Bilbao, una ciudad con historia

El último día que pasamos en Bilbao decidimos aprovecharlo al máximo. Nuestro autobús saldría sobre las siete de la tarde y tendríamos que recoger todo lo del albergue. Queríamos visitar el mayor número de cosas posibles durante la mañana.

Nos centramos sobre todo en ver el Casco Viejo muy vinculado al rico comercio de la Ría de Bilbao, aunque en sus orígenes los primeros habitantes se dedicaban sobre todo al cultivo y la pesca.

Cuando la ciudad prosperó gracias a las vías de comercio apareció una división clara entre los habitantes de la margen izquierda, que era la zona minera; y los de la margen derecha que era la zona mercantil y portuaria. En la época medieval se rodeó la ciudad con una muralla para que estuviese defendida, aunque cuando la población aumentó, ésta se tuvo que derribar para dar paso a nuevos barrios.

Se conservan las casas antiguas, en sus fachadas se pueden ver las galerías de madera a veces pintadas de colores como rojo o verde. Me parecieron muy bonitas, muy clásicas. La zona industrial tenía todavía actividad y mantenía algunos de los edificios más antiguos.

Primero fuimos a Bilbao La Vieja, andamos por algunas de sus calles y fuimos a parar al Puente de San Antón. Desde ahí hicimos fotos y nos reunimos en torno a la Iglesia de San Antón, en uno de los extremos del puente. Vimos un poco esa iglesia y luego nos explicaron el Mercado de la Ribera pero no entramos porque estaba cerrado.

Luego caminamos hasta la Catedral de Santiago de Bilbao por una de Las Siete Calles. Nos reunimos junto a su entrada mientras hablábamos de su fachada y analizábamos su estilo. La plaza en la que nos encontrábamos era muy bonita.

Más tarde fuimos a la Plaza Berria, era un día soleado, había puestecitos de libros antiguos a precios muy bajos. Todos los bilbaínos habían salido a pasar la mañana y a disfrutar del efímero sol. Decidimos sentarnos en la plaza y tomar algo para comer.

Caminamos junto a la orilla de la ría en la zona más nueva de la ciudad, vimos por fuera distintos edificios que nuestro profesor nos fue explicando e incluso cruzamos al otro lado por un puente del arquitecto Calatrava.

Por la tarde nos alejamos mucho de la ciudad de Bilbao para ver el puente colgante, su nombre es Puente de Vizcaya y se ha declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. Fue construido a finales del siglo XIX. Es un puente transbordador, grande y rojo. Como una entrada a la Ría de Bilbao. Nos subimos y pasamos al otro lado, la cabina era muy grande y colgaba sobre el mar.

A la vuelta paramos en Baracaldo y visitamos el Bilbao Exhibition Centre. Lo vimos por dentro y aquí también fuimos los únicos visitantes, estábamos solos.

El edificio era peculiar desde el exterior, tenía una zona muy alta y destacaba mucho. Pero una vez dentro vimos que era mucho más extenso en su parte inferior.

Tras realizar esta última visita ya nos quedaba poco tiempo, volvimos a Bilbao y nos preparamos para el viaje de vuelta. En el autobús íbamos dormidísimos pero contentos de haber aprovechado tanto ese último día.

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