La primera semana ¡acábate pronto!

Pidiendo ayuda - mejorando mis habilidades sociales

Pasado el primer día no mejoró mucho mi primera semana en la universidad. No pude conocer a nadie en clase (como comenté, eran algo "fríos") y yo estaba demasiado cansada como para hacer algo después de ir a la universidad. Encima, tuve que buscar una persona en cada clase que me pudiera pasar los apuntes en formato digital, porque yo no era capaz de entender las abreviaturas escritas a mano. Yo soy especialmente tímida, y si a eso le sumas que la gente parecía odiarme, al final acabó siendo molesto. Pero quería irme al extranjero para así poder mejorar mis habilidades sociales, así que tenía que hacerlo.

La primera semana ¡acábate pronto!

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La clase de Política

En una de las clases, de hecho la única que tenía en la Facultad de Políticas, solo había 20 estudiantes, cosa que no era habitual ya que normalmente había 100 repartidos en una clase grande. Pero en Políticas era distinto. Y me hizo sentir aún más incómoda, porque todos se conocían entre ellos. Me acerqué al profesor para decirle que era una estudiante Erasmus y no había podido asistir a clase la semana anterior, y me respondió que era la primera vez que había un estudiante Erasmus en su clase. Como podéis imaginar, no me sirvió de ningún consuelo. Acto seguido (aquello fue lo peor y lo mejor al mismo tiempo), comenzó la lección presentándome ante la clase diciéndoles que era alemana, que no entendía el idioma del todo bien, y que sería de gran ayuda que alguien me prestase sus apuntes. Me dio mucha vergüenza pero al mismo tiempo me sentí feliz, porque era la primera asignatura en la que no tuve que buscarme la vida para conseguir apuntes. La clase empezó y yo intenté comprender algunas frases, como siempre, y al final una chica muy simpática me dio su dirección de correo electrónico para poder ponerme en contacto con ella y que me mandase los apuntes todas las semanas.

Así que al menos el segundo día no estuvo del todo mal, la clase de por la tarde también estuvo bien aunque tuve bastantes problemas para entender a la profesora ya que no usaba el micrófono (y encima hablaba en francés) pero parecía una persona agradable, y preguntó si nos estaba pareciendo buena su manera de enseñar. Hasta entonces era la primera profesora que conocía a la que le importaba lo que pensásemos.

Ayuda desde Alemania

Al día siguiente, el miércoles, otra chica alemana llegó a la misma universidad en la que yo estudiaba. Antes de vivir en Francia yo no había tenido mucho contacto con ella, solo una clase de idioma juntas, y la lucha conjunta contra los trámites de la matrícula. Pero obviamente, quedamos por la noche y charlamos un rato, la expliqué lo que había descubierto hasta entonces, y ella me hizo unas cuantas preguntas. Ella también había venido en coche y por ello estaba bastante cansada, así que quedamos al siguiente día cuando ella ya hubiese terminado todo su papeleo. Tenía que leer algunos textos "agradables" sobre economía política para mi clase, y como hablante no nativa me llevó horas, el vocabulario era muy técnico y específico, y había palabras que nunca había oído y tuve que buscarlas casi todas. Pero a cada página que leía, mejoraba, y era algo que me motivaba un montón; por primera vez pensé que podría hacerlo, mejorar mi francés siguiendo los consejos de mis profesores, y aprobar los exámenes. Afortunadamente no tuve que hacer ningún ensayo ni ninguna presentación, solamente los exámenes al final del semestre. No sabía si podría haberlo hecho, la verdad. Especialmente con este tipo de personas, frías, cerradas y nada amigables.

Clase de idiomas - no soy una principiante

Al día siguiente no tenía clase hasta las 2 p. m. así que sería un día relajado. Dormí más, cociné (en la cocina asquerosa del final de la planta), y descubrí la lavandería, que no estaba mal. A las 2 tenía la primera clase de idiomas, así que al menos era una de las dos asignaturas por las que no me tenía que preocupar de no entender nada. El profesor era muy agradable, pero definitivamente esa clase no correspondía con mi nivel. Al principio hubo un gran debate sobre si los principiantes debían asistir a esta clase o a otra, fue un poco caótico, y al fin mi clase fue declarada la de los principiantes. Y yo no era principiante. Había dado francés durante 5 años en el colegio, y se me daba bastante bien, el problema era que me había olvidado de un montón de cosas. Pero podía hablarlo. Pero como ya había hecho mis horarios alrededor de esta clase, no podía irme a otra así que decidí quedarme. Al menos habría una clase fácil y sin retos. Pensé que las demás clases ya iban a ser bastante difíciles así que no más asignaturas complicadas. Conocí a dos chicas muy majas que también eran Erasmus (como todos en aquella clase) y me alivió mucho. Normalmente no tengo la necesidad de hacer amigos todos los días, pero estando totalmente sola en una ciudad nueva, quería hacer más cosas con otra gente. Afortunadamente ya conocía a las chicas inglesas de la primera noche, con las que quedaría el domingo, y me invitaron a alrededor de 1000 eventos de Erasmus que organizaban allí. Es lo bueno de Erasmus, siempre organizan muchos eventos en los que conocer gente, para que no te de tiempo a echar de menos tu casa y disfrutes.

Pero lo primero es lo primero, acabar la semana y conocer a los profesores que no conocía todavía. Cuando conocí aquella tarde a la otra chica alemana, nos dimos cuenta de que habíamos escogido la misma clase de Marketing que era por la tarde, así que cogimos el autobús juntas. Sin saber el desastre que se nos venía encima...

La primera semana ¡acábate pronto!

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