Tres días en Ámsterdam: "¡livin' la vida Erasmus!"

Saliendo desde Burdeos

Durante mi primer semestre en Burdeos, mi destino Erasmus, tuve la oportunidad de conocer la capital de los Países Bajos. Fue una aventura de tres días en compañía de mis amigos (Alex, canadiense; Maëva, francesa de la Martinica; y Siemen, belga). Precisamente, Alex fue quien propuso ir a Ámsterdam. Organizamos el viaje en poco menos de dos semanas. Cogimos el avión el 10 de octubre en el aeropuerto de Mérignac (Burdeos), y en una hora y media aterrizamos en la ciudad. Al salir del aeropuerto, nos dirigimos en autobús hacia el albergue juvenil en el que habíamos reservado una habitación para todos. ¡Nada más dejar las mochilas comenzó nuestra aventura!

Llegada a Ámsterdam: impresiones generales de la ciudad

Lo primero que me llamó la atención fue la arquitectura de sus edificios. Me atrevería a decir que es lo más característico de Ámsterdam y de otras ciudades del país. Para que te hagas una idea, te dejo unas fotos de nuestro primer tour por la ciudad:

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Nos habíamos levantado a las 6:30, por lo que, tras estar toda la mañana dando vueltas, nuestro estómago pedía auxilio. Así que buscamos un restaurante. Me hubiera gustado haber comido algo de la gastronomía local, pero mis amigos quisieron ir a un restaurante italiano. Después de comer, continuamos nuestro tour por el centro de la ciudad. Lo que también me llamó mucho la atención fue que, incluso recién entrada la tarde, las calles y los locales estaban llenos de vida. Pero bueno, de esto de hablaré con más detalle luego.

Tengo que admitir que Ámsterdam, excepto alguna iglesia o algún edificio importante, no tiene muchos monumentos que visitar. Aun así, cada ángulo de la ciudad no tiene desperdicio. Y si no, mira qué bella es la capital de los Países Bajos:

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Como puedes ver, el verde es omnipresente y el agua de los canales forma parte inherente del paisaje de la ciudad (de ahí que digan que Ámsterdam es la Venecia del norte).

En cuanto a los medios de transporte, aunque no tiene muchas líneas de metro, el tranvía conecta muy bien las distintas zonas de la ciudad. Si vas a ir a Ámsterdam, déjame prevenirte de lo siguiente: cuando pasees por las preciosas calles de la ciudad, no te salgas de la acera; ¡el tranvía y, sobre todo, las bicis pueden aparecérsete por sorpresa!

En lo económico, no puedo hablarte de alquileres y gastos universitarios, pero sí de los precios de los locales de ocio y las tiendas: entran dentro de lo normal.

Una particularidad de Ámsterdam es que su gente habla tanto inglés como la lengua autóctona.

Qué ver en Ámsterdam

Como ya he dicho antes, en Ámsterdam no hay mucho que ver. Aun así, todo lo que veas va a ser precioso. El Palacio Real es lo primero que se me viene a la mente. No puedes irte de Ámsterdam sin visitar la belleza que guarda el interior del palacio. SI no recuerdo mal, la entrada para los estudiantes cuesta unos 10 € o así; qué mejor forma de tirar el dinero. ¿No te convence? A ver si después de ver algunas fotos me dices lo mismo. Esta es la entrada. Me impresionó tanto la estatua de Neptuno surgiendo del horizonte...

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Algunas fotos de sus salas:

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Otro lugar que debes visitar antes de dejar la ciudad es el museo del famosísimo pintor neerlandés Van Gogh. Por poner una pega: las colas para entrar son interminables (algo normal para un museo tan importante). Estas son las vistas del museo desde fuera. Saqué la foto mientras esperábamos en la cola:

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¿Por qué no te pasas por el precioso cine/teatro Pathé Tuschinski. A mis amigos les resultó superllamativo el hecho de poder ver un cine por dentro sin tener tragarse una película. Eso sí, tuvimos que esperar a que acabara la película que estaban proyectando. Si el edificio ya era increíble desde fuera, imagínate cómo era por dentro:

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Aquí, una de las perspectivas de la sala principal:

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Estos somos Alex y yo subidos en el palco mientras nos aplaudía un público imaginario:

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Conoces la famosísima historia del diario de Anna Frank, ¿verdad? ¡Pues su casa está en Ámsterdam! Desafortunadamente, mis amigos y yo nos tuvimos que conformar con verlo desde fuera, había una cola larguísima y empezaba a llover.

Sin embargo, nos refugiamos en el increíble centro comercial Magna Plaza Shopping Center:

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No es un lugar ni histórico ni cultural, pero es un edificio majestuoso que merece la pena, al menos, ser fotografiado. Su interior es bellísimo; toda una obra de arte:

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La estación de tren también merece los mismos honores:

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Uno de los recuerdos más bonitos que conservo de aquella aventura en los Países Bajos es la visita a la biblioteca central (Openbare Bibliotheek en neerlandés), la más grande del país. Tuvo lugar la última tarde de nuestra estancia en Ámsterdam. Habíamos terminado de cenar en un restaurante y no sabíamos dónde ir antes de regresar a Francia. Si estoy en lo cierto, la idea de ir a la biblioteca también fue de Alex. Todos estuvimos de acuerdo. Cogimos el tranvía, que nos dejó en los alrededores del Museo de la Ciencia. El edificio de la biblioteca desde el exterior ya imponía:

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¡Es inmenso! Nada más pasar la puerta de entrada, quedé alucinado con su inmenso techo. Cada planta está dedicada a un tipo de libro o de material multimedia:

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Aunque eran más de las 21:00, la biblioteca aún seguía abierta. Eras maravilloso encontrarse a algunas personas inmersas en la lectura. ¡Qué paz! Intenté inmortalizar la calma de aquella noche en mis fotografías:

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Si te gusta el postureo, ¡puedes echarte una foto junto a las famosas letras de la ciudad! Yo lo hice:

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Y por supuestísimo, cualquier visitante que se precie debe darse una vuelta por De Wallen, el famosísimo Barrio Rojo. Es uno de los centros turísticos de la ciudad, por no decir una de las zonas más concurridas. Es fascinante ver cómo el rojo de las luces domina el paisaje. Aquí te dejo una de las calles más frecuentadas del Barrio Rojo:

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La capital del ocio

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La insignia que ves en la bandera de este edificio contiene las tres cruces de San Andrés, el símbolo de Ámsterdam. Representa los tres valores de la ciudad: valiente, decidida y misericordiosa. En los últimos años, el significado de estas cruces ha pasado a ser irónicamente la representación de las tres tipologías principales del ocio de la ciudad. Si en muchos países está prohibido divertirse de determinada manera, en Ámsterdam todo es legal (por ejemplo, el consumo de marihuana).

Como ya he comentado hace un rato, lo que más me sorprendió fue la no distinción entre día y noche. Incluso a la hora de la siesta, los locales y las calles del centro están abarrotados de gente que conversan y se divierten tanto como lo hacen en otras ciudades cuando cae el sol. ¡Era como estar en otra dimensión! Para incentivar esta atmósfera de ocio, hay un pequeño parque de atracciones. Se encuentra en pleno corazón de la ciudad y no cierra hasta entrada la noche. ¡Mira qué chulo! :

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Da igual que fumes maría o no, si vas a Ámsterdam debes pasarte por sus particulares cafeterías; ¡aunque sea solo para tomarte una cerveza! Te habrán hablado ya de ellas, pero me juego lo que quieras a que no habías visto ninguna por dentro:

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Galería de fotos



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