Catedral de Barcelona- Seu: Tradición viva a las puertas de La catedral de Barcelona.
¡Hola de nuevo valientes y aventureros/as!
Continuando con mi visita por Barcelona, en este post os voy a hablar del maravilloso paseo por la zona de la catedral de la Santa Cruz y alrededores, y de los espectáculos en vivo de los cuales pude disfrutar en la plaza del Seu durante mi visita, que sin duda fueron un golpe de suerte.
Catedral del Seu, Barcelona.
Retomando el paseo desde nuestra visita al parque de la Ciudadella y continuando por carrer de la Princesa, a 10 minutos andando encontraréis esta maravillosa Catedral, que sin duda cobra un aspecto diferente durante la noche gracias a su iluminación.
Esta catedral gótica, estilo arquitectónico reconocible en sus arcos apuntados, ventanales de cristal, pináculos en su parte superior y una parte central de mayor altura que las torres que la acompañan, data del siglo XIII y fue construida sobre la antigua catedral de estilo románico, aunque la fachada de esta catedral es algo más moderna, habiendo finalizado su construcción en el siglo XIX.
Además, cuenta con el gran reconocimiento de haber sido nombrada monumento histórico- artístico en el año 1929.
Este imponente edificio destaca en cuanto uno dobla la esquina y lo encuentra de frente, pues a nadie se le pueden pasar desapercibidos sus 90 metros de altura.
Como os mencionaba al comienzo del post, mi gran sorpresa al llegar caminando hasta este lugar fue encontrarme a un centenar de personas de todas las edades, con una sonrisa de oreja a oreja y agarradas de la mano, formando un gran circulo y realizando una coreografía perfecta, acompañados de la música de una orquesta que se encontraba situada en las escaleras para acceder a la explanada donde se encuentra la iglesia.
Este grupo de personas me estaban regalando un momento de cultura y tradición inesperado, pues lo que estaban bailando eran sardanas, que para los que no las conozcáis, las sardanas son un símbolo de tradición en cataluña y se bailan en circulo, mirando todos hacia el centro y con la particularidad de que los brazos se suelen colocar extendidos hacia arriba, un canto y baile a la vida y a la festividad.
Dando un rodeo por la plaza del Seu, donde este grupo de artistas mostraban sus habilidades de baile, nos colocamos detrás de la orquesta para poder tener una perspectiva de aquel momento mucho más amplia, y yo que soy tan curiosa pues, tuve que ojear entre las partituras de la banda, entre varios trompetistas que se encontraban muy concentrados en ejecutar sus notas escritar en partituras que se encontraban iluminadas por una pequeña luz de led enganchada en la parte superior del papel.
Me hubiera gustado saber si este evento se realiza de forma frecuente o fue algo totalmente espontáneo, pues siguiendo con las sorpresas durante nuestro paseo aquella noche, en una de las callejuelas en la parte trasera de la catedral nos topamos con otro grupo de personas que deleitaban a los visitantes con música de ópera.
Los únicos elementos que utilizaban eran un altavoz donde sonaba una instrumental y sus voces, que eran increibles, sacadas de un musical totalmente. Y es que además, el grupo de personas que realizaban esta actividad comprendían edades superiores a los 50 años y se les veía encantados con los aplausos de los espectadores que se habían detenido durante su actuación.
Me quedé sin palabras, pues en menos de 30 minutos habia presenciado dos espectáculos musicales sin haberlo comido ni bebido, pero supongo que esto formará parte de la magia con la que cuenta Barcelona, y por eso tantas personas hablan de esta ciudad como un lugar donde nunca dejarás de encontrarte sorpresas.
Y la siguiente sorpresa la encontramos caminando por la calle del Obispo, desde la catedral en dirección a la plaza de San Jaime, donde se encuentra el ayuntamiento.
Esta construcción de estilo arquitectónico perteneciente el neogótico, se llama Pont del Bisbe, puente del obispo, y fue construido en 1928 por el arquitecto Joan Rubió i Bellver, y como todo punto turístico tiene su historia detrás. Su construcción estaba destinada a ser un paso elevado hacia el edificio del Palacio de la Generalidad, pero como de leyendas está llena el mundo, para los seres mundanos y de a pie, este puente tiene otro sentido.
Cuando paséis por debajo del puente podréis observar una calavera con una daga que la atraviesa y cuentan que si esta daga se retira de la calavera, toda la ciudad de Barcelona quedará destruida por el cese de los cimientos de los edificios... Cuánto poder para un solo elemento, ¿no?
De todos modos lo que a mi me fascina de esta construcción son sus detalles, me encanta la diferencia de tamaño entre la ventana central y las dos que se encuentran a los lados, así como el hecho de que este puente arqueado se encuentre en el aire, siendo un punto de conexión entre dos edificios diferentes. Quién le iba a decir a su creador que este puente iba a tener tanta repercusión y que la mayor afluencia de personas que lo recorrerían lo harían desde abajo.
Para terminar nuestro paseo nocturno a lo largo de Rambla de Catalunya, fuimos a saciar nuestro apetito en un restaurante muy conocido: Cervecería Catalana.
Este restaurante, especializado en tapas, cuenta con varias salas. En la entrada al restaurante encontraréis dos barras con expositores con las tapas de las que disponen y banquetas para sentaros, así como ganchos bajo la barra, lo cual me pareció un detalle muy curioso a la par que práctico, para poder dejar los bolsos o abrigos.
Al llegar tendréis que reservar una mesa según el número de personas que seáis, y dependiendo de la disponibilidad y la gente que ese día haya decidido acudir al restaurante, tendréis que esperar. Nosotros esperamos durante unos 15 minutos, mientras tanto disfrutamos de una cerveza en la barra.
Uno de los aspectos que me sorprendió de este restaurante es su horario de apertura, desde las 9 de la mañana hasta la 1 de la madrugada... Vamos, que tienen casi el monopolio gastronómico de la zona, pues además ofrecen servicio a domicilio.
Tras disfrutar de una tapa de patatas bravas por 3'95€, una ración de huevos con patatas a los que laman "cabreaos", una ensalada griega con queso y tomate y algunos montaditos más, llegó el momento de los postres, ese crucial momento en el que tienes que elegir entre las recetas más deliciosas y sofisticadas.
Como podéis ver en la imagen, mis amigos compartieron decisión y se decantaron por esa torrija rellena de crema catalana, que sin duda, a primera vista ya resulta llamativa, pues las torrijas que he probado durante toda mi vida han sido un pedazo de pan servido en horizontal.
Yo decidí probar el milhojas de frutos rojos y crema, pues el hojaldre es uno de los ingredientes de la repostería que más me fustan, y combinado con sabores ácidos y dulces va muy bien.
Creo recordar que ambos postres rondaban entre los 3'95 y 4'95€.
Y con esta reseña gastronómica sobre la cervecería catalana termina el post sobre mi experiencia paseando por Barcelona durante el primer día de mi visita, espero que os haya gustado y que os sirva de ayuda y también despierte vuestra curiosidad para conocer las maravillas de esta ciudad.
¡Un saludo y a disfrutar de los rincones de Barcelona y sus espectáculos callejeros inesperados!
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