Mudanza a Ámsterdam

Mudanza a Ámsterdam

Los últimos días han sido de locos. Tuve que trabajar todos los días y no tuve tiempo ni para despedirme de mis abuelos y mi padre. Mi último turno fue el sábado y después tuve un día y medio para hacer las maletas antes de irme a Ámsterdam. Me quedaba muy poco tiempo para ver a mis amigos. ¡El viernes quedé con mi mejor amiga de baile después de 4 años! Fue genial poder hablar de todo lo que nos había pasado. Aunque no nos veamos muy a menudo, tenemos mucho de lo que hablar. Me lo contó todo sobre el baile, sus novios, sus planes de futuro y que igual viene a Ámsterdam a verme. Al hablar con ella me di cuenta de lo mucho que echo de menos bailar.

Otro día, fui a desayunar con Serjio y Miguel. Siempre digo que los buenos momentos los hacen las personas con las que estás y esa mañana fue un ejemplo perfecto. Tampoco es que fuera el mejor desayuno de mi vida, pero me lo pasé genial con los chicos. Era la segunda vez que iba a ese sitio, pero no me acuerdo del nombre. Primero pedí tres zumos de naranja, tres huevos y unas tortitas con Nutella para compartir. La camarera se me quedó mirando y me preguntó por lo menos tres veces lo que queríamos, a pesar de que le señalé el nombre en el menú. En serio, tardó casi una hora en servirnos la comida. Nos propuso dos opciones para los huevos: con bacob y con jamón. Empezamos a pensar que se había equivocado porque tampoco apuntó nada de lo que le dije. Al final trajo los zumos después de un buen rato.

Estuvimos hablando de todo un poco y me lo pasé muy bien con ellos, así que tampoco me importó mucho esperar. Nos reíamos de lo lenta que era porque no nos la imaginábamos trabajando en nuestro restaurante. Cuando llegó la comida, Miguel puso cara de decepción. Le habían puesto jamón en vez de bacon con los huevos. La camarera me miró y me dijo que no les quedaba bacon. Daba igual.

Seguimos comiendo y riéndonos de las tortitas porque en ese sitio tienen tres tipos: con queso cottage, con Nutella y con mermelada. La primera vez pedimos las de Nutella y nos las pusieron con queso. Esta vez igual era la buena, pero no. La camarera nos las trajo cuando terminamos el primer plato. Era un poco sospechoso que llevara mermelada por encima, pero estaba segura de que estaría rellena de Nutella. ¡Pero al probarla, vimos que era de mermelada! Solo mermelada. Parecía una broma. ¿En serio? Ya van dos veces...

Como trabajábamos en un restaurante, tampoco queríamos causar problemas y nos la comimos. Cuando la chica se acercó a nuestra mesa le mencioné: «Gracias por las tortitas, muy buenas, aunque habíamos pedido las de Nutella». Ella se limitó a mirar hacia la mesa, aún manchada de mermelada, y respondió: «¿Se han equivocado al hacerlas? ¿No eran de Nutella? ». No sabía si iba en serio. ¿Es que no has visto el plato lleno de mermelada? Pero no valía la pena seguir discutiendo. Más tarde, la chica se disculpó, aunque yo esperaba algo más. Desde que trabajo de camarera me doy cuenta de todo, hasta de los detalles más pequeños en otros camareros. Igual la próxima vez nos traen las tortitas correctas.

Mudanza a Ámsterdam

El día siguiente fue mi último día en Adelitas. Ya me había empezado a sentir mal esa semana trabajando allí, me sentía como en casa. No sé si habréis leído mi artículo sobre La Casa Blu, pero cuando lo escribí estaba totalmente convencida de que no iba a encontrar un trabajo como ese. ¡Pero lo encontré! Las Adelitas. Supongo que lo que me gusta de ese trabajo es la gente la que he conocido, pero de verdad que me alegro de haber trabajado allí. El último día hicieron un montón de cosas guays: me tomé mi cóctel favorito, me invitaron al postre y gracias a Serjio comí lo mejor de la carta: parrillada. Me puse muy triste al irme. Llevaba dos meses allí y era el trabajo de mis sueños. Espero que les vaya bien y que yo pueda encontrar algo parecido en Ámsterdam. ¡O al menos lo voy a intentar! Seguramente será un restaurante, me gustaría uno latinoamericano.

Mudanza a Ámsterdam

Tras mi último turno, volví a casa para cambiarme de ropa y salí a pasar la noche con gente del trabajo. La noche no terminó como me hubiera gustado. De hecho, terminó con una discusión tremenda, pero dentro de lo que cabe me lo pasé bien. Primero fuimos a Popocafepetl y luego a Lucerna. Era la primera vez que iba a Lucerna y me quedé alucinaba, era increíble. Había una fiesta con música de los noventa y me encantó que pusieran los videoclips en una gran pantalla para poder verlos mientras bailábamos. No sé por qué no he ido antes. Dormí solo una hora y a continuación tuve la peor mañana de mi vida.

Mudanza a Ámsterdam

Estaba reventada y tenía que meter todas mas cosas en una maleta pequeña, lo que era imposible. Por tanto, acabé con una maleta, una mochila y una bolsa de plástico llena hasta los topes. Además, había comprado un flan para mi madre, pero cuando terminé no había sitio para meterlo. De todos modos, me lo tenía que llevar. Ya había tenido que dejar la toalla, el champú y otras cosas en el piso por falta de espacio. Cuando salí a la calle hacía un tiempo mortal, por lo menos 30 °C, y yo tenía que ir con chaqueta porque no podía meterla en la maleta. De camino al metro, se me cayó el flan y se me llenaron las manos de caramelo. Y como no tenía agua, no podía lavármelas. Normalmente, tardo cuatro minutos en ir de mi casa al metro. Esa vez tardé doce. Casi se me escapa el metro. Cuando llegué a Hradec y lo puse todo en el coche por fin pude respirar, pero seguía cansadísima.

Mudanza a Ámsterdam

Tenía un día y medio para hacer las maletas. Mi madre quería llevarme a comer o a cenar, pero, por desgracia, no tuvimos tiempo. Esa vez, usé tres maletas para mis cosas. Intenté no pensar en que me iba y me centré en recogerlo todo. Estaba tan cansada que me tuve que tumbar un rato en la cama, y eso que solo había hecho la primera maleta. Me encantaba estar en mi casa, en mi habitación. Imprimí algunos documentos que me faltaban y me llevé unas cuantas fotos para pegarlas en la pared en Ámsterdam. También fuimos a la piscina con un café helado.

No me había dado cuenta de cómo me sentía por irme hasta ahora, que estoy sentada en el autobús. Siento que es totalmente distinto a la última vez, cuando me fui a Francia. Antes del Erasmus, me moría de ganas de irme de intercambio. No hablé de otra cosa en medio año. Sin contar a mi madre y mi hermana, ninguno de mis amigos estaba en la República Checa. Además, eran solo cinco meses y si no me gustaba seguramente hasta podía volver antes. Lo único que me preocupaba era ir sola, pero estaba más emocionada que asustada. También sabía que sería un semestre de estudiar poco, viajar, no trabajar y pasarlo bien. Al principio no fue fácil, pero pronto me acostumbré a estar en otro país y lo pasé genial. Ahora puedo decir que fue la mejor experiencia de mi vida y que no lo cambiaría por nada en el mundo.

Mudanza a Ámsterdam

No entiendo por qué ahora me siento tan diferente. Para empezar, es todo un año fuera. Hay mil cosas que me preocupan: compartir habitación, que es mucho tiempo, que las clases sean difíciles, el ambiente nuevo... Creo que esta universidad va a ser mucho más dura y no me veo preparada en absoluto. Otra cosa es que odio el invierno y Ámsterdam es famosa por su clima frío y lluvioso. Por último, he hecho un montón de amigos en Praga y solo hace dos meses que volví de Francia. Me da la sensación de que es demasiado pronto para irme a otro sitio. Pero a pesar de todo nunca pensé en cancelar el viaje. Primero, porque ya hemos pagado el alojamiento en julio y las tasas de matrícula. Segundo, porque ya me había decidido. Lo había pasado tan bien en Francia que quería repetir la experiencia, y Ámsterdam era una oportunidad magnífica para ello. Así que trataré de calmar mi ansiedad y de creer en la magia de los nuevos comienzos. Estoy preparada para conocer gente nueva y vivir momentos inolvidables. Además, tener un título internacional siempre es una ventaja. Cuando volví a Praga, pensé que iba a ser un verano horrible, pero fue todo lo contrario, lo pasé genial. Con un poco de suerte, también lo pasaré genial en Ámsterdam. ¡Y espero encontrar un trabajo parecido!

Mudanza a Ámsterdam


Galería de fotos



Contenido disponible en otros idiomas

Comentarios (0 comentarios)


¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?

Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!

¡Quiero crear mi blog Erasmus! →

¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!