St. Wolfgangsee

St. Wolfgangsee

¡Hola a todo el mundo! Hoy os traigo un post de un viaje que he hecho hace relativamente poco, en julio, a Alemania y a Austria. Visitamos Sankt Wolfgang im Salzkammergut, un pueblo de 2 800 en Alta Austria, el último día de nuestro viaje. Nuestro plan era visitar este pueblito que está al borde de un lago enorme, darnos un baño y comer por aquí. Al final del día tiraríamos para Bratislava, ya de vuelta. Por desgracia, el tiempo impidió la mayoría de nuestros planes así que lo primero que hicimos al llegar fue desayunar en una cafetería que estaba en Sankt Wolfgang im Salzkammergut.

Kaffeewerkstatt

Llegamos a Kaffeewerkstatt, un nombre bastante curioso y aparentemente, impronunciable. Esta cafetería era súper curiosa. Como podéis ver en las fotos, la decoración estaba pensada al milímetro. Puede dar sensación de caótico, todos los cuadros y detalles colocados sin ton ni son pero todo está planeado. Al final, esta sobreexposición de elementos daba sensación de armonía y personalidad al lugar. Como llovía y la temperatura fuera no era muy agradable, la cafetería estaba llena. Nosotras éramos muchas pero por suerte pudimos encontrar esta mesa donde cabíamos bien. Para desayunar, tienen tanto platos dulces como platos salados: por ejemplo, tostadas con aguacate o panquecas con frutas del bosque. Muchas también pedimos un café (3’59€) que a pesar de salir caro, nos dio el chute de energía que necesitábamos para empezar el día.

Sankt Wolfgang im Salzkammergut: el pueblo

Como os dije, queríamos ver este pueblito tan característico al borde del lago pero llovía así que a primera hora de la mañana ya tuvimos las primeras bajas en el grupo, pues a muchas no les apetecía visitar Sankt Wolfgang im Salzkammergut lloviendo a cántaros y esperaron en el coche. Nosotras, sin embargo, pensamos “ya estamos aquí, para algo hemos venido” así que pusimos rumbo al centro del pueblo, que apenas quedaba a cinco minutos andando, tal vez menos. La estampa era bien curiosa: Paloma y Tijana iban con la toalla del Decathlon en la cabeza a falta de paraguas y yo decidí ponerme mi bañador negro en la cabeza, pues es más fácil de secar que cualquier prenda de algodón. Y así fue cómo visitamos Sankt Wolfgang im Salzkammergut, paseando por sus calles con esa vestimenta. Por suerte, poco a poco la lluvia amainaba y las gotas se hacían cada vez más pequeñas e intermitentes, así que al final casi no necesitábamos taparnos.

En cuanto al pueblo, me pareció súper riquiño. Lo primero que visitamos fue su iglesia, que sin duda es lo que más destaca al ser el edificio más alto y de color blanco, frente a los otros que son más pequeños. Justo en la iglesia, está situado esta especie de “balcón” donde se puede contemplar el lago al completo a través de estas “ventanas”. Desde aquí también pudimos observar cómo justo debajo de nosotras, había un hotel con terraza con jacuzzi incorporado. Dentro del jacuzzi había gente bañándose y pensamos: qué delicia bañarse en agua caliente mientras llueve y hace frío fuera. Después nos imaginamos cuánto debe de costar una noche ahí y ya se nos quitaron las ganas.

Continuamos paseando por sus calles estrechas, perfectamente cuidadas y empapadas en agua, donde por las cuestas descendían pequeños riachuelos. Yo me quedé maravillada con su arquitectura, los detalles de sus edificios y sus casitas, que tanto caracterizan a los pueblitos austríacos. Las flores en las macetas de todos sus balcones tampoco podían faltar. Además, había todo tipo de tiendas: boutiques de ropa, cafeterías, tiendas donde venden ropa tirolesa y panaderías que desprendían un olor muy apetecible.

St. Wolfgangsee: el lago

Después llegamos justo al borde del lago donde había muchos restaurantes con luces tenues que acompañaban el día. Aquí nos encontramos este pequeño cisne que no paraba de acercarse a nosotras, supongo que para ver si se llevaba algo a la boca. Fue aquí donde decidimos probar el agua y para nuestra sorpresa, estaba buenísima. Los días anteriores habíamos estado en Attersee y Konigsee, y el agua estaba bastante fría, apenas pude nadar más de cinco minutos seguidos y ahora, con la lluvia cayendo y temperatura no muy agradable, el agua de Sankt Wolfgang im Salzkammergut estaba calentísima.

No nos lo pensamos dos veces y nos metimos en el agua. Yo ni siquiera tuve que volver al coche a por mi bañador porque lo llevaba en la cabeza. Disfrutamos del último baño de nuestro viaje con la mejor temperatura, algo inimaginable. Se estaba mejor dentro que fuera. Además, la vista que teníamos desde aquí era impagable, pues se veía la perfecta estampa de este pequeñito pueblo. Justo entonces pensé en los señores del jacuzzi y me sentí muy afortunada porque seguro que el lago es mejor que cualquier jacuzzi en el mejor de los hoteles.

También reflexioné sobre nuestra visita en general y se me vino a la mente Hallstatt, el pueblo del lago más famoso de este país. Pensé en lo abarrotado que está porque se ha hecho súper turístico. Es cierto que es precioso, no voy a quitarle méritos, pero hay que tener en cuenta que pueblitos como Hallstatt están situados alrededor de cualquier lago de esta zona alrededor de Salzburgo. Además, con la ventaja de que pudimos visitarlo con las calles vacías. De broma, llamamos a Sankt Wolfgang im Salzkammergut “El Hallstatt de los pobres”. A pesar de que lo visitamos con lluvia, me gustó muchísimo, no quiero imaginarme cuánto me hubiese gustado verlo con sol, el agua de color azul cristalino y mucha luz en las calles.

En definitiva, me enamoré de este pueblo tan romántico al borde del lago. Las ganas de volver que tengo son escandalosas, pues aunque no pintaba bien, al final fue lo que más me gustó de este viaje. Y ya me voy despidiendo. Espero que os hayan gustado las fotos y nos vemos en el siguiente post. Gracias por leerme.

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