Descubriendo Tibidabo
Barcelona es verdaderamente una ciudad espaciosa, diría incluso gigantesca, teniendo en cuenta su superficie, sus playas extendidas a lo largo de kilómetros y kilómetros y los diferentes lugares a donde podemos llegar gracias a los diferentes medios de transporte que nos ofrece la ciudad.
Tibidabo es una colina que se encuentra en Barcelona, y nos ofrece probablemente la vista más mágico ay maravillosa jamás vista, ya que la altura de esta magnífica montaña permite ver toda Barcelona desde lo alto.
Es una gran experiencia. Realmente vale la pena visitar este lugar mágico. Es por eso que, junto con mis amigos, decidí visitar el Tibidabo, donde se encuentra también un gigantesco parque de atracciones llamado "Tibidabo Amusement Parc", donde los más pequeños, pero incluso los adultos, encuentran su serenidad y su espíritu juguetón y aventurero.
1. Cómo llegar al monte Tibidabo
En primer lugar, con el objetivo de llegar a Tibidabo, es interesante conocer las diferentes opciones. Existen dos formas diferentes y cada uno puede elegir el medio que más le convenga y el más adecuado según la situación.
- La primera de las formas es el autobús.
Lo más rápido y lo más eficaz es ir a hasta la plaza de Cataluña para coger allí el bus que se llama Tibidabo 1 o bien Tibidabo 2. Estos buses nos permiten ir directamente hasta el alto de la montaña.
Junto con mis amigos, decidimos coger el autobús como medio de transporte, ya que es más seguro y más rápido. Sin embargo, estos buses no están disponibles todos los días, ya que solo podemos disponer de ellos el fin de semana, es decir, sábado y domingo. El resto de los días estamos obligados a buscar una alternativa, ya que no podemos encontrar estos autobuses.
Por un lado, estos autobuses permiten una experiencia única ya que pasan a través de toda la ciudad, a lo largo y ancho, por lo que podemos ver los diferentes y pintorescos monumentos. Por otra parte, cuando llegamos a la montaña, nos maravillamos por el espectacular paisaje que veíamos ante nuestros ojos: la playa a lo lejos con los diferentes edificios construidos con una arquitectura conservada y magnífica, los edificios de "alto standidng" así como los centros comerciales... en fin, todo era increíblemente bonito. Y, a medida que avanzaba en su recorrido, el autobús daba vueltas en tono a la montaña con el fin de llegar hasta lo más alto. Ya en este momento, podíamos observar desde el autobús, una inmensa estatua de Jesucristo, en lo alto de la montaña. Se trataba de una iglesia construida exactamente delante del parque Tibidabo y que parecía realmente preciosa a lo lejos. Aun no lo sabíamos, pero estábamos a punto de descubrir más en profundidad las diferentes áreas del parque más conocido de Barcelona, a pesar del calor que acostumbra hacer en agosto. Estábamos dispuestos a todo para divertirnos al máximo.
- La segunda forma que podemos utilizar para llegar hasta la cima de la montaña es el funicular.
Primero, podemos tomar el tren de nuevo, desde la plaza de Catalunya y después el funicular, que permite una ascensión hasta la cima de la montaña. Este medio de transporte está a nuestra disposición todos los días de la semana y permite un descubrimiento más profundo del interior de la ciudad. En efecto, el funicular se coge al pie de la montaña Tibidao y permite una ascensión a todo el interior del denso bosque que constituye la vista espectacular.
La ventaja del funicular, es que nos deja descubrir la otra cara de Barcelona un poco escondida al público, pero permite una experiencia única de ver el encanto de la naturaleza y del frondoso y verde bosque. Si tenemos un día de suerte, podemos cruzarnos con ciertos animales como ardillas, conejos o pájaros salvajes.
Esta experiencia de absoluto descubrimiento en medio de la naturaleza (aun estando en medio de la ciudad) proporciona una sensación de completo bienestar y una perfecta alternativa para escaparse del estrés del día a día y de la vida cotidiana. Es una escapatoria de todos los problemas que nos permite una absoluta desconexión.
Podemos entonces optar por este medio de transporte, a fin de ver la naturaleza más profundamente y evadirse en un espectacular paisaje en medio de la ciudad.
2. La Iglesia del Tibidabo
Una vez llegados a la cima de la montaña, nos encontramos ante una iglesia que se ubicaba, de hecho, justo delante del parque de atracciones. Una vez allí delante, nos llamó la atención cómo aun actualmente, la piedra antigua se conservaba incluso a pesar del correr de los años. Además, existe la opción de subir una escalera, que permite tener una vista panorámica espectacular de Barcelona, con la estatua de Jesucristo en todo lo alto, donde podíamos ver sus manos abiertas como dando la bienvenida a las vistas de Barcelona.
Eso me hizo recordar, por su similitud, las vistas panorámicas de Lisboa, cuando vemos su gran puente rojo atravesando parte de la ciudad por encima del río Tajo. Es allí donde se encuentra también la estatua de Jesucristo, enorme, preciosa y de brazos abiertos hacia el horizonte. Desde aquí, de nuevo tenemos esa sensación de total desconexión ante una vista panorámica de la ciudad, realmente espectacular.
Cerca de la iglesia, encontré también una tienda de recuerdos cuya arquitectura es también destacable, por cierto, donde comprar algunas y preciosas figuritas como recuerdo de la ciudad, y preciosas postales de recuerdo.
El parque de atracciones de Tibidabo
La entrada al parque no es muy cara para las estupendas atracciones que hay al interior, tanto para los pequeños como para los grandes, las cuales permiten pasar momentos verdaderamente intensos de placer y de felicidad. Recomiendo encarecidamente la visita a este parque si estáis de visita por Barcelona, al menos una vez, ya que, en mi opinión, es estupendo.
Nosotros estuvimos exactamente en el momento de la puesta de sol, lo que fue aún más maravilloso. Vimos de lejos como el sol descendía poco a poco hasta desaparecer. Una vista panorámica que nos a embaucó, literalmente: colores rosas combinando con el azul del cielo, y algunos toques de violeta, para dibujar un paisaje precioso a lo lejos.
Descubriendo las atracciones del parque Tibidabo
Una vez delante del parque de atracciones, hasta donde podemos llegar a pie ya que se encuentra justo en frente de la iglesia, hemos comprado las entradas, que costaban 28 euros por persona.
El parque está constituido por siete partes diferentes, donde alberga múltiples atracciones para los más pequeños, pero también para los grandes, todo el mundo puede divertirse aquí, lo que es una gran ventaja, incluso si se quiere viajar en familia.
La primera atracción que hemos probado fue la gran noria que gira sobre si misma. Elegimos nuestros asientos y enseguida la rueda comenzó a girar con una velocidad media; nos encontrábamos entre cielo y tierra, y justo encima, podíamos ver una pendiente bastante abrupta, llena de arbustos, lo que proporciona a esta atracción un matiz aún más peligroso, lo que hace disparar en nuestro organismo un pico de adrenalina. Pasamos un momento verdaderamente intenso ante un paisaje espectacular. Uno de mis amigos tenía un poco de miedo ya que se sentía un poco en peligro, pues las cabinas de la atracción donde estábamos alojados, hacia movimientos de vaivén en el aire y, aún para más vértigo, el viento era bastante fuerte cuando estábamos en las alturas. Sin embargo, para mí fue una sensación estupenda, como lo será para los amantes de las sensaciones fuertes.
A continuación, la segunda que intentamos fue la de los coches de choque. Un juego que todos conocemos bastante bien. Son coches que se chocan entre sí, unos con otros, en movimientos toscos, pero siempre entre risas y alegría. Como nunca había conducido un coche, esta atracción me proporcionó sensaciones fuertes al mismo tiempo que grandes dosis de entusiasmo. Entre los miembros de nuestro grupo, intentábamos buscarnos para chocar los unos con los otros.
Mis amigos querían continuar con la tarde de emociones fuertes. Entonces, optamos por una atracción magnífica que había querido probar desde hace mucho tiempo. Era una especie de árbol que sea abre sobre la marcha y que se gira sobre sí mismo. Al mismo tiempo, se eleva en lo alto y los pasajeros tenemos realmente la sensación de poder volar. Fue aquí donde realmente sentí, de golpe, una sensación de vértigo, ante lo cual, tuve la reacción de cerrar mis ojos. Justo en ese momento, sentí mi cuerpo volar como un pequeño pájaro, y todos mis sentidos se liberaron como una sensación extraña, de miedo y de adrenalina a la vez.
Al mismo tiempo que estábamos exaltados por la mezcla de emociones, podíamos también disfrutar de un delicioso helado de vainilla y pistacho. Pero si no sois de helados, también pueden comprarse pastas saladas, patatas fritos o helados de diferentes sabores. El parque también está equipado de un restaurante y de cafeterías con terrazas, y múltiples puestos ambulantes, lo que todo en conjunto proporciona una atmósfera festiva, con canciones españoles todo el tiempo, recreando un ambiente de bienestar, de aventura y descubrimiento.
Después del tentempié, rápido quisimos seguir con nuestra tarde de aventuras. Probamos otra atracción, el barco pirata, rodeado de agua por todas partes. El barco asciende una pendiente y después, sin casi darte cuenta, desciende de golpe esa misma pendiente, tirándose de pleno al agua, dejándonos a todos empapados. Estábamos mojados, pero, aun así, la sensación era realmente genial. Todo este conjunto de emociones me ha hecho realmente disfrutar de esta visita al parque de atracciones, y nos ha permitido descargar emociones y liberarnos del estrés.
Otra de las atracciones que personalmente me ha parecido genial, este el "Roller Coster", llamado también gran ocho gigante. Esta atracción consiste en subir una pendiente aguda hasta la cima y después descender muy rápido, como una flecha (por lo que todos los pasajeros gritamos como locos) sintiendo cantidad de sensaciones fuertes al mismo tiempo tenemos la sensación de sobrevolar la ciudad.
Estas son las atracciones que hemos probado, pero, además, existen otros, como, por ejemplo, el helicóptero volador, pero que es más bien para los más pequeños.
Por supuesto, también existe la casa del terror para aquellos a quienes les gustan las películas de terror y los thrillers; pero personalmente, yo decidí no probar, ya que no me gustan mucho las atracciones de terror.
Otra de ellas es el cohete espacial, que giraba en torno a un raíl fijo en lo alto, bajo la cual podemos ver una colina y el bosque, un paisaje realmente para quitar el aliento.
Claramente, fue una tarde de plena diversión para divertirme como una loca y dar rienda suelta la niña que llevo dentro. Eta experiencia mágica este uno del recuerdo más bonito que guardo de mi visita a Barcelona, y era tan bonito que decidimos quedarnos para ver el atardecer desde lo alto de la colina.
Inmediatamente, volvimos con un autobús que nos esperaba en Tibidabo. En efecto, los Tibibus se quedan en lo alto de la montaña hasta medianoche. Salen cada 15 minutos hacia el centro de la ciudad, exactamente hacia Plaza Cataluña donde llegamos finalmente.
Para finalizar, buscamos un bonito restaurante para cenar. Encontramos un restaurante que tenía cena típica de Bangladesh, cuyo plato se componía de arroz, patatas fritas, pescado y un poco de ensalada, por un precio de 13 euros el plato.
En fin, llegamos a casa con el corazón llego de buenos recuerdo y de buenas imágenes de esta visita inolvidable y mágica.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- Français: Découverte du Tibidabo
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