En el corazón de Barcelona (4)
Cuando escribí que el artículo anterior acababa en Plaza de la Seu, en realidad no estaba totalmente en lo cierto. De hecho, aunque desde el final del Carrer de la Plla se puede apreciar la catedral, decidí pasarla por alto de momento. Una vez atravesada Plaza Nova, giré hacia el Carrer del Bisbe, la callejuela deja paso a las dos torres impresionantes que se ven con claridad desde la plaza. Después de caminar unos cuantos metros entre los enormes muros de Palau Episcopal y Casa de l'Ardiaca, giré de nuevo, esta vez camino al corazón de Ciutat Vella.
Para ser exactos, me dirijo hacia Plaza de Sant Felip Neri, una pequeña plaza, cuya tranquilidad y ambiente tan característico me enamoraron. De hecho, el aire estaba impregnado del delicado aroma del incienso, mientras que un pequeño grupo de admiradores se han reunido alrededor de una joven músico callejero, que está lista para que su show dé comienzo. El sitio es tan encantador, que puede que pases por alto la placa conmemorativa que hay en la fachada de la iglesia de Sant Felip Neri. Esta placa está en honor a las víctimas de un ataque aéreo que ocurrió en 1938 a a manos de las tropas de Franco. La mayoría de las víctimas fueron niños. Sin embargo, mi mente estaba tranquila, sumida en la agradable melodía de los músicos y continué mi viaje dejando la plaza en el lado contrario y girando a la derecha hacia Baixada de Santa Eulalia.
Tras unos cuantos metros de bajada suave (de donde es muy probable que venga el llamativo nombre de Baixada), llego hasta un pequeño cruce de calles estrechas, coronado por una estatua igual de pequeña, aunque merece la pena pararse a observarla un momento. De hecho, se trata nada más y nada menos que de la santa patrona de la ciudad, Santa Eulalia, representada en esta estatua. Al girar a la izquierda hacia Carrer de Sant Domenec del Call, entro en una las zonas más interesantes de Barcelona, el antiguo barrio judío (que además se llama así). Los oscuros y estrechos callejones, los diminutos restaurantes cuya entrada hay que descubrir y la pintoresca boutique hacen de Call un sitio único.
La zona que se corresponde con el antiguo gueto es bastante reducida; se encuentra entre el Carrer del Call, Carrer dels Banys Nous y el Carrer de Sant Honorat. La mejor forma de descubrirla es deambular por las calles dejándote guiar por tu propia inspiración. Lo hagas como lo hagas, podrías visitar el Centre d'Interpretaciò del Call (Placeta de Manuel Ribé), donde encontrarás más información sobre esta zona. De cualquier forma, no podéis pasar por alto la joya del gueto, la antigua sinagoga que se descubrió en 1996, año en que un argentino encontró sus restos medievales en una tienda normal y corriente que acaba de comprar. Si no paras para hacerle una visita (el sitio acaba de recuperar su función original), al menos, puedes parar a echarle un vistazo.
Continúo con nuestro itinerario desde Carrer del Call y me dirijo al norte, hacia la Plaza de Sant Jaume, el núcleo de la ciudad desde que los romanos construyeron allí el foro de la antigua Barcino. Aunque no es tan original como otras plazas, alberga una serie de edificios que merece la pena destacar, sobre todo el Palau de la Generalitat y el Ajuntament, que están a mano izquierda y derecha respectivamente si vienes desde el Carrer del Call. Ninguno de los parecen especialmente atractivos. Lo más interesante de la plaza es probablemente es el Palau Centelles, del siglo XV, que está en la contigua plaza de Sant Miquel.
Olvidándome de cualquier posibilidad de desvío, fui por el Carrer de la Ciutat, que empieza justo en la parte izquierda del Ajuntament. De esta forma, puedo contemplar la única parte del palacio que conserva la estructura gótica original (no en vano, es sin duda la parte más interesante). Unos metros más tarde, giro a la izquierda en dirección a la Esglesia dels Sants Just i Pastor, cuyo original campanario anuncia la impresionante presencia de esta iglesia. Por último, llego a una pequeña plaza desde la que se puede contemplar el estilo gótico de esta iglesia, que data del siglo XIV, en todo su esplendor. También es muy interesante conocer un par de anécdotas sobre este lugar. En primer lugar, es curioso que algunas de las escenas de la película "El Perfume: historia de un asesino", se rodó aquí en el año 2006, mientras más de 80 años antes, nada más y nada menos que Antonio Gaudí fue arrestado frente a esta iglesia. Iba a la Santa Misa y se negó a hablarle a los policías en castellano. Tras pasar un día en prisión, fue puesto en libertad porque un amigo pagó la fianza.
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