Cuarto mes de Erasmus

Cuarto mes de Erasmus

¿En serio, ya han pasado cuatro meses? Déjame alargar el tiempo, por favor.

Ha salido el sol, por fin. Aprovechas de sus rayos en un parque y, de repente, te das cuento de que dentro de poco tiempo aprovecharas del mismo sol, pero en otro parque, en otra ciudad, al otro lado del mundo.

Te gusta vivir aquí y descubrir de manera más profunda la vida local.

Después de pasar mucho tiempo sin pensar en tu vida de antes, un detalle (tan delicado) te hace recordar tu pasado, tu familia, tu ciudad. Pero, esta idea se escapa de tu mente en menos de un segundo como si quieras vivir el presente, olvidar el pasado y no pensar en el futuro.

Incluso después de cuatro meses aprendes a conocer nuevas personas únicas, descubres rincones escondites preciosos, pasas ratos tranquilos super chulos y haces la fiesta como nunca la has hecho en toda tu vida. Pero, cuando abres los ojos por la mañana, no lo crees realmente, como si todo estuviera sucediendo como un sueño, como si todo fuera irreal.

Sin embargo, todo lo que ocurra es tan poderoso y tan auténtico que finalmente te das cuenta de que todo esto es real.

Si, son reales esos momentos (tan increíbles que parecen salir directamente de una película).

Tomar unas cervezas con la vista de la ciudad de noche en algún des esos miradores famosos con personas locas, un feliz cumpleaños a varios amigos, bebiendo una copa de vino alrededor de una comida simple con amigos.

Por cierto, los exámenes se acaban.

Tu espíritu es matizado: te queda un mes aquí pero un mes es tan poco por todo lo que quieres hacer, todo lo que te gustaría descubrir, para vivir la aventura Erasmus aún más. Te da miedo hacer una cosa por la última vez, ver una persona sabiendo que no volverás a verla nunca.

Pero bueno... ¿Vives tu vida una vez, verdad? Entonces, aprovechas de tus “últimos todo” de tu vida de Erasmus.