidadosamente protegida por una cancela. Se encuentra en la esquina de dos pequeñas calles, las cuales están repletas de tiendas de recuerdos instaladas como resultado de la estatua. Venden desde copias en miniatura hasta llaveros o copias a escala real. Personalmente, pienso que esta estatua tan poco llamativa es una de las paradas menos importantes en cualquier tour por Bruselas. No obstante, a pesar de mi opinión, es una de esas cosas que tienes que ver al visitar la ciudad y, aunque suene un poco hipócrita, he llevado a toda mi familia y amigos a verla.
Por otro lado, la historia tras la estatua – cómo y porqué se creó y el vestuario que alberga – es muy interesante.
Historia
Encontramos referencias muy antiguas al Manneken Pis que datan de mediados del siglo XV, no obstante, se le encargó una estatua de bronce para reemplazar a la original a un escultor conocido de Bruselas alrededor del 1620. La estatua tuvo un papel fundamental en la distribución de agua a la población de la ciudad.
El bombardeo de Bruselas de 1965, que arrasó la Grand-Place y cerca de un tercio de las viviendas, no destruyó la estatua de milagro. De alguna manera, evitó los 3000 proyectiles y las 1200 bombas incendiarias dirigidas a su posición por los franceses. El sistema de tuberías sí sufrió daños, lo que conllevó a su inutilidad para funcionar como fuente, pero fue reparado y puesto en funcionamiento posteriormente. Tras el bombardeo, la estatua adquirió una mayor relevancia como símbolo de Bruselas y se comenta que el pasaje bíblico sobre su cabeza fue inscrito tras el suceso.
Aparte de sufrir constantes bombardeos, también ha sufrido varios intentos de robo, algunos exitosos. Según el folclore belga, el primer robo de la estatua ocurrió en 1745 a manos de los soldados ingleses. No obstante, la encontraron al poco tiempo en Grammont (Flandes). Bruselas cedió a la ciudad una réplica del Manneken Pis como agradecimiento y todavía se puede visitar.
El segundo intento de robo ocurrió en 1747 bajo la orden de Luis XV por un grupo de granaderos franceses situados cerca de la ciudad. La población de Bruselas enfureció tanto que se reveló amenazando con vengarse. Finalmente, el rey Luis XV, para evitar disturbios, devolvió la estatua y junto a ella un vestido bordado en oro y una cruz de San Luis como gesto de arrepentimiento.
Setenta años después, se creyó que tuvo lugar un nuevo robo a manos de un fugitivo, quien rompió la estatua en 11 pedazos. Tras capturarle, la estatua fue soldada de nuevo y se le castigó duramente.
Más recientemente, los miembros de la asociación estudiantil «De Wikings», en Antwerp, robaron la estatua durante cinco días con la finalidad de recaudar fondos para dos orfanatos. Gracias a la amplia cobertura mediática del suceso, tanto nacional como internacional, se recaudaron más fondos. Los estudiantes no fueron castigados por sus hechos debido a sus buenas intenciones. Aunque yo no condono el robo, la estatua no recibió ningún daño.
Finalmente, se supone que el último robo ocurrió en 1965. La estatua desapareció pero los pies y los tobillos permanecieron en su lugar original. Tras un aviso anónimo en el Antwerp Post, la encontraron en el Canal de Charleroi y la recolocaron en su lugar.
Siendo realistas, lo más probable es que pocos de estos robos ocurrieran realmente y que estos hechos estén exagerados, pero eso lo dejo a vuestro juicio. Lo que sí es cierto es que la estatua original de bronce se encuentra en el Museo de la Ciudad de Bruselas y no en la fuente. En la fuente hay una réplica.
Historias populares en cuanto a sus comienzos
El folclore está extendido en Bélgica. Las ciudades lo usan para explicar parte de su historia y los estudiantes lo usan como elemento de unión para sus actividades en asociaciones. Existen muchas historias sobre por qué una estatua de un hombre orinando es el símbolo actual de Bruselas. Primero veremos las más interesantes –y quizás menos realistas– y terminaremos con las más probables.
Mi historia favorita dice que la estatua está dedicada a un niño que salvó Bruselas de una destrucción total. El niño se percató de que los enemigos habían escondido una cantidad enorme de pólvora bajo la ciudad y para apagarla, orinó sobre la mecha.
Otra historia narra que el niño de la estatua era el hijo de un duque. Las tropas fueron a guerra y colgaron su cuna en las ramas de un árbol para que les motivase. Mientras la batalla tenía lugar, el niño se levantaba de vez en cuando y orinaba a los enemigos. Al ganar la batalla, las tropas celebraron la victoria en Bruselas y construyeron la estatua.
Otra cuenta que el hijo de un comercial rico se perdió un día jugando en la calle. Sus padres le buscaron sin descanso y pidieron ayuda al pueblo de Bruselas en desesperación. Encontraron al niño orinando frente a un jardín tras una larga búsqueda. Entonces, el padre, ya aliviado, mandó realizar la estatua. Esta historia es quizás la más conocida por los belgas y la más contada por los guías turísticos.
Encontramos variaciones de una misma historia, con finales felices y tristes. Yo nunca las he oído. Por ejemplo, una historia narra que la estatua proviene de que una bruja maldijo a un niño a permanecer en la misma posición para siempre por haber orinado en su puerta.
La explicación más probable –y más aburrida– es que el Manneken Pis fue inspirado originalmente en los hijos de los curtidores de cuero de Bruselas de la Edad Media. Estos solían orinar en las pieles haciéndolas más elásticas. No hay manera –y nunca la habrá– de saber qué historia es cierta, así que prefiero quedarme con la del chico que salvó la ciudad.
La Orden del Manneken Pis
El Manneken Pis es una figura significativa de la historia de Bruselas tal y como vemos por todas las historias y leyendas sobre él. Es tan importante que tiene su propia Orden. Esta tiene una réplica a escala real de la estatua que echa agua y es responsable de su publicidad, su protección y su amplio vestuario. ¡Tienen hasta su propia cerveza!
La estatua lleva 23 conjuntos distintos cada año. Están diseñados para coincidir con los temas del momento o con fechas señaladas, entre los conjuntos se encuentran un traje de Santa Claus o de Mickey Mouse. Como consecuencia, la estatua contiene actualmente más de 1000 conjuntos. Estos se almacenan y se exhiben en el Garde-robe de Manneken Pis, que se encuentra bastante cerca. Líderes y gente poderosa de todo el mundo han otorgado elementos caros de trajes tradicionales que varios amantes de la moda envidiarían.
Jeanneke Pis
Por muy raro que parezca, el Manneken Pis no es la única estatua orinando de Bruselas. Existe una estatua hermana del Manneken Pis, de casi 50 cm y también hecha en bronce. La niña tiene el pelo recogido en trenzas y orina de cuclillas en una alcantarilla. Fue creada en 1985 y se encuentra en la esquina del Café Delirium, bastante popular entre los turistas.
Al contrario que su opuesto masculino, esta niña no atrae mucho la atención, así que puede hacer sus cosas tranquilamente sin que la molesten durante mucho tiempo. También hay menos historias sobre su construcción. La más popular narra que un restaurante la colocó ahí para atraer clientes por su conexión al Manneken Pis.
El Zinneke Pis
Diseñaron una estatua de un perro orinando y la colocaron cerca de la Grand-Place. Esta estatua no es una fuente como las dos anteriores y se sabe que fue creada intencionalmente por motivos de marketing, para atraer negocios a la zona ¡como si con dos estatuas orinando no bastase!
Como puedes observar, Bruselas tiene una enfermiza obsesión con las figuras que orinan ya que sienten mucho orgullo por ellas. Es una imagen un tanto diferente entre las que elegir para ser símbolo de una ciudad, pero sin embargo, el folclore que esconde es fascinante y su historia es increíble. Personalmente, siento pena por la niña que siempre estará atrapada en cuclicllas, ¡qué dolor de piernas!
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