Nuevo capítulo de mi vida - Ámsterdam

Nuevo capítulo de mi vida - Ámsterdam

Comienza una nueva etapa en mi vida que, por desgracia, no se parece en nada a lo que me había imaginado. Sé que mudarse a una ciudad nueva no es fácil y que lleva un tiempo adaptarse, pero...

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Primer día

Mi primer día fue un completo desastre. Llegué a Ámsterdam una hora tarde por el tráfico. Había quedado con Romca (mi compañera de piso) en que cogería las llaves de la casa más tarde y dejaría antes las maletas en nuestra nueva casa. Era un buen plan, pero como llegamos tarde a Ámsterdam, al final salió mal. Quedaban tan solo unos minutos para que empezara la jornada de bienvenida y yo aún iba con mis cuatro maletas, pero es que además estaba muerta por las trece horas que había pasado en un autobús y el lugar al que tenía que ir estaba bastante alejado de la estación. No sabía qué hacer. No quería hacer que Romca llegara tarde por mi culpa, pero tampoco podía plantarme allí cargada con todo. ¡Pero llegó mi salvación! David me dijo que me fuera para poder llegar a tiempo, que él se encargaba de cuidar de mis maletas. Me supo mal el no poder ayudarle, pero al mismo tiempo fue todo un alivio. Luego avisamos a un amigo para que fuera a echarle una mano. Les di las gracias por el favor que me habían hecho y me fui a la presentación.

Desde el principio me pareció que en la Universidad de Ámsterdam lo tenían todo muy mal organizado. Para empezar, me aceptaron en un programa que no era y ahora es cuando me llega un correo diciéndome que se han equivocado, que me habían aceptado en la que era mi primera opción: Real Estate Finance (economía inmobiliaria). Pero no solo eso, además nos mandaron el mismo correo varias veces. Les pregunté muchas cosas porque no terminaba de entender qué estaba pasando y tardaron un siglo en responder. Y en cuanto a la presentación, había una el jueves que era obligatoria y otra el martes a la que podías ir si te comprabas una entrada por 40 €. Yo ya me había informado y sabía que los mejores días son los martes, así que me compré la entrada para el segundo día de presentación sin dudarlo ni un segundo. Por aquel entonces, no sabía que no merecía para nada la pena.

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Fuimos corriendo hasta el teatro, que es donde habíamos quedado todos. El día empezó bien. Escuchamos el discurseo de todos los ponentes y la verdad es que no estuvo mal, nos desearon buena suerte y nos dijeron que este sería, probablemente, uno de los mejores años de nuestra vida. Me conmovió y me hizo sentir especial. Ese fue el momento más interesante del día, porque luego se pasaron durante una hora y media enseñándonos frases en holandés y la gente que había en el escenario cambiaba de tema sin ton ni son. He de confesar que los dos chicos que teníamos de guías me gustaban bastante, y además nos dieron información bastante útil sobre los estudios, las bicicletas, el transporte, el alojamiento, el servicio de ayuda para estudiantes, y muchas cosas más. No se olvidaron de nada, incluso nos recomendaron descargarnos Tinder por si nos sentíamos muy solos. Por si fuera poco, en el descanso había café gratis y los más afortunados también pillaron galletas gratis (yo no fui una de las afortunadas).

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A continuación, según el programa tocaba hacer un paseo por el canal. Desde que vine por primera vez a Ámsterdam me moría de ganas por hacerlo. ¡Era mi sueño! Pues el martes por fin se hizo realidad. Por desgracia, esa fue la peor parte del día, hacía un sol impresionante y encima íbamos en un barco cuya parte delantera era toda de cristal. Ni siquiera le pude echar una foto porque lo pasé fatal todo el trayecto. Era la 1 p. m. y no había ni un sitio en el que protegerse del sol. Era tan desagradable que no podía siquiera ver los edificios. Todos nos queríamos ir de allí. Estábamos sentadas en la última fila, junto con unas chicas checas. De comida nos dieron un plátano, una magdalena, unas bolitas de queso y un miniwrap. Hice cálculos y a pesar de que había pagado 40 €, ellos no se habían gastado ni 20 € por persona. Eso me mosqueó mucho. En lugar de organizar algo que nos ayudara a que nuestros primeros días fueran mucho más amenos, tan solo les preocupaba sacar tajada. Os lo juro, ¡ni siquiera conocí a nadie nuevo aquel día!

Cuando te vas a estudiar al extranjero por segunda vez, lo peor que puedes hacer es ponerte a comparar. Sé que no debería hacerlo, pero lo voy a hacer. En Francia, la primera semana de presentación estaba dedicada exclusivamente para aquellos estudiantes que fueran extranjeros. No había que pagar nada y en el programa habían actividades increíbles, desde bien temprano hasta por la tarde-noche. Participamos en casi todo y allí conocí a la mayoría de mis amigos. Por eso me cabreé tanto al ver cómo eran las cosas aquí. Pero bueno, quitando eso, me daba igual porque al menos estaba con mis amigos, los que ya conocía de Praga.

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La siguiente sorpresa nos la llevamos con el alojamiento. Tras hablar largo y tendido, decidimos decantarnos por la opción más barata, así que tampoco nos esperábamos gran cosa, pero lo que vi me decepcionó bastante. Al fin y al cabo, aunque fuera una de las opciones más baratas, seguía siendo cara (costaba casi tres veces más cara de lo que costaría en la República Checa), ¡además de que tuvimos que pagar un montón de fianza! Qué menos que encontrarme la habitación limpia, pues no, ni siquiera eso. Por desgracia no. Los antiguos inquilinos habían dejado las paredes sucias y el lavabo estaba hecho un asco. No me gustan las duchas que no tienen mampara, porque cuando te duchas se moja todo. Pues era de esas, bueno era peor, porque encima estaba sucia. Era como si la casa llevara años deshabitada. Pero bueno, en general el alojamiento no estaba tan mal. Esa fue solo la primera impresión que me dio. Pero por otra parte, la distribución del inmueble estaba genial. Se supone que tenía que compartir cuarto con mi amiga checa Romca, pues las teníamos casi separadas.

Al entrar al piso, hay un pequeño recibidor, una cocina y un baño. A la izquierda hay unas pequeñas escaleras que llevan directamente hasta la habitación de Romca, que cuando la vi me encantó. Si sigues recto está mi habitación. Estaba bien y tenía hasta mi propia puerta, pero podíamos hablar perfectamente de una habitación a otra y Romca podía incluso verme desde arriba, que era donde estaba su cuarto. Estaba muy guay y salía barato, no está mal si vas a vivir con un amigo. Revisé todo a fondo y me quedé muerta. Tanto la cocina como mi habitación estaban vacías. A ver, había una mesa, una silla, un armario y una cama, pero ya está. Recuerdo que cuando unos amigos míos fueron a Ámsterdam el año anterior y tanto sus habitaciones como su cocina estaban completamente equipadas (tenía platos, cubertería, perchas y mucho más). Nosotras no teníamos nada. Me cabreé de solo pensar que tendría que comprarme todo yo. Menos mal que Romca se había traído una sartén y algunos utensilios de cocina. Como yo me vine en autobús, no se si me hubiera podido traer más cosas. Al menos le puse sábanas y una colcha nueva a la cama (parece otra). Estábamos muertas, pero como era nuestra primera noche decidimos ir a tomarnos una cerveza.

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Fuimos a un pub que había cerca con unos amigos y con un par de chicos más que conocimos del edificio (la mayoría eran suecos). No me acuerdo de cómo se llamaba aquel sitio, pero estaba genial; nos sentamos en la terraza a beber cervezas caras. Me alegro de que al final acabásemos conociendo a gente nueva y nos lo pasáramos tan bien. Lo bueno de nuestro piso es que estaba a tan solo 10 minutos de la estación, era genial. Podíamos ir andando a clase, ¡y si íbamos en bici no tardábamos nada! Además, como la casa estaba tan cerca del pub, llegamos de vuelta enseguida. No tardé nada en dormirme.

Miércoles

Cuando nos despertamos el miércoles, nos tiramos un montón de tiempo limpiando la cocina. ¡Estaba horrible! En lugar de estar disfrutando de la ciudad, descubriendo nuevos rincones y conociendo a gente nueva, estábamos limpiando. Nos llevó mucho tiempo porque parecía que nadie había limpiado eso en años. Era tan exagerado que hasta intentamos ponernos en contacto con los propietarios del piso. Luego fuimos al HEMA para comprar lo básico. ¡Por fin podíamos comer en un plato con cuchillo y tenedor! Luego fuimos a correr con un amigo, aunque no encontramos ningún parque por ahí cerca, aunque lo que nos sorprendió fue el buen tiempo que hacía. De hecho, me había bajado ya una aplicación que me avisaba de cuándo iba a llover.

Ese día fuimos también a nuestra primera reunión en la universidad. No era nada importante, ¡pero tanto las instalaciones como la universidad estaban chulísimas! Había hasta un río que cruzaba la zona. Pero no era nuestro día, porque de ahí fuimos al banco para abrirnos una cuenta, pero cuando llegamos, un tipo trajeado nos dijo que le acompañáramos a una sala. Él ya estaba al corriente de que queríamos abrir una cuenta pero no dijo nada. Una vez dentro de la sala, le contamos que éramos estudiantes y nos respondió que en ese caso teníamos que sacar cita. Y yo me pregunté: "¿Podremos sacar una cita ahora con él? " Obviamente no. Nos dijo que teníamos que volver a la universidad y sacar una cita desde allí para poder abrirnos una cuenta. No me lo podía creer. ¿Por qué se complican tanto? Entiendo que vengan muchos estudiantes y que estén ocupados. Pero si en lugar de tirarse 10 minutos con nosotras hablando y bromeando nos hubiera abierto la cuenta, ¡el problema estaría resuelto!

Después el hombre dijo: "Vale. Si me pagáis puedo hacer una excepción con vosotras y abriros la cuenta ahora". Vi lo serio que estaba y no supe qué hacer. Era una locura. Tardó 10 segundos en aclarar que era una broma; no sabíamos si era verdad o no, pero ante la duda nos reímos. No me gustó nada ese hombre, se tiró todo el rato haciendo bromas raras como esa y luego nos mandó a casa.

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Otra de las cosas que teníamos pensadas hacer ese día era comprarnos una bici, es lo mejor que puedes hacer en Ámsterdam. La verdad es que me encanta montar en bici, además, ¡como Ámsterdam no tiene ni una sola cuesta, es perfecta para ir en bici! En Praga no es tan fácil ir de un lado a otro. Además, por lo que dicen, Ámsterdam es la ciudad más pequeña si la comparas con el resto de capitales. Es muy fácil moverse por la ciudad, y si encima vas en bici, llegas enseguida. Cuando le contamos a unos que aún no teníamos bici se quedaron en shock. Casi todo el mundo tiene bici en Ámsterdam, pero lo más importante que había que buscar era un candado, porque como hay tantas, hay gente que se dedica a robárselas a los demás. Fuimos andando hasta la tienda, pero al entrar vimos que la sección de bicis baratas no bajaba de los 100 €. Como podréis imaginar, ese día no nos compramos ninguna, tan solo perdimos el tiempo andando. Pero bueno, al menos de camino nos pudimos comprar unas tarjetas SIM para el móvil. Sale bastante rentable porque por 10 euros al mes tienes Internet y con eso te da de sobra (a no ser que necesites hacer llamadas y enviar mensajes). A mi esta tarifa me venía genial porque con tener Internet me basta. Lo malo es que mi móvil solo funciona con una tarjeta SIM. En Francia por ejemplo, la tarjeta con Internet era la más cara de todas, así que allí no me la compré. Gracias a no tener Internet, pude dejar mi adicción. Pero ahora que lo tengo... mi adicción ha vuelto.

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Al final ese día hubo fiesta, era la primera que hacíamos en un piso. Me sorprendió mucho que fuera tanta gente la verdad. Se ve que llegamos tarde, porque al llegar todos iban achispados y todos se conocían ya. Nada más llegar nos presentamos a un par de chicos, ¡que resultó que también iban a nuestra clase! Qué coincidencia que los primeros que conocemos también son de Real Estate Finance. Nos lo pasamos genial bromeando sobre el tema, tan solo éramos cuatro, pero desde entonces no ha vuelto a conocer a nadie más que esté también en el programa. Imagino que nos veremos bastante a menudo; eran alemanes y la verdad es que me alegro de haberlos conocido. Fue un poco incómodo cuando nos contaron que ya habían estado trabajando para una empresa dentro del campo de la economía inmobiliaria, porque yo nunca había hecho nada parecido, ni siquiera sabía si me iba a gustar lo que iba a estudiar porque no tenía nada de experiencia al respecto. ¡Debería pedirles ayuda para que me pongan al día! Nos pusimos a hablar sobre el tema y les conté que en bachiller las clases que daba eran más generales; podíamos cogernos clases optativas claramente, pero era imposible porque no está para nada bien organizado. Si nos gustaba una asignatura en concreto y queríamos cursarla, teníamos que cogerla aparte porque las asignaturas principales no se podían cambiar. ¡No se podía sacar tiempo para nada más! Aun habiendo cursado 30 créditos de más, aún me quedaba esa sensación de que no había dado las suficientes asignaturas como para saber qué especialidad me gustaba más. Además, la mayor parte del tiempo se destina a las matemáticas, estadística y clases de economía financiera, que no estaba mal, pero no estaba a la altura de las demás clases. Y encima el programa de Real Estate Finance lo elegí basándome en la descripción que tenía, que por lo que leí, tenía pinta de que me iba a gustar.

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La fiesta fue genial. Nos sentamos justo en frente de nuestro edificio y había un montón de gente. Se supone que aquella noche conocería a mi compañero holandés, pero se puso malo y no pudo venir. Después de un par de copas para entrar en calor, todos votamos por ir a la discoteca Coco's. Como éramos estudiantes, la entrada era gratis. Nada más llegar, supe que no había sido una buena idea; la cola para entrar era enorme, tenía pinta de estar hasta los topes. Así que cuando encontré a un par de chicas, nos fuimos con más gente a un bar. Fue genial poder hablar con todos; además también conocí a Jacopo, de Italia, que se hizo enseguida amigo nuestro y encima vive en el mismo edificio. Como no teníamos bicicletas, tardamos un rato en llegar, pero como no nos convenció, nos volvimos a Coco's, donde enseñamos el correo de la universidad y nos dejaron entrar. La verdad es que no soy muy fan de este tipo de fiestas, prefiero ir con menos gente a bailar juntos; además, obviamente ahí dentro no se podía bailar. Al ver lo que había, me salí en cuestión de segundos. No es que fuera a conocer a gente nueva ahí dentro, y mucho menos de mi universidad, así que sobre las 2:00 nos fuimos a casa.

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El jueves fue el día de la segunda presentación (la que era obligatoria para todos). Fuimos un poco antes porque habíamos quedado en el banco para entrar juntos. La bienvenida comenzaba a las 2 p. m., y he de confesar que ese día fue mucho mejor. Nos dividieron en grupos pequeños. Lo primero que hicimos fue ir a un pequeño restaurante llamado Bagels and Beans que hay justo frente a la universidad. ¡Me enamoré en cuestión de segundos! Su especialidad eran los bagels, y de eso no tenemos en la República Checa. Me encanta cuando sirven la comida con tantas florituras. Fue imposible resistirse una vez que vimos cómo eran los platos, tenían una pinta espectacular. Quedamos en que iríamos de vez en cuando después de clase como recompensa. Nos compramos un café y, al entrar a la clase, vimos que había café gratis. Nos cogimos un par de botellas de agua, un mapa del edificio y empezamos a presentarnos.

Ese día estuvo guay. Los que estábamos en la presentación fuimos los del Máster de Finanzas y los estudiantes de la SEFA. Era genial el hecho de que éramos pocos en aquella clase. Siempre he preferido estar en clases pequeñas en lugar de en clases de más de 200 personas. El programa de Finanzas se dividía en cuatro ramas: Asset Management (Administración de Activos), Corporate Finance (Economía Empresarial), Real Estate Finance (Economía Inmobiliaria) y Banking (Banca). Así que encima seríamos menos aún en cada rama. Lo mejor es que no tenemos que elegir a qué clase ir porque ya están hechas de forma predeterminada. Lo malo es que intentaron asustarnos, y lo consiguieron. Al principio estaba convencida de que iba a disfrutar mi año de Erasmus en Ámsterdam al máximo pero... en cuanto vi todo lo que tendría que estudiar, me preocupaba el hecho de que tendría que pasarme el día estudiando. Y la cosa fue a peor en cuanto llegamos a casa y vimos la plataforma de clase. Teníamos que comprarnos los libros y leernos un par de capítulos para el lunes. Además también tenemos que hacer una presentación sobre SEFA. Puede que nos unamos a su equipo. Están especializados en 4 pilares fundamentales y ofrecen una oportunidad a todo el mundo.

Aquí nos encontramos de nuevo con nuestros amigos alemanes de Real Estate Finance. Hablamos un poco sobre la universidad, pero obviamente e me olvidó todo lo que nos contaron. Nos dieron a todos dos vales por una bebida gratis, lo gracioso es que Romca se fue de su grupo con sus dos tickets y como nuestro monitor se pensaba que era de nuestro grupo, le quería dar dos más. Le dijo que no, pero cuando volvió con su monitor de verdad, este le volvió a ofrecer dos tickets más y cuando los rechazó de nuevo, se encontró dos en el suelo. Fue muy gracioso tanta coincidencia junta. El lugar en el que estábamos era bastante guay; tenía unas vistas muy bonitas y pudimos probar los palitos de queso y las albóndigas que sirvieron.

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Fue todo un poco raro. Como estaba con Romca, no tenía por qué acercarme a conocer gente nueva ni empezar ninguna conversación, pero sentía que debía hacerlo. No se parecía en nada a cómo era en Francia. Recuerdo que estábamos todos en una clase bastante grande al principio del semestre y que también estábamos tomando algo, también recuerdo que solo quería sentarme y ponerme a responder mensajes con el móvil pero no podía porque la gente venía a preguntarme cuál era mi nombre, de dónde era y qué pensaba de Lille. Se podría decir que lo difícil era quedarse sin conocer a alguien. La gente se relacionaba, de hecho hice muy buenos amigos allí. Todos parecían felices, simpáticos y con ganas de hablar. Por aquel entonces, todo me pareció muy normal. Todo fue muy fácil.

Pero aquel jueves, la gente se limitaba a estar ahí, de pie, comiendo y bebiendo mientras se dedicaban a mirar a los demás. Nadie bromeaba ni venía a decirte hola. Obviamente podríamos haber sido nosotras las que nos acercáramos a saludar a la gente y tomáramos la iniciativa para empezar una conversación, pero no salía. Y fue entonces cuando vimos a nuestros amigos y nos acercamos a su grupo para presentarnos a los demás y, no se si era cosa mía, pero no tenía pinta de que tuvieran ganas de conocer a gente nueva. Les preguntamos cómo se llamaban, qué estaban estudiando y dónde vivían, que viene a ser básicamente todo. Siento estar quejándome y comparando todo el rato, pero así es como me siento y tengo que decirlo. Llevo ya una semana aquí y la emoción brilla por su ausencia. Puede que conozca más adelante a los que serán mis mejores amigos aquí y puede que sí que logre sacar tiempo para estudiar, pero no me esperaba que fuera todo tan complicado. La verdad es que ahora mismo no me imagino viviendo aquí un año entero. Pero bueno, esa misma noche fuimos al barco Nemo, cerca de nuestra casa. Hablamos un montón y conocimos a un chico nuevo que venía de Costa Rica. Al final nos fuimos temprano a dormir.

¡Llegó el viernes y por fin nos compramos las bicicletas! Nos advirtieron de que lo mejor era que las compráramos en la tienda y para tener la compra registrada de alguna forma, pero no les hicimos caso. Fuimos al mercado y elegimos las bicis al momento. Teníamos que comprarnos cuatro y nos dieron a elegir si comprarlas con garantía o sin garantía. La verdad es que estoy muy contenta con mi compra; es cómoda y tiene incluso una cesta para meter la mochila. Como ya estaba allí, aproveché y me compré un timbre rosa y un candado, pero tendré cuidado de no perder nada porque en total pagué 100 €. Eso sí, ¡es un gustazo poder ir en bici y no tener que andar todo el rato!

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Luego queríamos ir al IKEA con las chicas para comprar cosas para el piso. Íbamos a ir en coche, pero al final decidimos coger el metro. ¡Me encanta IKEA! Me tiraría todo el día allí, no hay nada que me guste más que elegir muebles y decoración para el piso. Está todo a muy buen precio. De hecho, aproveché y me compré un cesto para la ropa sucia, un paragüero de flores, una vela, una caja negra, un rodillo para limpiar los abrigos, un lapicero y muchas cosas más. La verdad es que costó un montón llevarnos todo en el metro, pero lo conseguimos; todos estaban pendientes de nosotras. Qué felicidad al llegar a mi cuarto y poder poner todo en su sitio. Por ahora estoy satisfecha, hay que darle tiempo al tiempo.

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Esa misma noche había una fiesta. Por lo que sabíamos, era la fiesta final de la semana de bienvenida del grado y la entrada costaba 17 €. La fiesta sería en tres discotecas a la vez, así que preferimos no ir porque sabíamos que iba a estar a reventar e iba a ser imposible encontrar a nuestros amigos. Pero a lo que sí que fuimos fue al botellón que había antes de la fiesta en Carolinum. Luego, como vimos que estábamos a 4 km de la fiesta, fuimos a otra. ¡Estuvo genial! Había mucha gente pero seguía habiendo espacio. No se por qué, pero no me apetecía conocer a gente nueva, además, como esta con las chicas hablando y bebiendo sin parar, al final acabamos riéndonos sin sentido. Al final llegamos a casa a las 2 y nos fuimos a dormir.

Sábado

El último finde antes de que empezaran las clases, así que había que disfrutarlo al máximo. Por la mañana nos fuimos a Amstel, una especie de "playa" que hay junto al río; obviamente no era una playa, era tan solo un sitio en el que sentarse junto al río. Cogimos las bicis y nos fuimos a disfrutar de lo que Ámsterdam nos podía ofrecer. ¡Conforme pasan los días voy cambiando de parecer! Aunque no me guste ni el clima ni la gente nueva, estoy bien porque me gustan los cambios y los nuevos retos. Y precisamente ahora, todo es totalmente distinto a como era antes. Me encanta ir en bicicleta a todas partes, es mucho mejor que usar el transporte público. Además es que me encanta mi bici, disfruto cada paseo que doy. Pero lo malo es que el tiempo que hace es horrible. Desde que me levanto y hace sol, el tiempo cambia a cada minuto que pasa (lluvia y sol todo el rato), me lleva loca y no lo soporto. Os aseguro que no podría pasarme aquí más de un año viviendo. ¡En cuanto me vaya de aquí tendré que irme a un lugar donde haga sol!

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Fuimos al río a pasar el rato, los chicos incluso se pusieron a nadar. Yo no me metía ahí ni loca. Luego nos fuimos a la plaza mayor para tomarnos un café y una sopa, pero sigo sin acordarme del camino de la plaza a casa. De hecho a día de hoy aún me sigo liando con las calles. Como mucho, sabría encontrar la universidad, pero ya está. Por la tarde salí a correr pero fue una locura, no me gustó nada, el parque más cercano que había estaba a 4 km de casa. Aún sabiendolo, decidí ir a correr igualmente, pero cometí el error de meterme por el centro. ¡Fue insufrible! Estaba abarrotado de gente y encima cada dos por tres me venía olor a marihuana, ¡no podía ni respirar! (un olor exagerado). Cuando por fin llegué al parque tuve que volver de lo cansaba que estaba ya. Creo que para la próxima iré en bici hasta el parque para empezar a correr allí, o si no, escogeré otro camino. Aunque estoy considerando el apuntarme al gimnasio; tienen ofertas especiales para estudiantes y organizan sesiones grupales. Además, en un par de meses va a ser imposible salir a correr del frío que hará. De hecho he visto que puedes ir a probar hasta tres veces gratis para ver si te gusta, así que me vendrá genial.

¡Mañana es mi primer día de clase! Confieso que estoy un poco emocionada, pero se que 4 horas van a ser demasiado pesadas. De hecho ayer entré para ver qué teníamos que llevar y no me lo podía creer. Tenía pendiente el comprarme unos libros y leerme unos capítulos. No me puedo creer que tenga que ponerme de nuevo a estudiar tantísimo. ¿Estaré preparada?

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Disfruté al máximo de mi último día libre. Para empezar bien el día fuimos a comprar un café en concreto porque mi compañera de piso se había comprado una cafetera moka. Luego seguí colocando las cosas en mi cuarto, que ahora está mucho mejor que antes. Ahora sí que me gusta. Saqué tiempo para escribir este blog y también llamé a mi madre y a más gente. ¡Llevo aquí menos de una semana y es como si llevara meses! El lado bueno es que ya he reservado un vuelo para irme dentro de un mes a Praga. Echo de menos a mi gente...

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