Descubriendo Berlín (2/4)
Monumentos destacados y visitas guiadas
Dejando a un lado el tema de los billetes, desplazamientos y "perversos revisores", sobre lo que ya hablé en la entrada anterior; empezaré a hablaros de lo que fue nuestra verdadera experiencia en Berlín.
El comienzo de nuestra aventura arrancó de una forma poco usual: un examen. Así es, cuando reservamos el vuelo y ya teníamos todo dispuesto para el viaje, recordé que tenía un examen pendiente de hacer y, al revisar la fecha, caí en que mi primer día de estancia en Alemania iba a empezar de la peor forma posible a las 9 h de la mañana. Se trataba de un examen de la UNED, para lo cual tenía que desplazarme a la Embajada de España en Berlín.
Como siempre hay que buscar el punto positivo a las cosas, justo delante de la embajada se halla uno de los lugares con mayor encanto de la ciudad: el parque, hay quien lo denomina bosque, Tiergarten (estación Tiergarten), frente a la Puerta de Brandeburgo. Este enorme pulmón verde, cuyo espacio fue un antiguo coto de caza para el disfrute de la flor y nata de la ciudad, significa para los berlineses lo mismo que el Central Park para los neoyorquinos. A mí me sirvió para reponerme del tormentoso examen que acababa de hacer, una experiencia casi traumática cuando estás de vacaciones; por cierto, días más tarde supe que... ¡estaba aprobada!
Por cierto, ¿sabíais que en el Tiergarten hay una zona para nudistas? Nosotros no la vimos (tampoco la buscamos), pero según nos comentaron es un lugar muy concurrido en días de sol. Y es que en Berlín, no hay cosas imposibles.
Uno de los rincones de Tiergarten
Explorando el paisaje llegamos, por casualidad, al Zoo de Berlín (estacion Zoologischer Garten) y, un poco más adelante, a una zona llena de tiendas (estación Kurfürstenstraße). Se trata de una calle comercial muy concurrida del centro oeste de Berlín (Ku'damm) de la que destacaré dos iglesias: la Iglesia del Kaiser Guillermo, que, tras los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, quedó prácticamente en ruinas y hubo de ser reconstruida; y la moderna Iglesia Nueva. Esta última, aunque resulta bastante oscura y sobria a primera vista, cuenta en su interior con unas vidrieras azules que hacen de la sala un espacio verdaderamente sorprendente y bello.
Interior de la Iglesia Nueva
Ese mismo día, por la tarde, optamos por hacer un tour guiado buscando un primer acercamiento general a la ciudad, para ver los monumentos y espacios más representativos de Berlín. El tour era gratuito (al final de la visita, cada participante le paga al guía una cantidad X de dinero voluntariamente, valorando así, de forma individual, la calidad del tour); nosotros somos defensores a ultranza de esta forma de conocer las ciudades a grandes rasgos; en primer lugar, porque es un modo de ganarse la vida y son muchas las personas que se dedican a ello, algunas incluso a kilómetros de casa. Después, porque suele ser una buena opción para introducirse, en poco tiempo, en la historia del lugar en cuestión. Una vez que conoces lo esencial, puedes profundizar en lo que te parezca más interesante y el mapa turístico se hace más útil.
El punto de partida era la Puerta de Brandeburgo (estación Brandenburger Tor). Desde allí, se recorren distintas plazas y calles, aunque os hablaré de dos lugares en concreto.
Puerta de Brandeburgo
En primer lugar, el emblemático Memorial del Holocausto, tan controvertido por su construcción y las empresas partícipes en ella. El monumento está dedicado a la memoria de las víctimas del régimen nazi; no encuentro mejor palabra que "angustia" para expresar la sensación que transmite el conjunto de bloques de hormigón de los que está compuesto, cuando pasas entre ellos. Hay más de dos mil setecientos bloques, de distinta altura pero igual de anchos, que conforman una especie de laberinto sobre un suelo desnivelado; el espacio resulta un tanto agobiante.
En la zona hay siempre uno o dos policías, que vigilan el monumento, evitando así que los visitantes trepen o salten de una parte a otra.
Monumento al Holocausto
Por otro lado, aunque nada tenga que ver, un lugar muy especial que recuerdo con cierta frecuencia porque me llamó mucho la atención y me pareció una auténtica delicia: la tienda de chocolates Fassbender & Rausch (estación Stadtmitte), en la que se encuentran objetos y monumentos hechos en chocolate, como un barco, el Reichstag (Parlamento) o la Puerta de Brandeburgo. ¡Y tienen tanta variedad de chocolates... ñam, ñam!
Reichstag de chocolate
Iglesias en Ku’Damm de chocolate y galleta
Tras el atracón de cacao decidimos pasarnos por la famosa Alexanderplatz y, sin ánimo de ofender a nadie, la verdad es que no me gustó en absoluto. Es cierto que tenía mucho ambiente, pero me pareció bastante sucia y caótica. A escasos metros está la popular área Nikolaiviertel, donde no solo hay infinidad de sitios para comer o tomar algo; el barrio fue casi devastado durante la II Guerra Mundial y, en su reconstrucción, se intentó mantener la estética de lo que fue, con lo que es una curiosa zona que parece transportarte al Medievo. Y es curiosa también porque choca encontrarte justo allí un Museo del cáñamo (Hanf Museum Berlin).
Al día siguiente nos apuntamos a un tour guiado temático para saber más acerca de la historia del Muro de Berlín y sobre la Guerra Fría; este tour también era gratuito. Además de visitar el Muro (estación Bernauer straße), el guía nos llevó a la East Side Gallery (estación Ostbahnhof o Warschauer Straße). Dado que estos lugares están alejados entre sí, hay que desplazarse en metro.
Parte de lo que queda del Muro de Berlín
Muro de Berlín y torre de vigilancia
Parte de la East Side Gallery
Mural representando el célebre beso entre Honecker y Breznev, East Side Gallery
Otro tour temático, esta dez de pago, del que disfrutamos inmensamente fue el del Tercer Reich; para hacer el recorrido era preciso desplazarse en transporte público. Pagamos unos 12 € y mereció totalmente la pena. Estuvimos en lugares como la Columna de la Victoria (estación Tiergarten o Hansplatz), el Monumento de Guerra Soviético (estación Treptower Park o Plänterwald) y el Parlamento o Reichstag (estación Bundestag). El último punto de la visita, al que dedicamos toda la tarde, fue la Topografía del Terror (estación Kochstraße o Anhalter Bahnhof); este museo es gratuito y resulta increíblemente interesante; cuenta con fotografías, fichas, testimonios y diversos documentos sobre el ascenso de Hitler al poder y las consecuencias, un auténtico despliegue de recopilación de material y espeluznante información.
También asistimos a un tour subterráneo (Berliner Unterwelten; estación Gesundbrunnen), el cual recomiendo sin dudarlo. Se trata de una ruta subterránea por la ciudad visitando, entre otros sitios, refugios antiaéreos, búnkers y estaciones de metro. Existen varios itinerarios y, aunque nosotros solo hicimos uno de ellos, estoy segura de que todos merecen la pena. El precio de las visitas oscila entre los 10 y 15 €, según el tour escogido y los descuentos aplicados (hay descuentos para estudiantes o grupos, por ejemplo).
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- Italiano: Alla scoperta di Berlino (2/4)
- English: Exploring Berlin (2 of 4)
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