¿Pero por qué?

Cuando nacemos es cuando más neuronas vivas y activas tenemos.

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Tenemos millones de neuronas funcionando a la perfección, en perfecta simbiosis, intercambiando información a un ritmo frenético.

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Cuando somos pequeños es cuando más podemos aprender, somos como una esponja que absorbe todo lo que ve en su entorno.

Aprendemos algo tan complicado como nuestra lengua a una velocidad de vértigo.

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Es el momento de nuestras vidas en el que tenemos más capacidad, aprendemos, como los monos, por imitación de los adultos.

[NOTA.: Algunas personas se quedan por siempre en la etapa de imitación, y no desarrollan lo que yo llamo I.I. (Inteligencia Independiente). Si así son felices, bienaventuradas sean sus ignorantes almas en la viña del Señor]

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Lo que me pregunto es: ¿por qué cuando tenemos el mayor número de neuronas de nuestra vida es cuando más felices somos con menos?

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Me explico, cuando somos niños, somos felices con cualquier cosa. Cogemos un móvil apagado y somos super felices. Un corcho de una botella de vino con cuatro palillos a modo de patas y tenemos un "iito" (cerdito).

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O sea, que en el momento de nuestras vidas que más neuronas tenemos apreciamos más lo poco que tengamos. Sin embargo, cuando crecemos adoptamos la fórmula "cuanto más tengo, más quiero".

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Sin duda, cuanto más crecemos y "maduramos" somos más idiotas, más tontos. Parece contradictorio, pero los niños, que supuestamente son más "tontos" que los adultos, pueden enseñarles lecciones como esta.

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Los más espavilados diréis (seguramente no porque ni lo penséis), "bueno, eso de que cuando somos niños somos más felices es simplemente porque somos más ignorantes y la ignorancia da la felicidad" - y, realmente, no os faltará razón.

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Vale, pues si ser ignorante me supone felicidad y ser consciente y observador me supone infelicidad y decepción, pido poder elegir ser ignorante y feliz cuando me apetezca.

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Así que cuando creas que no sé las cosas no será porque no las sepa, será porque preferiré no saberlas, o hacer como que no las sé.

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En resumen, todo esto es una paradoja ilógica de contradicción, de cómo un ser de inteligencia inferior a un adulto, que incluso está aprendiendo de él, puede darle lecciones magistrales en la asignatura más importante.

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Abrazos y besos para las damas, colleja al resto.

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Hasta otra.

Continuará...

Sí Modafokas! Sé que estáis deseosos de otra parte más de esta serie interminable de interesantísimos artículos de bazofia que nada tienen que ver con el concurso. ¡GENIAL! Seguiremos trabajando en ello.

Hasta entonces,

Has luego, hasta lueguito, adios adiosito, que ya nos veremos quiero decir, que eso, que hasta prontooooooooo, hasta la próximaaaaaaaaaaaaaa ¬¬ Lamentable.

Si tienen cualquier duda, o sugerencia, o lo que sea, pueden disquisicionar aquí abajo.

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