Canasvieiras
Otro lugar que conozco de Brasil, al cual no pudimos acudir en auto, fue Canasvieiras. Llegamos en avión al aeropuerto en marzo, temporada baja, y es por eso que nos sorprendió la cantidad de gente que había a pesar de no estar en pleno Enero (temporada alta). Lo que más me gustó del avión fue la vista que tenía hacia el mar tanto al aterrizar como al despegar, donde se veía un lago con forma de corazón:
Apenas llegamos al centro me encantó, el centro es muy grande a comparación del resto de los centros de las ciudades a las que luego fuimos como Lagoinha y Jurere.
La playa es súper grande y no tiene desagües como en la playa de Bombas y Bombinhas. Está lleno de vendedores ambulantes, los cuales venden la comida típica que venden en todas las playas (como helado, choclo, pocho los), pero además venden otro tipo de comidas en medio de la playa. Hay puestos de panchos allí, parrillas en la arena, panqueques, churros, pastelitos, etc. Fue la primera playa a la que fui en toda mi vida que tuviera tantas elecciones de comida para comprar, además de vendedores de ropa, pareos, vestidos, bikini y gorros. El agua del mar es súper cristalina, ya que es una playa situada mucho más al norte que la de Bombas.
Hay hoteles muy lindos y que suelen ofrecer sus servicios en diferentes hoteles en la misma ciudad ya que se trata de cadenas hoteleras. Eso está muy bueno para poder elegir ir a diferentes piscinas de diferentes hoteles o incluso tomar el desayuno un día en un hotel diferente aunque sólo tengas estancia en uno. Ese tipo de servicios puedes consultarlo con el mismo hotel y, como me pasó a mi, también te puede pasar a vos. Tuvimos suerte en este sentido ya que la pileta de nuestro hotel no era techada y hubo días de lluvia donde era incómodo meterse a la pileta así, y otra actividad en un lugar turístico de playa no había, además del gimnasio que brindaba el hotel. Es por eso que consultamos sobre si había algún otro hotel en cadena con el que estábamos, que tuviera piscina techada a la que podríamos acudir. De esta forma nos enteramos que tenían cadena con dos hoteles más! Es decir que podíamos ir a la piscina, gimnasio y desayuno de cualquiera de los 3 hoteles.
Cuando empezó a dejar de llover pudimos seguir disfrutando un poco más de la playa e incluso vimos que había tour en barco pirata con guía, como suele haber en casi toda la costa brasilera.
Luego empezamos a recorrer otras playas que nos habían recomendado como Jurere, donde pasamos todo un día. El agua de esta playa no era tan cristalina como la de Canasvieiras, y menos todavía como la de Lagoinha, la cual tenía el agua más cristalina de todas. El centro de Jurere era bastante chico pero muy lindo. Recomiendo mucho esta playa para pasar un día al menos. Esta playa tenía olas gigantes, las cuales viene ideal para la gente como yo que les gusta la diversión acuática de esta forma. O también para los que quieran barrenar. Pero no está tan bueno para la gente que no sabe nada, ya que son muy fuertes y una correntada en sentido contrario a la orilla puede llevarte a lo profundo, donde difícilmente podrás lograr salir sin ayuda si no sabes nadar. A pesar de que a mi me gustan mucho las olas, este tipo de olas fueron verdaderamente fuertes porque nos llegaba a tirar cuando intentábamos salir del mar o incluso nos arrastraban hacia la orilla. Ese día dentro del mar no fue para nada tranquilo.
También, como he dicho antes, fuimos a Lagoinha, la cual me sorprendió de lo tan bella que era y de su agua principalmente. La arena también era muy suave y el mar mucho más calmo que el de Jurere.
Por último quería contarles sobre la isla más importante de Brasil, la isla de Campeche, a la cual la llaman como “el caribe brasilero”. Es una isla muy bonita y súper natural.
Incluso esta isla tenía coaties (monos silvestres) que al principio me dieron miedo pero luego vi que sólo querían jugar. Estos coaties hasta llegaban a robar comida a los humanos! Fue muy divertido verlos correr con cosas robadas.
Ir hasta la isla de Campeche suele depender mucho del clima que haya, ya que los barcos no van si la marea está muy inestable, ya que las olas suelen ser muy grandes y es una hora de viaje, donde la gente se puede llegar a descomponer mucho. Por lo tanto poder conocerla o no dependerá mucho de la suerte en el clima que haya cuando vayas. Pero vale mucho la pena ir, el agua es muy cristalina y calentita. Además hay muchos puestos de comida para poder alimentarte durante el tiempo en el que estés.
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Comentarios (1 comentarios)
Sanders Batista hace 5 años
Me encanto! Hermoso lugar!