Mamá el 19 llego a España.... o no 3º part

Por si aun no os habíais dado cuenta, me quedé escribiendo en los últimos artículos del blog el cómo llegué a España desde la ciudad de Łódź, un día tal 19 de Diciembre, hace no mucho, y expliqué que fue por lo que no pude escribir desde hace unos días (sumado a muchas cosas claro, como por ejemplo el mundo del ping pong o las maravillosas clases).

Como comenté, había "empalmado" (los gallegos dicen "empatado") los dos días anteriores ya fuera para no perderme las últimas clases en Polonia antes de Navidad o ya fuera para coger 100% seguro el tranvía que me llevaría a la estación de Łódź Kaliska donde pillaría el tren que nos mandara a mí, junto con las personas que ese día nos trasladábamos, a Varsovia y de ahí tras más o menos viajes llegar a nuestras respectivas ciudades de destino en España.

Todo se ponía más que interesante desde el principio, porque a pesar de disponer de muchísimas horas para hacer la maleta, desayunar, etc, tuve que correr un sprint desde mi residencia diez, hasta el tranvía doce para no perderlo. Supuestamente salía a y 23 (seis de la mañana recuerdo), y mirando mi reloj (adelantado unos minutos para llegar antes a los sitios), ya cuando entregué la llave en la recepción, marcaba un no demasiado bonito y 21. Sabía que unos tres cuatro minutos si que tenía de adelanto, pero que no me podía relajar y debía correr por si acaso, pues el tren doce que nos llevaba a la estación pasaba a su vez cada doce minutos (las cosas de la vida), por lo que si dijimos de coger ese de y 23 sería por algo, para no ir con demasiados agobios.

Corrí y corrí, y me vi a uno de los dos gallegos que nos acompañaban a una distancia  no muy lejana, por lo que pensé que de tiempo iba bien. Crucé la acera que pasa por al lado de la residencia tres y fue entonces cuando vi un tren que se dirigía a la parada pertinente. Empecé a correr hasta que mis ojos pudieron ver a lo lejos que era el quince y no el doce, por lo que empecé a andar creyendo en mi victoria. Nada más lejos de la realidad, segundos después pasaba otro por la curva (que se encuentra a muy pocos metro de la parada), por lo que sin pensármelo dos veces cogí de nuevo la maleta a una mano y comencé a sprint continuo para no perderlo. Tras hacer un "all in" cruzando el paso de peatones, llegué justo cuando el tranvía abría sus puertas, por lo que pegué un suspiro de tranquilidad y ya nada podía evitar que en menos de 24 horas llegara a España.

Saludé a todos los que allí se encontraban que eran dos chicas de Zaragoza, una sevillana, dos gallegos, un mallorquín y algún que otro francés que también se dirigía a la estación. Rápidamente pregunté por el otro gaditano, que a pesar de su contestación a mi mensaje que le envié a las 5,17 que decía: "Iros levantando ya que el menda ha empalmado y está reventado"; y su posterior contestación a las 6,08: "jajajajaja ok melón"; pues no llegó a tiempo al tranvía que todos sin excepción (él el único claro) pudimos coger.

La cosa estaba en que el tren a Varsovia salía exactamente a las 7.20, por lo que en los 57 minutos que disponíamos desde que nos montamos en el tranvía, darían tiempo más que de sobra para llegar tranquilos y comprar el billete. De hecho, que el otro gaditano del grupo perdiera ese tranvía no era mayor problema, porque si salían cada doce minutos, es decir el siguiente saldría a las 6,35 y el tranvía en llegar a la parada en cuestión tardaba unos 25 más, pues daba como resultado que a las siete en punto pararía y que sumándole los cinco minutos hasta que entrara en la estación, aun tendría otros quince más para poder comprar el billete e ir a la vía correspondiente. Vamos, que de sobra, porque además cuando vimos que lo perdió se lo compramos nosotros mismos el billete y sólo tendría que dirigirse a la vía que le dijéramos (en este caso la uno) sin tener que esperar colas ni nada por el estilo allí en la estación.

Pero claro, las cosas empezaban a torcerse, pues lo mejor de todo es que cuando un compañero le pregunta que cómo va, coge y le responde, qué cuál era el tranvía que tenía que coger si el doce o el quince. Éste le responde que el doce pero fue ante el asombro de todos que responde el hombre que se había montado en el quince por error, fruto del nerviosismo de que ya se veía que llegaba tarde y ni vio el número ("correctivo" merecidísimo por supuesto). Ahora sí se había metido en un problema pues el quince llegaba unos dos minutos antes que el doce, por lo que había perdido trece montándose y ahora tendría que bajarse en otra parada a coger el doce. Lo bueno es que tenían alguna parada similar, por lo que si tenía suerte y el trayecto del quince era similar en cuanto a tiempo al del doce o bien sólo se retrasaba un minuto, pues podría darle tiempo a coger el doce que no pilló en "Lumumby", pero sí más tarde y no tendría problema. Claro que eso era algo que ninguno de los presentes ni tampoco el protagonista sabía con certeza, por lo que la incertidumbre era alta y yo me estaba hartando de reir por el momento (más que nada porque yo sí que sabía que si se paraba bien en la parada de "Zielona", justo tras bajarse vendría el doce un poco más tarde, por lo que tenía de nuevo tiempo de sobra).

Pero como me callé la boca y el implicado seguía "sufriendo", una vez comprados los billetes en la estación, junto con el suyo, llegó la pregunta clave a las 6.54:

- 6.54: "¿Por dónde andas?"

- 6.57: "A cinco paradas..... mi único enemigo es el tiempo primo....."

6.58: "Supuestamente llego a y diez........"

- 6.59: "¿Pero sigues en el quince?"

- 7.00: "No, ya hice el traslado"

7.01: "Para algo me ha servido el venir a la casa de..... ahora te cuento"

Ya a estas alturas le quedaban escasos 19 minutos para tener que coger el tren y aun le quedaban cinco paradas, lo cierto es que la cosa estaba justita, si bien aun tenía matemáticamente tiempo suficiente ("matemática pura"). Ahora vendría una pregunta que claro, en aquellos momentos en los que me estaba hartando de reir (repito de nuevo que yo sabía casi con total seguridad, que llegaría sin problemas), pues a ver como se la tomaría el implicado en cuestión.

- 7.02: "¿Pero has cogido el tranvía siete?" (Era el doce el que había que coger recuerdo, pero simplemente era para que se ráyase un poco más)

- 7.02: "Compradme el ticket e idme diciendo que vía y eso"

7.02: "El doce" (como se ve por su respuesta no cayó en ninguna trampa y más tranquilo de lo que nos pensábamos se encontraba).

7.03: "Cinco paradas más y estoy allí"

7.03: "Riesgo máximo" (aquí claramente se ve que empieza a desconfiar con llegar a tiempo, nadie sabe cómo exactamente lo vivió en ese momento ni el sprint posterior al tener que bajarse del tranvía).

- 7.06: "Jajajajajajaja va va, ticket comprado, andén uno, corre del tirón"

- 7.09: "Una parada más" (repetir que el tren salía a las y 20 por lo que estaba "dentrísimo" si bien no podía despistarse porque como dice mi padre "el tren no espera a nadie")
- 7.10: "Via uno, vamos ya para allá, correee que tenemos pillado tu billeteee"

- 7.12: "No agobies primooooo"

Ya nos habíamos largado a la via en cuestión y a las y diez ya se encontraba el tren que nos llevaba a Varsovia en la estación, por lo que comenzamos a subirnos para coger sitio, si bien aun quedarían unos minutos tanto para que el gaditano llegara como para que saliera con rumbo a su destino. La cuenta atrás había comenzado y tras escribirle que estábamos en segunda clase de los asientos 108 a 210, él rápidamente llamó a uno de nosotros para que le explicáramos dónde era, y tras unos segundos de agobio en el que le repetimos que la vía ("peron" en polaco), era la uno y que fuera corriendo a subirse al tren que estaba allí; finalmente llegó a tiempo por escasos segundos y pudo sentarse con la relativa tranquilidad de que sí que llegaría a España ese día 19 de Diciembre que con esa "desviación negativa" había comenzado (o positiva porque no lo perdió claro). Continuará.....

• 

---

Galería de fotos