TRAS UN ERASMUS
Bueno, pues nada. Eso decimos cuando algo que no queremos pasa irremediablemente y queremos ser positivos. Toda la velocidad de los acontecimientos, todas las personas de alrededor y todos los lugares han desaparecido. Vuelvo a estar donde siempre con los de siempre, ahora en el salón de mi casa, pero esta vez dudando de si es mi sitio para tiempo o volveré a San Quintino 14.
Llegó el día en que pasaba de ERASMUS a EX-ERASMUS. De 100 a 0. Tengo muchas fotos y muchas cosas en la cabeza, que no sé cómo empezar a ordenar.
Como si fueran de ayer, tengo en la retina las imágenes de mi despedida en León, con los mejores, con la mirada emocionada de mi madre, y mi llegada al aeropuerto con resaca en el coche de mi padre que con lágrimas me despedía como si me fuera a la guerra. Las imágenes de mi llegada a Roma, el encuentro con la que sería mi familia todo un año, mis niñas Irene, Anita y Alba. Con la señora Carnevale, guerrera y parlanchina desde el primer minuto. Peleando las llaves de la terraza en la que pasaría los últimos momentos casualmente con muchos de los mismos que me despedía en León.
Recuerdo como estaba de flojo cuando vi a Miguel en Cinecitta, como en la primera fiesta salí a fumar y en la puerta me crucé con dos que serían de mis hermanitas. La cola para el codice fiscale con los canarios más grandes que conozco, la cola para la tarjeta ESN donde vi a Alex y a mi querido Paco (de quien me hice fratello un día recorriendo Peronis de metro Policlinico-Rebbibia) y la cola para el registro en ROMATRE donde vi a mi argentino larguirucho perdido preguntando qué regalaban allí. Al poco tiempo llegó Alex y el ambiente en casa cambió por completo, adaptándose a lo que yo quería de verdad.
Tuve muchas visitas hasta navidad, las cuales disfruté muchísimo (especialmente la de mi padre, hermanito y padrino, y la de mi madre con la tía Ana y Marisa). También algún viaje como Amsterdam, Nápoles con mis andaluces y con el gran Xavi, o allí donde fui con dos conocidos de por la noche y volví con dos amigos, el grandísimo Tojeiro y don Michael.
Al volver en Enero fui quedándome con gente que valía la pena, como el que algún día fue increíble, llirius y emperador con las primeras pachangas de basket. La primera noche que tuvo febrero conocí a alguien de quien no me separaría ya el resto del Erasmus, que se convirtió en lo más importante.
Al poco tiempo nevó, nos pasamos por Venezia a reventar una lámpara y por Polonia a tomar unas gordas donde siempre y quedarnos con mal cuerpo después de una comida típica, y empezó a prepararse el viaje más largo, donde mi querida Mon fue monitora del campamento Krusty, Panga se cayó de la bici en Viena, Pablin estuvo tan loco como siempre, y el señor, porque es un señor, Quintas nos enseñó de política.
Bonita nueva visita de papa, el mejor padrino que hay ( con el que me fui a comer una bistecca alla fiorentina), y Cavalcanti Terminio Barberini.
Tras Semana Santa entraron las prisas. Prisas de hacer todo lo que faltara, aprovechar el poco tiempo que quedaba y entender que la siguiente vez que pisáramos España no era de paso. Tuvimos que hacer un bonito viaje de mochileros por la costa de Génova para que mi amigo el taxista, Don David el que echando huevos a la vida reventó a Goliat, nos explicara cómo había que quitarse el sudor de la talega. Bordagas al volante de su focusin llevó al mejor gallego que existe a apagar fuegos con el extintor.
Mi señora abuela quiso poner su parte en mi emocionante Erasmus haciéndome una visita (acompañada de sus hijinas, una de ellas mi madre que tan enamorada de la ciudad terminó). Su primera vez en Roma, no cambiaría por nada haber visto su cara al llegar al Vaticano con su nieto, vestidos de domingo a ver el Angelus.
Después Impresionante Evento Nazionale en Sicilia con 14 horas de viaje y 72 de fiesta, paseo por Vilnius y Riga a ver como letones no tienen nada que hacer contra bilbaínos, a acabar el Gouda y a ver cómo sabía el Bigmac allí, y después , A ESTUDIAR... Mi compi de estudio lo hizo ameno, divertido y fácil.
Recordar que mi único leonés allí se ha hecho más amigo mío en Roma, y Sarita, habéis sido un chaleco antibalas para mí este año. Sabía que cualquier cosa os podía llamar. Y gracias por presentarme a ese pedazo de crack cántabro que teníais de compi de piso, hemos conectado y me ha hecho pasar mucha risa.
El final ha sido demasiado rápido, poco organizado y algo agobiante entre exámenes y despedidas mal hechas por culpa del estudio. Pero no empaña para nada el buen recuerdo de todos y cada uno de vosotros. Gracias por los heladitos de los miércoles Perli.
Este año marca un antes y un después. El año en que fui ciudadano del mundo.
GRACIAS ROMA, ni idea de cuándo volveremos a vernos, Sabina dijo que al lugar donde has sido muy feliz no debieras tratar de volver, yo si trataré de hacerlo. GRACIAS ERASMUS.
Que los que vengan detrás os aprovechen como he hecho yo.
León, 23 Julio de 2012
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