VIAJE A ALEMANIA – DÍA 5: Vuelta a Francia

En la anterior entrada os contaba el cuarto día de nuestro viaje a Alemania, en el que visitamos la ciudad de Witten por la mañana y por la noche el mercadillo de Bochum, antes de que nuestra amiga coreana se marchase y yo tuviese que pasar la noche en casa de la alemana.

En esta entrada os contaré lo que hice en mi viaje de vuelta a Francia en autobús.

Día 5

Como os contaba en la anterior entrada, el día anterior tenía que haber vuelto a Francia porque era domingo y al día siguiente tenía clase. Sin embargo, no había podido, por lo que este día obviamente no pude ir a clase ya que aún estaba en Alemania.

Por la mañana nos despertamos temprano ya que la alemana me tenía que llevar en coche a Dortmund, donde cogería el autobús a las diez. Así, después de desayunar salimos de la casa y empezamos nuestro camino hasta la ciudad que estaba a 20 minutos de Witten.

Al llegar aún tuvimos que esperar un poco dentro del coche porque fuera hacía mucho frío y el autobús aún no había llegado. Por lo tanto, pude aprovechar para agradecer a la alemana todo lo que había hecho por nosotras a pesar de todos los inconvenientes que sufrimos.

Poco después, el bus llegaría y empezaría mi viaje hasta Francia.

Durante el recorrido del Flixbus hasta Amberes pasamos por diferentes ciudades alemanas y también por Holanda, por lo que para entretenerme, además de escuchar música, fui haciendo fotos y vídeos de algunos paisajes que me gustaban.

Al llegar por fin a Amberes, me bajé del autobús porque tenía que cambiarme de Flixbus. Por supuesto, como tenía mala suerte, aún faltaba bastante para que viniese el próximo autobús, por lo que decidí dar una vuelta por los alrededores. Ya que mi sentido de la orientación es muy nulo y que tampoco tenía tanto tiempo, no pude visitar muchas cosas.

Lo primero que hice fue entrar en la estación de tren Antwerpen-Centraal, que estaba enfrente de la parada de Flixbus donde nos había dejado el autobús. Por supuesto, aproveché para comprar comida ya que empezaba a tener hambre después de estar tanto tiempo en el autobús. Dentro de la estación no pude hacer mucho más.

Después seguí investigando por los alrededores. Al lado de la estación había un zoo llamado Flamingoplein al que no entré porque tenía miedo a que fuera de pago. Por lo que investigué un poco más por la zona a ver si había algo interesante, pero terminé en una tienda de souvenirs (bastante cara) y no pude visitar nada más.

Volví a la parada de Flixbus para coger el siguiente autobús que me llevaría a Lille. Otra vez pasé un par de horas más en el autobús (aunque este era más cómodo) para llegar a la ciudad francesa. El trayecto se me hizo bastante largo.

Cuando llegué a la estación de Lille, ya era noche cerrada. Supuestamente tendría que haber cogido un tren a Dunkerque lo antes posible, ya que era bastante tarde y ya iba a salir el último tren. Sin embargo, si cogía el último tren a Dunkerque, al llegar no habría autobuses urbanos porque no había línea nocturna. Por lo tanto, como vivía lejos de la estación de tren, iba a ser complicado volver a casa a esas horas no solo por el tiempo que me llevaría sino por el peligro.

Por suerte, un amigo que vivía en la ciudad vino a visitarme, y al comentarle mi problema me dejó dormir en su piso, lo que me salvó la noche. Por lo tanto, primero pasamos por un supermercado para comprar la cena y después nos dirigimos a su piso.

Esto supondría que al día siguiente tendría que coger el metro para coger el primer tren de la mañana hacia Dunkerque y así poder asistir a clase, pero eso ya es otra historia.

Así se terminó el quinto día y el final de nuestro viaje. Este fue un viaje en el que me lo pasé bastante bien, a pesar de la mala suerte que tuvimos, y afiancé la amistad con las dos chicas extranjeras que conocí durante el Erasmus. A pesar de que no fue mi destino favorito del Erasmus, nunca había estado en el país, así que estuvo bien conocer nuevos sitios y nuevas culturas.

¡Hasta la próxima!

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