VIAJE A ÁMSTERDAM – DÍA 1: Trayecto hasta la ciudad

Mi Erasmus en Dunkerque solo duró 5 meses, ya que mi intención siempre fue quedarme un cuatrimestre. Así, cuando llegó enero quería hacer un viaje corto antes de finalizar mi Erasmus, ya que sentía que no había aprovechado bien mi estancia en Dunkerque, una ciudad tan cercana de otros países.

Después de barajar diferentes destinos, me di cuenta de que aún no había podido visitar los Países Bajos, a pesar de que la frontera se encontraba a menos de dos horas en coche desde Dunkerque y que estaba dando clases de neerlandés en la universidad. Por lo tanto, este país era el indicado para mi próximo viaje. Lo único que me faltaba era elegir la ciudad, aunque esto fue lo más obvio, ya que, a pesar de no ser ni de lejos la ciudad más cercana, Ámsterdam, la capital del país, me llamaba bastante la atención y no quería dejar pasar la oportunidad de visitarla cuando que me encontraba tan cerca de ella.

Lo siguiente que tardé en encontrar fue compañía. A pesar de que nunca tuve miedo con estas cosas, sí me daba un poco de cosa ir sin nadie ya que sería la primera vez que viajaría sola. Por lo tanto, le pregunté a todas las personas posibles, hasta que mi pareja me dijo que me acompañaría. Fue aquí cuando descubrí lo cerca que estaba Dunkerque de Ámsterdam. Lo primero que tenía que hacer era coger un tren a Lille, donde cogería el Flixbus a la capital holandesa, y después nos esperarían cuatro horas y media de viaje que se nos harían interminables.

Nuestro plan era irnos un viernes por la noche y volver el domingo por la tarde, ya que ambos estábamos con clases y exámenes finales, por lo que no podíamos permitirnos un viaje de más tiempo. Allí habíamos reservado una habitación de un hotel que tenía muy buena pinta, que aunque se encontraba bastante lejos del centro, estaba al lado de la estación y de la parada de Flixbus.

Con esta entrada empiezo una serie de posts en los que relataré este viaje y describiré los diferentes lugares que vimos, describiendo en cada entrada cada día y cada lugar.

Día 1

Como era viernes, empecé el día yendo a la universidad por la mañana, y después de terminar las clases, volví a casa para comer. Después de comer cogería la mochila que llevaría al viaje para dirigirme a la estación de tren. Allí tendría que coger el tren a Lille, donde me esperaría mi pareja y donde cogeríamos el Flixbus para ir a Ámsterdam.

Al llegar a la estación de tren, compré mi billete en una máquina (esta vez el billete era más pequeño que otros que había comprado en taquilla) y esperé a que anunciaran en la pantalla el trayecto Dunkerque-Lille. Después de unos minutos, lo anunciaron y salí a la plataforma para subir en el tren. Antes de salir a la plataforma, intenté validar un montón de veces el billete, pero la máquina no funcionaba. Por lo tanto, intenté validarlo otra vez en las máquinas de la plataforma. Al no conseguirlo de nuevo, busqué a alguien para preguntarle, pero al no ver a ningún trabajador, entré en el tren con el billete sin validar, ya que en las anteriores veces que había cogido el tren nunca había visto a un revisor y tampoco me lo habían pedido.

VIAJE A ÁMSTERDAM – DÍA 1: Trayecto hasta la ciudad

Poco después de empezar la marcha, el revisor apareció. Me empecé a poner muy nerviosa en ese momento, pero tenía ya un nivel bastante bueno de francés para explicarle que la máquina no funcionaba pero que había comprado el billete igualmente. En el vagón solo había dos personas, por lo que el revisor no tardó en acercarse hacia mí. En ese momento me hice un poco la despistada, con la esperanza de que pasase de largo, pero no fue así.

Cuando el revisor me pidió el billete se lo di. Después de un rato viéndolo, me preguntó porqué no estaba validado, y le expliqué lo que me había pasado. Esta explicación no le sirvió al revisor, ya que empezó a echarme la bronca diciendo que normalmente los billetes tienen una semana de validez pero solo se pueden utilizar una sola vez, por lo que hay que validarlos para demostrar que no se utilizan más veces. Yo intenté excusarme todo el rato diciéndole lo de las máquinas, y fue ahí cuando se dio cuenta por mi acento de que no era francesa. En ese momento me preguntó si era francesa, y le dije que era una estudiante Erasmus. El revisor me dijo que debería ponerme una multa, pero que no lo haría con la condición de que no volviese a pasar (fue la última vez que cogí ese tren, por lo que obviamente no volvió a pasar). Después de escribirme algo ilegible en el billete, se fue y no lo volví a ver más, por suerte. Y así empezó mi viaje.

VIAJE A ÁMSTERDAM – DÍA 1: Trayecto hasta la ciudad

Después de media hora, llegué por fin a la estación de Lille-Flandres, donde tendría que esperar a mi pareja. Cuando llegó, nos dirigimos a la estación de Lille-Europe, ya que detrás, se encontraba la parada de Flixbus. Cogimos el autobús sobre las cuatro y media de la tarde, y llegaríamos a Ámsterdam sobre las nueve, por lo que nos quedaban cuatro horas y media de viaje. Aunque nos pasamos casi todo el viaje durmiendo, se nos hizo bastante largo porque al ser aún invierno, se hizo de noche rápido y no podíamos ni ver el paisaje por la ventana.

Después de cuatro horas y media, llegamos a la parada de Ámsterdam. Al ser ya de noche, estábamos un poco perdidos, pero por suerte, el hotel estaba cerca de la parada, a cinco minutos de la estación Amsterdam Sloterdijk.

El hotel, el Meininger Hotel Amsterdam City West, fue una maravillosa elección. A pesar de que nos había salido sobre 160€ para dos personas y dos noches, la estancia fue ideal y mereció cada euro gastado. A pesar de que estaba bastante apartado del centro, como ya dije, la estación Amsterdam Sloterdijk está a cinco minutos y es muy fácil ir al centro de la ciudad.

Cuando entramos, nos dirigimos a la recepción y nos intentamos comunicar con la recepcionista en inglés. Por suerte, nos entendieron muy bien y nos respondieron a todas las dudas. Antes de darnos la tarjeta de la habitación, nos dijeron que si íbamos a fumar lo hiciésemos fuera del hotel. En ese momento entendimos la cantidad de gente joven que había fumando fuera del hotel y el olor que desprendían.

Antes de subir a la habitación vimos las instalaciones con las que contaba el hotel: un bar, una sala de juegos, un comedor y hasta una cocina de uso común. Además, nos fijamos en la decoración del hotel, con cuadros de Van Gogh en algunas paredes y puertas.

VIAJE A ÁMSTERDAM – DÍA 1: Trayecto hasta la ciudad

Ya era bastante tarde así que teníamos hambre, por lo que después de dejar las cosas en la habitación e instalarnos, volvimos a bajar y fuimos a una tienda SPAR que se encontraba al lado de la estación. Estuvimos bastante rato porque tenían un montón de productos diferentes que nos llamaban la atención. Al final, acabé comprando un plato de cuscús y falafel. Para el postre, no me pude resistir a comprar frutas variadas. Después de tantas horas en el bus, teníamos bastante hambre, por lo que volvimos rápido al hotel para cenar.

VIAJE A ÁMSTERDAM – DÍA 1: Trayecto hasta la ciudad

Después de cenar, nos fuimos a dormir, ya que al día siguiente nos tocaría un día bastante cargado en el que aprovecharíamos para visitar la ciudad todo lo posible.

Y así es como se acabó este primer día del viaje a Ámsterdam. En la próxima entrada os relataré el segundo día de nuestro viaje, en el que visitamos Ámsterdam.

¡Hasta la próxima!


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