De cómo me fuí de casa y decidí no soltar más la maleta

Publicado por flag-es Mónica Gómez Calvo — hace 5 años

Blog: LOVELY LEUVEN
Etiquetas: flag-es Blog Erasmus Bilbao, Bilbao, España

Acabó de volver a casa por Navidad después de haber pasado los 3 meses más increíbles e intensos de mi vida, de ellos ha sido testigo Leuven (Lovaina en castellano o Louvain en francés), esta pequeña ciudad belga es sin duda la mejor decisión que tomé hace ya algo más de un año.

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Desde que comencé la Universidad tenía claro que me iría de Erasmus, no sabía dónde pero sabía que esa experiencia tenía que vivirla. Yo soy de Santander, una ciudad preciosa al norte de España, en la que prácticamente todos sabemos de todos y para los que tenemos ganas de ver mundo se nos queda pequeña. Así que cuando llegó 2º Bachillerato, sin saber lo qué quería estudiar (ya veis, que no suelo tener las cosas claras) decidí que haría la carrera en otra ciudad.

Bilbao, a 100 km de mi querida Santander fue mi destino, era la distancia justa para que alguien que nunca se había separado de casa más que en los viajes de estudios pudiera volver los findes en caso de crisis, mamitis, morriña,... llámese como se quiera, pero por otro lado era una ciudad totalmente distinta que suponía un gran cambio en mi vida.

Aunque en población no lo aparenta, Bilbao es una ciudad grande, como me dijo una amiga italiana cuando la llevé a verla "Bilbao parece más ciudad" (la comparaba con Santander). Y en efecto, tiene la oferta cultural, de ocio, social y universitaria que yo buscaba, y sobre todo otra mentalidad política y cultural de la que muchos hablan sin saber por ignorancia pero que resulta interesante y enriquecedor conocer en persona.

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Irte fuera del ala de papá y mamá debería ser una asignatura obligatoria, hay una Mónica de antes y otra Mónica de despúes de aquel septiembre de 2012 que llegó a vivir al Colegio Mayor de Deusto, no creo que sea una persona distinta pero sí más rica, más abierta, más grande de mente, de experiencias, con ganas de vivir, de seguir aprendiendo y experimentar, de conocer y relacionarme.

En Bilbao he aprendido no solo 3 años de carrera de Derecho Económico, he aprendido a vivir y a descubrir que soy capaz de sobrevivir sin tener a mis padrs 24/7, que si necesito un boli para un examen no le diré a mi padre que baje a buscarlo sino que tendré que vestirme y aunque truene y diluvie bajaré a comprarlo o que si necesito imprimir, no se lo mandaré a mi madre al trabajo sino que me tocará esperar la cola de la copistería. He perdido el miedo a la vitrocerámica y a la aspiradora, me he acostumbrado a coger el metro sola y a andar 30 minutos a las 7 de la mañana para ir a la Universidad. En definitiva me he convertido en una mujer independiente sin miedo a nada que no me pongo límites, porque para eso ya están los demás.

De cómo me fuí de casa y decidí no soltar más la maleta

Pero también he aprendido, cómo no, a mezclar kalimotxo (no te fíes de quien lo escriba sin K y TX), y en las mejores farras agua de valencia y kendal, porque eso sí para qué engañarme, los septiembres que yo me he pegado en Bilbao han sido épicos tanto de novata, como de novata, como de superveterana (todo esto jerga del Colegio Mayor, no os asustéis).

Siempre diré que Bilbao no tiene un gran ambiente universitario, en algo tenía que fallar, no se puede comparar al ambiente de las universidades de Castilla y León, eso es otro nivel, pero si tienes la suerte de quedarte en Colegio Mayor y que sea el de Deusto, no tendrás ninguna envidia.

Con una experiencia tan buena fuera de casa cómo no iba a querer repetir e irme de Erasmus. En primero como buena soñadora fantaseé con París, oh la cité de l'amour, sabía francés pero no lo suficiente así que ese año me apunté a un curso anual y me saqué el B1, en segundo dejé aparcado el francés y cada vez más la idea de París, lo caro que es allí la vida y el ser una ciudad tan grande y tan poco manejable (todo esto influencias maternas, yo seguía soñando) y me planteé Estrasburgo, ciudad de cuento a caballo entre Francia y Alemania y sede del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Pero a principios de tercero, aunque me había pasado un mes de verano en Francia, no me sentía con la suficiente confianza para cursar asignaturas de Derecho en francés además que la oferta no era muy atractiva, así que con todo el dolor de mi corazón descarté el país galo.

Mi siguiente opción y ya definitiva fue Lovaina, ciudad del centro de Bélgica, a escasos 20 minutos de la capital europea, Bruselas, de habla flamenca pero con una oferta educativa que yo buscaba (asignaturas de derecho europeo en su mayoría) y en inglés, además el ambiente universitario se adivinaba espectacular.

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¿Cómo no iba a quereer irme a una ciudad a la que se conocía como "la Salamanca europea"?


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