Día en el zoo
Experiencia para parejas - parque felino
El día después de mi examen mi novio me mandó un enlace de Facebook para que lo mirase. Era una oferta de Groupon de una entrada más barata para una especie de zoo. Era un parque con felinos salvajes, como leones, leopardos, etcétera. Estaba en Beauvais, a 1 hora en coche de Amiens. Le pregunté por qué me lo había mandado (de hecho, nunca había pensado en ir con él a ningún zoo, daba la impresión de que no le gustaban ese tipo de cosas), y me dijo que si quería podíamos ir el fin de semana. Me alegraba que fuese él quien planease cosas para hacer juntos antes de que yo me fuera, así que saqué las entradas con muchas ganas de vivir la experiencia juntos. Normalmente solo quedábamos para comer o cenar, tomar café, ir al cine o aprender inglés, pero nunca (exceptuando el día en Lila) habíamos hecho algo así, una verdadera experiencia en pareja. También me hizo creer aún más en el futuro de nuestra relación; volví a tener esperanza, después de haber estado unos días dudando de su pensamiento acerca del estado de nuestra relación.
La noche anterior
Aunque el tenía muchas cosas que hacer, decidimos ir al parque ese mismo sábado. Tenía muchas ganas de pasar el día con el y estaba muy alegre por el fin de semana que venía. El viernes le recogí en el trabajo, como siempre, y cenamos una pizza antes de volver a mi apartamento. Vimos una película francesa en su portátil, pero como era de esperar, tuve muchos problemas entendiendo lo que decían ¡los franceses hablan muy rápido! Me dormí a su lado, y lo último en lo que pude pensar fue en lo mucho que echaría de menos pasar las noches con él. Necesito tiempo para mí, pero dormir sola desde luego que no era una de mis cosas preferidas. Para el día siguiente me puse un montón de alarmas desde las 9 a. m. hasta las 11 a. m. ; conocía a mi novio bastante bien, y sabía que se podía quedar durmiendo hasta las 2 p. m. si nadie le despertaba. Pero también se le daba muy bien ignorar las alarmas y seguir durmiendo. Finalmente, a las 10:30 a. m. le convencí de que se levantase, porque no tendría ningún sentido ir al parque para estar solo una o dos horas. Los dos nos duchamos y tomamos un (muy) pequeño desayuno antes de salir de la residencia para montarnos en mi coche.
Entrando al parque
Nos llevó aproximadamente una hora llegar al parque que estaba al lado de Beauvais. El clima era agradable, el sol brillaba, y ya hacía tanto calor que no necesitamos ni siquiera la chaqueta. Compramos las entradas más baratas y entramos al parque. La mayoría de los animales que había eran leones, y había un espectáculo por la tarde. Hicimos un montón de fotos y nos reímos mucho del comportamiento de algunos animales; lo estábamos pasando genial y solo llevábamos 30 minutos. También había caballos, pollos (algunos muy peludos), ovejas, cabras, conejos ¡e incluso una llama con su bebé! Después de haber cruzado la mitad del parque y haber visto la avestruz, decidimos descansar un poco. Como hacía muy bueno, nos tumbamos en el césped a disfrutar del sol. Fue un momento precioso; de esos que desearías que no acabaran nunca. Nos quedamos un rato antes de seguir con nuestra ruta.
El espectáculo de los leones
También vimos animales bastante más comunes; en mi opinión ese parque, administrado por una familia, o acababa de abrir o estaba a punto de cerrar, porque era muy pequeño y no había demasiados animales. Como habíamos desayunado bastante tarde, no comimos nada y fuimos directamente al espectáculo de los leones. Normalmente no me gustan los espectáculos como ese, donde no sabes si los animales quieren hacer lo que les mandan hacer, como saltar desde plataformas o a través de aros. Pero como ya habíamos pagado y nunca había visto nada parecido, decidimos probarlo. Eramos la única pareja de la carpa, todo eran familias con niños pequeños. Al principio enseñaron unos cachorros de león monísimos (eran blancos) y acto seguido comenzó el espectáculo. Era como los espectáculos que se ven en los circos; saltar en plataformas, jugar con una pelota, atravesar aros, etcétera. Era interesante pero a mi no me entusiasmaba excesivamente, así que me alegré cuando acabó, y todavía tuvimos algo de tiempo antes de irnos. Volvimos a visitar a algunos animales, y finalmente me saqué una foto con el bebé de la llama. Estaba muy contenta por todas las fotos que nos habíamos sacado; normalmente no hacemos cosas así, y quería tener fotos juntos para verlas en los momentos en los que le echase más de menos.
Cena en Beauvais
Queríamos salir del parque porque ya lo habíamos visto todo, así que decidimos tomar un café y relajarnos un rato. Después fuimos al coche y conduje en dirección a Beauvais, porque queríamos comer algo ahí, y nunca había estado. No tardamos mucho en llegar, pero la discusión típica surgió cuando estábamos buscando aparcamiento. Mi novio deja el coche en cualquier sitio en el que pueda, pero yo siempre me pensaba 2 horas si podía aparcar el coche ahí o no. Como pensábamos diferente, el tema del aparcamiento casi siempre acababa en discusión cuando yo quería aparcar mi coche. Finalmente encontramos un aparcamiento en el centro de la ciudad por el que no teníamos que pagar, ya que era sábado por la tarde. Dejamos ahí el coche y fuimos caminando hasta la catedral y un poco por la zona comercial. Compramos algo para comer en un kebab un poco extraño, donde había una familia montando un revuelo bastante molesto. Finalmente volvimos a Amiens, pero no fuimos por la autovía, ya que en Francia hay que pagar peajes. Cogimos la carretera convencional, tardamos 45 minutos más que si hubiéramos ido por la autovía, pero nos ahorramos 8 euros. Cuando llegamos a la residencia, él se quería quedar conmigo de nuevo, y vimos una película histórica en francés, que yo no entendí, así que me quedé dormida y no vi mucho. Estaba feliz por el bonito día que habíamos pasado y por la maravillosa persona que tenía al lado.
Galería de fotos
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- English: Day at the Zoo
- Italiano: Giorno allo zoo
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