Mamá el 19 llego a España.... o no 5º part

Publicado por flag-es Anthony Power — hace 11 años

Blog: Tramas experience in Lodz
Etiquetas: Noticias Erasmus

Bueno ya llevo cuatro partes en cuatro artículos distintos hablando de mi vuelta a España, y es que como habéis podido comprobar, cosas han pasado. Recordando un poco, he de decir que no sólo llevaba dos días sin pegar ojo, sino que mi compañero el gaditano estuvo a punto de perder el tren que nos llevaba a Varsovia y encima descubrimos que el record guiness de tiempo sin dormir fue de 266 horas, es decir un total de once días y a cargo de un británico de 43 años.

Pero me quedé hablando de cuando ya estábamos en el aeropuerto, justo tras pasar la maleta de mano (mencionar que ninguno de nosotros facturaba maleta), periodo en el cual pues uno maldice a todos los aeropuertos por la lentitud y el control exagerado; pero ya habíamos dado ese paso adelante y nos acercábamos a lo que en breve sería el viaje que nos llevaría al territorio esperado, España, por supuesto tras pasar por París, que sería el primer destino de ese vuelo desde la capital polaca, Varsovia.

También comentar que no todos los que estábamos en ese momento en el aeropuerto en torno a las 11,10 (que fue cuando pasamos las maletas de mano), nos dirigíamos al mismo destino, París; pues si bien la mayoría si que lo hacíamos, había una chavala de Sevilla y un chaval de Mallorca, que irían directamente a España, en este caso, a Barcelona. A ellos les quedaría como una hora más, pero tenían que coger el mismo tren o sino no hubieran llegado a tiempo de igual manera, por lo que más gente nos encontrábamos, para el momento esperado desde hacía ya unos días.

La única posibilidad de no partir ese día era la más que improbable opción de que no saliera el vuelo por el tiempo, pero bah, ¿qué probabilidad hay de que eso ocurra? Pues prácticamente cero, pensábamos la mayoría; si bien es cierto que ya en los últimos días, algún vuelo que otro había sido aplazado por esta razón, por lo que la probabilidad de que ocurriera tan seguido, sería aun menor que antes. Total, que podíamos estar tranquilos, y más aun tras ver el tiempo el cual estaba bastante bien, con poca niebla, viento existente pero no muy fuerte y sin lluvia ni nieve. En definitiva, aunque alguno había inquieto por allí por si acaso, los demás respirábamos con la confianza de que el vuelo saldría.

Pero como quedaba una hora, pues algo había que hacer mientras, así que optamos por jugar a las cartas sentados en el suelo, mientras que las puertas se abrían. Aprendí a jugar a la escoba, pero a sabiendas de que en muy poco tiempo podríamos ir dando los billetes y el DNI y terminar por montarnos en el vuelo. Los minutos pasaban y finalmente llegó el momento en el que aparecía en el panel de información, que el vuelo Varsovia-París saldría por la puerta número cuatro. Para allá nos fuimos y esperando ya de pie para dar los billetes, nos fuimos despidiendo de los otros dos compañeros que se irían más tarde en el vuelo hacia Barcelona. Como mínimo ya serían dos semanas en las que no veríamos a los compañeros de beca Erasmus, por lo que alguno estaba más emocionado que otro (no exageremos, tampoco es para tanto).

Poco a poco la azafata correspondiente nos cortaba la parte de abajo del billete del vuelo, (como es de costumbre) y tras el rato correspondiente para que empezara a pasar la gente ya por fin hacia el avión, comprobaron nuestras maletas para ver si cabían en el cuadrilátero de ryanair, y así dar el visto bueno a las medidas pertinentes y no tener que endosar aquella maravillosa cantidad de cincuenta euros que cuesta facturar la maleta por un centímetro de más. En esta ocasión, todos lo pudimos evitar, por lo que ya fuimos andando hacia el avión y tras paradas de por medio en las cuales querían que muriésemos congelados debido no tanto al frío (menos catorce grados), sino al viento que cortaba las manos, por fin llegamos adentro los tantos compañeros que ibamos hacia allá. Nos pudimos poner juntos los dos gallegos y nosotros los gaditanos, mientras que las dos chavalas de Zaragoza se sentaron justo detrás nuestra.

El vuelo hacia París no duraba mucho, unas dos horas y media y habiendo salvado el posible descalabro que hubiera sido el quedarnos en tierra tirados por cualquier suceso como el tiempo; ya nos asegurábamos que el día 19 de Diciembre de 2013 llegáramos a España de nuevo. Porque claro, de nuevo la posibilidad de que el vuelo que iba de París a Madrid no saliera, pues era remota, para qué engañarnos.

Algunos durmieron, pero en esos asientos que parecen hechos de metal y piedra, yo no pegué ojo en ningún mometo, dedicándome a leer la fabulosa revista que siempre es tan novedosa (irónico), sobre los posibles destinos que la compañía nos recomienda (al final me entrarán ganas de ir a Irlanda, porque no hay vuelo que falle en el que no metan a Irlanda y durante bastantes páginas, no se nota nada que es de allí la compañía), y los tan variados productos de bebida y comida de los que podemos disfrutar. Además, los precios son también fantásticos, encontrando una coca cola de 20 cl por tan sólo 2,50 euros; algo que no se ve todos los días.

Pero como nada es para siempre, pues finalmente aterrizamos en París con incluso diez minutos de adelanto, escuchando el tan típico sonido de caballería de que lo habían vuelto a conseguir, con un 90% de las veces llegando a su hora o antes. Por cierto,  sobre los vuelos debo dar un consejo.

Consejo número 24: Cuando te vayas a montar o bajarte de un avión recuerda siempre dos cosas; la primera es que seais rápidos en montaros y así cojais sitio juntos los que vayáis y huecos para las maletas; mientras que la segunda es que excepto que tengáis prisa por bajaros, dejad que los demás lo hagan primero, porque se llevarán bastantes minutos "peleando" por sacar sus maletas en primer lugar y teniéndose que quedar de pie y agobiados por la muchedumbre durante algunos minutos. Una vez los demás se han ido, tranquilamente podréis coger vuestras maletas y bajar con total parsimonia y sin agobios.

Hecho lo anterior, puesto que nos quedarían unas siete horas aun en el aeropuerto de París (el vuelo siguiente saldría a las 22,10 y llegaría a las 00,00 a Madrid), y pasado el punto de control donde hay que dar el DNI, etc; podíamos explorar con libertad aquello, porque nos iba a quedar un tiempo bastante importante allí metidos. Y es que no salía a cuenta el irse a la ciudad, primero porque te clavan un pastón, y segundo porque tampoco quedaba tanto tiempo en sí (quita el trayecto hacia la ciudad ida y vuelta, más el tiempo que hay que estar con antelación en el aeropuerto, más el tiempo de comer algo y al final dará como resultado que si tienes unas dos horas es un milagro). Así que los seis que estábamos (ya que los franceses pues ya se irían cada uno en sus respectivos transportes a sus ciudades que no quedaban muy lejos de la capital), pues algo debíamos hacer durante esas horas preciosas (nótese que a nadie le gusta estar siete horas esperando en un aeropuerto).

¿Qué hacer durante siete horas entonces?

Pues ya habiendo descartado la opción de irnos al centro de Francia (ya habría tiempo en la vida de ir a visitar el país vecino), aun quedaban muchas más opciones en el tintero entre las que poder elegir. La primera era jugar a las cartas hasta que de allí saliera un profesional al juego que escogiéramos, si bien también es cierto, que pocas personas aguantan hasta cinco horas jugando a las cartas y con las mismas reglas, por lo que debo decir que muy tristemente, nadie es profesional a día de hoy tras aquel día. Pero es que aun quedaba la segunda opción que claramente era la mejor, y no es otra cosa que ver una película. Y es que uno de los dos gallegos tiene bastantes metidas en su ordenador, por lo que el único fallo sería el que no encontráramos ningún enchufe, y con sorpresa no tenían ninguna ranura para meter dinero ni nada, siendo por lo tanto gratis (perdonad mi ironía, pero es que París es una de las ciudades más caras de Europa y uniéndolo a su Internet de pago sin wi-fi, pues cualquier cosa se podía esperar uno). Ahora quedaría lo más difícil que era ponerse de acuerdo cuatro hombres y dos mujeres (mañas encima) sobre qué película ver.

Continuará.....

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