Bari-Livorno

Hoy ha sido el primer día que he ido al Stadio San Nicola a presenciar un partido del FC Bari 1908, equipo que actualmente milita en la Serie B italiana. Era un partido importante, puesto que el Bari se encontraba tercero en la clasificación, y su rival en el partido de hoy, el Livorno, sexto.

Ya en los alrededores del estadio se respiraba ambiente de partido grande, con una gran cantidad de gente allí desde dos horas antes de que empezara el encuentro, bebiendo las típicas Peronis (la cerveza de aquí) y una especie de licor café muy concurrido en el prepartido.

Estábamos situados en la Curva Nord, que es la grada de los ultras, con más animación y más ambiente de todo el estadio. Ya desde antes de que empezara el partido, toda la grada estaba cantando los cánticos clásicos del equipo, y el colofón llegó poco antes del pitido inicial: todos bufanda en alto cantando el himno del equipo al unísono. Se nota que es una afición, entregada, y más aún con el buen plantel que tiene y lo bien que le va en la liga.

En lo futbolístico, la primera media hora de partido fue más bien sosa, sin apenas ocasiones por parte de ningún equipo, estando ambos tanteándose. A partir de la media hora el dominio del Bari se hizo patente, llevando todo el peso del juego, y llegando a tener cuatro ocasiones claras para adelantarse antes del descanso. Incluso llegaron a estrellar balones en el palo, pero no hubo suerte y el partido se fue al descanso con un injusto 0-0. Se veía a la afición contenta por el juego del equipo, pero decepcionada por no haber podido encontrar el gol.

En la reanudación el Bari tomó el mando absoluto del partido, avasallando al Livorno y obligándole a cerrarse en su campo. Solo era cuestión de tiempo, pero bien el portero, bien la madera, impedían al equipo local adelantarse. Todo el estadio empujaba al equipo, sin dejar de cantar un solo instante, y se convirtió en una auténtica caldera cuando el defensa central del Livorno fue expulsado.

El control del partido era absoluto para el Bari, pero el premio del gol no acababa de llegar. Pareció que se torcía cuando uno de sus mediocampistas fue expulsado, momento en el que el Livorno dispuso de sus dos mejores ocasiones, aunque no llevaron excesivo peligro.

Con el partido llegando al final, apareció Maniero, el héroe de la noche. Recibió un pase en el área, se revolvió evitando a su defensa y cruzó el balón, poniendo el 1-0 en el minuto 87. El estadio estalló y la locura se apoderó de la Curva Nord, donde la gente en ningún momento dejó de animar, y vio recompensada su entrega. Los últimos minutos fueron una tensa calma, en la que el Bari no sufrió pero se sabía que cualquier cosa podía suceder. Finalmente, el Bari se aúpa a la segunda posición de la tabla gracias a su victoria por 1-0.

Al final del partido, los jugadores se acercaron a la Curva Nord para agradecer a la afición la entrega y el ánimo durante todo el partido. Bari en nuestro corazón.