De Roma a Amalfi

Ya habíamos visitado los lugares más famosos de Roma durante nuestro primer día. Así que decidimos visitar Amalfi el segundo día, tal y como nos recomendó uno de nuestros amigos; agradecemos mucho que nos haya recomendado este lugar tan genial, lejos de la multitud de Roma.

Hay varias opciones para llegar a Amalfi desde Roma, pero nosotros fuimos en bus. Cogimos un Flixbus desde Roma hasta Salerno; un viaje de casi 4 horas. Desde Salerno, puedes encontrar buses públicos baratos hasta Amalfi, cuyo trayecto dura unas 2 horas. Aquí te dejo un enlace desde el que puedes ver los horarios de estos buses y planificar tu viaje de acuerdo con ellos. También puedes ver el precio de los billetes.

Así que, si te gusta el mar, la arena y el sol a la vez que las montañas, haz las maletas y ve a Amalfi. No es tan conocida como otros lugares de Italia, pero te garantizo que no te decepcionará.

Por desgracia, comenzó a llover cuando llegamos a Salerno. Pero fue una de las lluvias más bonitas que he visto, puesto que el sol también estaba allí haciendo su trabajo. La lluvia era incluso más bonita bajo la luz del sol. No me considero muy religiosa, pero me gusta pedirle cosas a Dios. Una vez leí que se aceptan las plegarias cuando llueve, especialmente cuando también brilla el sol. Además, en otro sitio leí que, cuando Dios está feliz, hace que llueva. Así que me lo creo un poco y me gusta la lluvia. Ese día le pedí a Dios que el tiempo mejorase; que dejase de llover un rato. Y contestó mis plegarias. Salerno me recordaba al Mediterráneo, a Antalya (la ciudad donde vivo, en Turquía) y se me vinieron muchos recuerdos a la mente. Me acuerdo que ese día también era el cumpleaños de mi amigo, que era como un hermano mayor para mi, como mi familia cuando estaba lejos de Antalya. (Mi hogar es Pakistán).

De Roma a Amalfi

De Roma a Amalfi

Dormí durante casi todo el trayecto desde Salerno hasta Amalfi; supongo que me he perdido paisajes muy bonitos, pero sé que iba a regresar por el mismo sitio.

Me enamoré de Amalfi tan pronto como bajé del bus. Estiré mis brazos y bostecé, tratando de recuperar mi energía. Me sentía libre como un pájaro allí; definitivamente el paisaje que me rodeaba tuvo que ver. ¿Cómo describen este fenómeno universal? Ah, sí, ¡'Pandiculation'!

De Roma a Amalfi

De Roma a Amalfi

De Roma a Amalfi

Nos acercamos al mar, sacamos muchas fotos y, cuando estaba intentando sacar una buena, las frías olas me atacaron, lo que me empapó los zapatos y lo que es peor: no eran resistentes al agua. Me aseguré, a partir de entonces, de mantener cierta distancia de seguridad con respecto al mar.

De Roma a Amalfi

De Roma a Amalfi

Más tarde, dimos un paseo por Piazza del Duomo. Estaba llena de turistas. Allí hay muchos restaurantes, bares y algunos puestos que venden zumos recién exprimidos y helados. Asimismo, tenían ropa muy distinta allí.

De Roma a Amalfi

También visitamos una catedral católica-romana del siglo IX, la Catedral de Amalfi. Hay que subir algunas escaleras, pero merecerá la pena.

De Roma a Amalfi

Nos quedamos allí algunas horas y después cogimos el bus de vuelta a Salerno. Esta vez me aseguré de no dormirme para poder disfrutar del paisaje. No obstante, las ventanas tenían algunos parches que arruinaban las vistas, si no es en todas, en la mayoría de las ocasiones.

Cuando llegamos a Salerno teníamos mucha hambre; encontramos un restaurante asiático y caminamos durante unos 20 minutos hasta él, solo para descubrir que estaba cerrado. Sin embargo, la suerte estaba de nuestro lado ya que fuimos a otro sitio cercano, donde comimos pan tradicional con salsa de tomate. El viejo dueño italiano era muy agradable y hospitalario, y nos sirvió un poco de pan dulce con una fina capa de miel o algún tipo de mermelada. No soy una experta sobre los ingredientes de la comida, pero sí puedo decir que estaba delicioso, sea lo que fuere.

De Roma a Amalfi

Después, volvimos a Roma, cenamos en condiciones y esperamos al siguiente bus hacia Milán.

Aquí te dejo algo de información que me gustaría compartir. En mi pasado blog, pudo parecer que me quejaba porque no me habían concedido una vista para viajar a Italia. Bueno, quizás sí que me quejé un poco, pero después de pasar dos días en Roma y observar a todos los inmigrantes que hay allí, siento que no tengo derecho a quejarme. Porque he visto muchas personas del sur de Asia, muchas de las cuales estaban trabajando de forma ilegal. Puede que esta situación haya forzado a las autoridades a tomar medidas estrictas con respecto a las personas de estos países. Aún así, los italianos me parecieron muy amables y hospitalarios. Incluso mi compañera de piso aquí en Polonia es italiana y es una de las personas más buenas por dentro y por fuera que he conocido y con las que he convivido.

No obstante, también conozco muchos estudiantes que van a prestigiosas universidades italianas y que, de una forma u otra, otorgan a Italia y a Pakistán sus mejores capacidades.


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