Primeros días en Málaga
¡Ya tengo el piso! Suerte. Suerte. ¡Ya tengo todo arreglado! Ya mi padre me puede dejar en paz. Ya no tienen que preocuparse y pueden dormir tranquilos. Ya no me van a llamar diez veces al día. ¿Sabéis cuánto pagaron por aquellas llamadas de Polonia a España? Unos millónes de zloty.
El piso era de dos plantas. En la primera planta había un habitación, un salón, una cocina y un cuarto de baño pequeño; y en la segunda, tres habitaciones y un cuarto de baño. Me gustó mucho. No era muy grande pero bastante cómodo.
Mi habitación daba a la calle... ¡A la calle con una farola horrible! Una farola a un centímetro de mi habitación. Aquello fue la única desventaja de nuestro piso. Pero bueno... todo me costaba unos 200 euros al mes: ni mucho ni poco. Tal vez otros pagaran menos, pero el mío estaba a unos 10 minutos del centro histórico. Estaba muy bien comunicado con Campus Teatinos. También las tiendas estaban cerca. Para mí, ideal.
Como ya tenía el piso, podía empezar a conocer la ciudad y la universidad. En septiembre, durante todo aquel mes, casi siempre estaba sola, es decir, mis compañeras de piso todavía no habían llegado. Pasaba todos los días paseando por la ciudad, conociendo la gente y viviendo a lo Erasmus. Pero de la vida de Erasmus voy a hablar otro día.
Otra vez comenzó el papeleo. Entonces por parte de la Universidad de Málaga. Y yo otra vez tuve un problema: las asignaturas que había elegido antes en Polonia no las podía frecuentar porque desaparecieron del horario. Tuve que elegirlas de nuevo.
¿Y como hacerlo sin Internet?
Como todavía no habían llegado mis compañeras del piso, tampoco tenía Internet. La respuesta es muy simple: WiFi en McDondld´s. ¡Gracias a Dios por haber creado estas restaurantes de comida rápida! Si no lo hubiera tenido... ¡No conjeturemos! Ahora ya no vale la pena.
Durante aquellos días conocí un montón de gente de todo el mundo: de Mexico, de Estados Unidos, de Francia, de Italia... Y también, lo que me sorprendió, había muchos polacos que no llegaron de las universidades polacas, sino de las universidades del extranjero: de Edinburgo, de Londres, de Alemania, de Francia y también de Grecia.
Pasábamos juntos mucho tiempo: fiestas, playa, playa y fiestas. También casi todos asistimos a las clases de español en la escuela de idiomas que colaboraba con la universidad.
Y la ciudad. Málaga.
Una maravilla. Málaga me gustó mucho. Me encantaron sobre todo el centro histórico y sus monumentos, su clima tan peculiar. Me entusiasmaron todas aquellas calles, la gente tan amable, las tiendas tan pequeñas, los bares y los restaurantes... Entonces no me comportaba como una estudiante: me comportaba como turista ;)
Gracias a Inma (aquella chica que se iba a Manchester) y su novio, Pablo, conocí muy bien la ciudad. Me enseñaron todo: las playas, el horario de autobuses, los lugares más interesantes, unas bibliotecas y mucho, mucho más. Empezé mi vida errante muy tranquilamente, sin nerviosismo típico para las cosas desconocidas.
Porque a veces, cuando nos enfrentamos con nuevas experiencias, con nuestras elecciones, con nuestra vida, tenemos miedo. Tenemos miedo a lo desconocido, a lo nuevo, a lo exótico. Aunque queremos dar un paso, temblamos. Sabemos que ya no podemos retirarnos. Pensamos: Tenía que haberme quedado en casa, con los padres que me preparan todo...
Después de tres días en España ya olvidamos de todas nuestras inquietudes. ¡Se empieza la mejor época de nuestra vida!
Y la playa. Para una persona que vive al sur de Polonia, casi en las montañas, la playa es algo muy deseado. Allí podía pasar todos los días sin aburrirme. Tumbarse en la arena pensando que allí, en Polonia, empieza a llover y tienen que resistir la temperatura de 10 grados :)
Siempre soy maliciosa con mi familia, los molesto sin parar. Ahora también creo que ya quieren que me vaya a Vigo. Vale, yo también lo espero. Pero todavía nos queda un mes, y tenemos que aguantarlo.
Termino. Mañana me espera un examen de gramática práctica. Tengo miedo de que nos den algo horrible. Ellos tabién son maliciosos, pero no con su familia, sino con estudiantes como si no tuvieran otras diversiones.
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