Atomium y Parlamento Europeo

El Atomium de Bruselas

No puse alarma para el siguiente día, pero de todos modos me desperté a las 8 a. m. ya que fuera había mucho ruido. Desayuné algo gracias a los restos de la cena de la noche anterior y me preparé para mi segundo día en Bruselas. No había ventana para poder ver que tiempo hacía ese día, pero sabía que hacía bueno porque en el apartamento había bastante luz.

Salí de casa y fui a la estación de metro en el centro de la ciudad para ir hasta el aparcamiento en el que había dejado mi coche. No quería dejarlo ahí una noche más porque serían otros 18 euros, y había visto un aparcamiento enfrente de mi apartamento que era gratis los domingos. Así que llegué allí, pagué los 18 euros y volví a mi apartamento en coche, ayudándome del navegador. Afortunadamente todos seguían durmiendo, así que el aparcamiento estaba vacío cuando llegué y pude dejar el coche allí. Me dieron las 10 a. m. y entonces pude emprender mi camino hacia el Atomium. Las calles estaban en silencio y no había casi nadie paseando por allí, porque era domingo y supongo que mucha gente habría salido la noche anterior y seguirían durmiendo. Pero a mí no me importó y seguí caminando hacia la estación de metro. Como el sistema de metro en Bruselas es bastante pequeño, era fácil averiguar cómo llegar al Atomium, y después de 20 minutos en tren llegué allí. Salí de la estación y allí estaba; el Atomium. Tenía un aspecto algo raro, pero me gustó.

Tuve que andar unos 15 minutos antes de llegar al césped que estaba delante de la escultura. Quería entrar sin dudarlo, aunque hubiera un montón de gente haciendo cola para comprar las entradas y para entrar al Atomium. Pero estaba sola, tenía tiempo y hacía buen día, así que esperé. Después de 25 minutos ya tenía mi entrada, y me coloqué en la cola enfrente de la estructura. Fue aburrido tener que esperar, pero pasé el tiempo observando a la gente que estaba en la cola conmigo, y pasados unos 45 o 60 minutos, estaba en el ascensor que me llevaría a la cima del Atomium. Estaba nerviosa porque la estructura del edificio era tan especial, que no podía ni imaginarme lo que encontraría dentro.

La cima era parecida a la de la torre Eiffel; había ventanas por todas partes y tenías una vista panorámica sobre Bruselas y todo lo que la rodeaba. Hice algunas fotos e intenté ver algunos de los edificios y paisajes que ya había visto, pero desde aquella posición era complicado. Así que quise bajar para ver las demás partes; el Atomium está dividido en 8 plataformas y cada una tiene una exposición que puedes visitar.

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Antes de poder llegar a las demás plataformas hay que bajar en el ascensor de nuevo. Pero habiendo llegado al nivel del suelo estaba algo confusa, porque no había ningún tipo de señalización sobre cómo llegar a las demás plantas, y me quedé fuera. Aquello no era bueno, porque solo había una entrada; la misma que tenía la cola enorme de gente esperando al ascensor para subir a la octava planta. Me puse algo triste y no supe que hacer, porque había pagado 8 euros por la entrada y realmente quería ver las demás cosas. Finalmente encontré a un trabajador del Atomium y pude preguntarle si había otra posibilidad de subir a las demás plantas sin hacer la cola. Fue muy agradable y me abrió una de las puertas de "solo personal" para que pudiera entrar de nuevo sin tener que esperar horas.

Pude descubrir las diferentes plantas del Atomium, llenas de exposiciones interesantes, con un tema en común, la Expo, ya que había sido construido para aquella ocasión. Fue interesante ver postales viejas, pósters, imágenes de los trabajadores de la Expo de 1958, y muchas otras cosas relacionadas con la Expo de Bruselas. En otra planta se albergaba una exhibición de diseño moderno, en la que había muebles y utensilios para la vida diaria, mayoritariamente naranjas. Algunas cosas tenían una pinta bastante guay, pero era algo caro. Otra planta era un hotel para niños que podían dormir ahí en determinadas fechas del año, en unas camas muy guais; bolas flotando por encima del suelo. Me dio pena no ser ya una niña, ¡porque tenía una pinta estupenda!

El Parlamento Europeo

Las otras plantas no fueron tan interesantes pero estuvo bien; de tanto esperar me acabé cansando mucho, así que decidí salir, esta vez a propósito. Había una cafetería justo al lado del Atomium, pero estaba llena y era cara seguro, así que volví a la estación de metro para volver al centro y buscar algo para comer por allí. Porque no quería cenar o comer en restaurantes siempre sola, decidí ir a McDonald's esta vez. Normalmente no me suele gustar la comida que tienen, pero era rápido, fácil y no tan caro. Al acabar busqué la manera de llegar al Parlamento Europeo y me puse en marcha.

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Tardé 20 minutos en llegar andando al complejo en el que estaba el Parlamento. Tenía un aspecto moderno e interesante, y no podía parar de hacer fotos. Me llevó un rato caminar por toda la zona y ver todos aquellos edificios, pero finalmente pensé que ya había visto todo. Encontré un pequeño parque cerca de la entrada, y pasé un ratito ahí antes de volver para entrar al Centro de visitantes del Parlamento. Era un edificio bastante grande en el que podías aprender todo acerca de la UE y el Parlamento Europeo, totalmente gratis. Era muy nuevo, interactivo, y muy interesante, así que estuve un buen rato allí, viendo vídeos, mirando pantallas interactivas y escuchando textos informativos.

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El mundo del cómic

Al acabar estaba bastante cansada y hambrienta, así que emprendí mi camino hacia la ciudad de nuevo, y entré en un supermercado para comprar algo de comer. No me fui directamente a casa porque era mi último día en Bruselas y quería descubrir algunas tiendas de cómics y ver algo de arte callejero. Pero al rato oscureció y empezó a llover, así que me fui al apartamento, me di una ducha caliente y comí. Empecé a recoger mis cosas para así tenerlas listas la mañana siguiente y hablé con el dueño para decirle cuando me iría. Acto seguido me fui a la cama, triste por el fin del viaje pero contenta porque 4 días después iría a París a pasar 5 días allí con mi madre.

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