Castilla y León

Publicado por flag-es Elisa A.C — hace 5 años

Blog: De viaje
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Buenasss, hace unos años hice un gran viaje con toda mi familia por toda Castilla y León, así que me gustaría compartir con vosotros las maravillas de esta Comunidad Autónoma.

Encuadrada en la submeseta septentrional, Castilla y León se encuentra circundada por el sistema Cantábrico, al norte; Ibérico, al este; Central, al sur; y, al oeste, la frontera portuguesa, con el Duero separando ambos territorios. El Duero será una constante a lo largo de todo Castilla y León: atraviesa todo el territorio, de este a oeste, y sobre sus riberas se ha construido la historia regional.

Con 94174 km2, su población, distribuida en nueve provincias -Avila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamoraapenas supera los dos millones y medio de habitantes que, si bien se asentaron fundamentalmente en las riberas de los ríos, hoy se concentran en una docena de grandes núcleos urbanos.

El 35% del suelo castellano-leonés está compuesto por zonas montañosas. El resto es una sucesión de grandes llanuras y valles sobre los que transcurren, tranquilas, las aguas del Duero, el Ebro y un gran número de afluentes que forman grandes y fértiles vegas, muy influenciadas por el régimen hidrográfico de tipo mixto, pluvio-nival, como consecuencia de la climatología de tipo continental, sólo rota por algunas comarcas que gozan de microclimas particulares.

La historia de Castilla yLeón,aún perdida en la noche de los tiempos, se llega a confundir con la historia de España en muchos aspectos y etapas. Vacceos, arévacos y pelendones dieron paso a la dominación romana, y ésta a la monarquía visigótica. La invasión islámica llegó a estos valles, cuya repoblación y reconquista se produjo a partir de los focos de resistencia, formados en la cornisa montañosa del Cantábrico. Hasta la consolidación de la línea fronteriza del Duero, durante los siglos IX y X, ésta es tierra de nadie. Los reinos de Asturias, de Galicia y de León van configurando una nueva monarquía que se fusiona con la que nació de la nobleza castellana. La unión de los dos reinos se consolidó a partir del siglo XIII, a medida que la frontera con el Islam descendía hasta tierras andaluzas. Cristianizada la Península con los Reyes Católicos, el Reino de Castilla conserva su protagonismo hasta el advenimiento de los Austrias. Con Carlos I se produce uno de los acontecimientos más sobresalientes de la historia castellano-leonesa: el movimiento comunero, que terminó al ser derrotados y ejecutados sus cabecillas.

El siglo XVI constituye una etapa de prosperidad basada sobre todo en la riqueza agropecuaria y en la incipiente industria textil, así como en las riquezas americanas, en cuya conquista participaron muy activamente castellanos y leoneses. Ahora bien, al romperse el eje comercial Medina del Campo-Flandes, comenzó una decadencia cierta que llega hasta nuestros días, en los que se abre una nueva etapa, después de que en 1983 se aprobase el Estatuto de Autonomía, que Castilla y León ha comenzado a afrontar con verdadera esperanza en el futuro.

Nunca fue pasatiempo comer y beber en Castilla y León; mas al contrario, la gastronomía cotidiana de estas tierras se ha basado siempre en unos productos naturales sólidos y sustanciosos: asados, fritos, guisados y cocidos en sus múltiples variantes.

Toda referencia a la gastronomía de Castilla y León ha de hacer mención expresa a los vinos y a los quesos. El queso es, en esta región, consustancial con su vocación ganadera, en las más imaginables versiones; y el vino adquiere vida propia en las trece comarcas vitivinícolas, de las que cuatro se garantizan con denominación de origen: Ribera del Duero, Rueda, Toro y El Bierzo.

Ávila

La provincia está constituida por 8 048 km2 y 247 municipios; alberga algo más de 183000 habitantes, con una densidad media de 20 hab/km2 y está situada en la parte más meridional de la Comunidad Autónoma de Castilla yLeón; goza en la actualidad de excelentes comunicaciones con la misma, y buenos y fáciles accesos a todas y cada una de las regiones que conforman su demarcación provincial.

La llanura, ocupada en su mayor parte por tierras cerealistas de La Moraña, se extiende sobre una altiplanicie de casi 2 000 km2 de extensión, con una altura media de 800 m, y representa los paisajes castellanos de inmensas llanuras, de tonos verdes y amarillos, cubiertos por cielos azules y transparentes.

La sierra, coronada por su máxima altura del pico del Moro Almanzor, abarca la mayor extensión de la provincia y las cadenas montañosas de la sierra de Ojos Albos, La Paramera, sierra de Avila, sierra de los Baldíos y la sierra de Villafranca, que protegen en su regazo valles ricos y hermosos, como el valle del Tormes, valle del Alberche, valle del Tiétar, valle del Corneja y valle Amblés, regados por las aguas transparentes de los ríos que les dan su nombre.

Ávila, considerada como prototipo de ciudad medieval, tiene no obstante sus orígenes históricos en los tiempos remotos de la ocupación de los celtas, que se distribuyeron por la zona con los nombres de «vacceos» y «vetones», siendo estos últimos los que mayoritariamente se asentaron en la capital y provincia, creando los primeros núcleos de población llamados «castros».

Es de estilo prerrománico, lo cual se comprueba por la presencia de figuras zoomorfas de piedra que representan toros o verracos, distribuidos por la provincia y los palacios abulenses. Cuando Roma ocupa la península, crea un campamento romano, que vigila los poblados celtas de su alrededor, que posteriormente será Avila.

Las civilizaciones visigodas y árabes pasan sin pena ni gloria por la provincia, que utilizan como paso, y es a finales del siglo XI cuando Alfonso VI encargó a su yerno, don Raimundo de Borgoña, construir sus murallas y repoblar la ciudad iniciando así la andadura medieval de Ávila, que alcanzará su esplendor en los siglos XV y XVI.

Contribuyen a su esplendor nobles e hidalgos caballeros que forjaron la historia de España; mereciendo especial tratamiento tres abulenses de fama universal, como la reina Isabel, santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, que con su buen hacer y su aportación a la historia y a la cultura, constituyen el mayor orgullo de Avila y sus gentes.

No hay muchas ciudades que puedan ofrecer tanta variedad de monumentos de estilo románico, gótico o renacentista como Ávila.

Las murallas, por las cuales se caracteriza la ciudad, fueron construidas por un yerno del rey Alfonso VI,el marido de Doña Urraca, llamado Don Raimundo de Borgoña, y sus obras se iniciaron hacia el año 1090, aprovechando las ruinas de las anteriores murallas romanas. Rodean totalmente la ciudad con un perímetro de 2 500 m, 88 torreones, 9 puertas y algunas poternas, que permiten el acceso a su interior y representan un extraordinario ejemplo de la arquitectura civil de la época.

Su catedral, principal monumento religioso, debió ser iniciada a mediados del siglo XII por el arquitecto Fruchel, quien la levantó sobre una primitiva iglesia románica. Su ábside principal está ensamblado en la línea defensiva de la muralla, constituyendo un potente baluarte defensivo y la prueba de su doble condición de fortaleza y templo a la vez.

Terminada a mediados del siglo XIV, su fábrica abarca desde un románico excelente en su cabecera y girola, hasta un gótico incipiente con influencia francesa y cisterciense.

La basílica de San Vicente, dedicada a los hermanos Vicente, Sabina y Cristeta, martirizados por los romanos en el año 307, fue comenzada a principiosdel xII, sobre una modesta ermita del siglo IV, y construida sobre planta de cruz latina; consta de tres ábsides y tres naves de excelente traza románica, excepto la torre del crucero, nave central y torres, que pertenecen al protogótico y al gótico de los siglos XIII y XIV.

En el aspecto teresiano, Avila ofrece a sus visitantes lugares tan evocadores como la iglesia de la Santa (casa natal), el monasterio de la Encarnación el convento de San José, impregnados de recuerdos y vivencias de la gran santa abulense, donde nació, vivió 27 años de su vida religiosa y donde vio nacer su primer convento de Carmelitas Descalzas.

Las iglesias de San Pedro, San Segundo y San Andrés representan una excelente muestra del románico, coetáneas a la repoblación de la ciudad, procedentes del norte de Castilla, León y Asturias.

El esplendor del siglo XVI, tambián dejó en Avila una clara muestra del arte renacentista en los palacios de los Dávila, los Verdugo, los Polentinos, los Guzmanes, don Blasco Núñez de Vela, etc.

Es en el 1482 cuando comienza la construcción del Real Monasterio de Santo Tomás, que sirvió de palacio de los Reyes Católicos y fue universidad de los dominicos. Construido por doña María Dávila, pertenece al gótico isabelino, con bóvedas de crucería, retablo de Berruguete y los claustros del noviciado, de los reyes y del silencio, que constituyen el mejor ejemplo de la arquitectura monacal.

Ávila cuenta con una gran riqueza paisajística y natural, es por esto que se pueden realiza muchas actividades turístico-deportivas, como pueden ser las rutas a caballo o el senderismo en diferentes excursiones. La provincia cuenta con varios lugares en los que se pueden alquilar caballos para estas rutas.

También es muy común la caza, sobre todo la del jabalí y la del zorro, que se organizan en toda al ciudad. Otro tipo de caza con menos importancia es la de la cabra montés, los conejos, codornices o perdices.

Destaca también la pesca en los ríos montañosos, con sus aguas cristalinas y muy frías, como las del Tormes o el Alberche, donde se pescan muchas truchas (de excelente calidad) y las carpas, barbos o black-bass.

También existen todos los medios para practicar un gran número de variados deportes: como la natación en pantanos, alpinismo, esquí, montañismo, ciclismo...

Una provincia con características y tipismo tan especiales como Avila, forzosamente ha de guardar en sus pueblos las costumbres, tradiciones y fiestas tan ligados a ellos como los mercados de ganado de la capital, Arévalo o Barco de Ávila; y los mercadillos de hortalizas, cerámicas y productos de la tierra, que desde tiempos inmemoriables se siguen celebrando en el Mercado Chico de la capital.

En los restaurantes y mesones de la ciudad podemos encontrar una rica y variada muestra de la cocina abulense: judías del Barco con chorizo y oreja, sopa castellana, chuletón de ternera, cochinillo asado –especialidad de Arévalo-, cordero, cabrito, exquisitas truchas del Tormes, caldereta... Los postres están representados por las afamadas yemas de Santa Teresa, y las tartas de almendra, amén de la exquisita fruta que nos brinda la provincia.

Ávila es una ciudad que destaca por sus buenos vinos: Cebreros, San Bartolomé de Pinares, El Tiemblo... . En Cebreros, durante sus famosos carnavales, se celebra la Fiesto del Vino.

Burgos

La provincia de Burgos es, con sus 14328 km2, la segunda en extensión de la Comunidad de Castilla y León. El 60% de los casi 370 000 habitantes, vi- ven concentrados en sus tres principales núcleos de población: Burgos con 160000, Miranda de Ebro, con unos 40000 y Aranda de Duero con 30000.

Sus aguas vierten a los tres mares a través de los ríos Duero, Ebro y Cadagua. El paisaje viene constituido por una mezcla de paramera, sierra y valle, síntesis combinada de la España interior y de su situación en la Meseta.

La presencia humana se remonta al Hombre de Atapueica, de 350000 años de antigüedad, existiendo testimonios paleolíticos al aire libre o en cuevas como Ojo Guareña y Atapuerca. Posteriormente Burgos conoce la romanización, alcanzando Clunia la capitalidad de un convento jurídico.

Tras la irrupción musulmana, gentes del norte comienzan la repoblación en líneas defensivas que darán nombre al territorio: Castilla o tierra de castillos. A partir del siglo XI, se desarrollan los burgos en los que se concentran mercaderes y artesanos extranjeros.

En 1494, se crea el Consulado del Mar, que organiza el comercio burgalés con Flandes e Inglaterra, base del intenso desarrollo económico y social del siglo XVI. En 1580 se inicia una profunda crisis, prolongada hasta el siglo presente, en el que la provincia

ha visto despoblar sus zonas rurales. Sus tres principales núcleos urbanos han logrado invertir este proceso, debido a una prometedora industrialización.

El monumento cumbre burgalés es la catedral, Patrimonio de la Humanidad. Comenzada en 1221, destacan sus naves, portadas, claustro, capillas, cimborrio y los chapiteles de Juan de Colonia. Bajo el cimborrio descansan los restos del Cid.

En la ciudad destacan, además, las iglesias góticas de Santa Águeda, lugar de la

jura cidiana, SanEsteban, San Gil, San Lesmes, San Nicolás de Bari y Nuestra Señora la Real y Antigua de Gamonal. El monasterio de las Huelgas, panteón real, posee el museo de ricas telas medievales. El ex-monasterio de San Juan acoge el museo de pintura Marceliano Santamaría.

Edificios civiles son el hospital del Rey, para peregrinos jacobeos, la casa del Cordón, donde los Reyes Católicos recibieron a Colón tras su segundo viaje. El museo provincial posee restos del primitivo castillo y de las murallas, con las puertas de Santa María reformadas en honor de Carlos I, San Esteban y San Martín, ésta junto al Solar del Cid, donde la tradición sitúa la casa del héroe castellano.

El corazón de la vida burgalesa es el paseo del Espolón. Otros paseos son el de la Isla,

Quinta y parques de Fuente del Prior y Fuentes Blancas. Cerca se halla la cartuja de Miraflores, encargada por Isabel la Católica, y, a 10 km, el monasterio de San Pedro de Cardeña, relacionado con la vida del Cid.

La ruta jacobea recorre casi 120 km en Burgos, donde los peregrinos de todas las épocas disfrutaron de acogida y ayuda. Testimonios vivos son Redecilla del Camino, Belorado, Villafranca, Montes de Oca, San Juan de Ortega, Burgos, Hornillos del Camino o Castrojeriz.

En la provincia se sugieren estas rutas:

Ruta de la Montaña. Butrera, iglesia románica; cueva de Sotoscueva, ermita rupestre y paisaje; Espinosa de los Monteros, iglesia, palacio y castillo; puertos de las Estacas de Trueba, Lunada y la Sía, con bellos paisajes; Bercedo, iglesia románica; Lezana de Mena, torre; Siones y Vallejo de Mena, iglesias románicas y Villasana de Mena, convento y torreón.

Ruta de las Merindades. Valdenoceda, iglesia y torreón; El Almiñé y Puentearenas, iglesias románicas; Bisjueces, iglesia; Medina de Pomar, convento y alcázar; Villarcayo, museo de arte medieval; Puerteduey, puente natural, y Virtus, iglesia románica y casa fuerte.

Ruta de los Valles. Sedano, iglesia y casas blasonadas; Gredilla y Moradillo de Sedano, iglesias románicas: Covanera, Pozo Azul; Valdelateja, ermita mozárabe; Orbaneja del Castillo, Escalada y Pesquera de Ebro, conjuntos urbanos y paisajes.

Ruta Señorial. Monasterio de Rodilla, ermita románica; Briviesca, iglesias y convento; Poza de la Sal, iglesia, conjunto y castillo, Oña, iglesias; Frías, conjunto, castillo y puente; Tobera, puente y ermitas; Portillo de Busto, bella panorámica.

Ruta de Miranda y Condado. Pancorbo, conjunto, iglesia y paisaje; Ameyugo, monumento; Encío, iglesia románica; Santa Gadea del Cid, ermita y castillo; Miranda de Ebro, iglesias y casas blasonadas; La Puebla de Arganzón, iglesias; Treviño, iglesia y casas blasonadas; San Vicentejo de Treviño, iglesias románicas y Laño, eremitorios rupestres.

Ruta de los Páramos. Villahoz, iglesia y rollo; Mahamud, Santa María del Campo, Pampliega y Los Balbases, iglesias; Castrojeriz, iglesias y castillo;Sasamón, iglesias y Villamorón, iglesias; Villadiego, iglesias y restos de murallas.

Ruta Serrana. Salas de los Infantes, iglesia; Palacios de la Sierra y Revenga, necrópolis medievales; Quintanar de la Sierra, paisaje; Neila, iglesia románica y lagunas; Barbadillo de Herreros, casas blasonadas;Vizcaínos y Jaramillo de la Fuente, iglesias románicas.

Ruta de la Ribera. Lerma, conjunto, palacio, i glesia, conventos y arco; Gumiel deHizán Roa, Hoyales y Aranda de Duero, iglesias; La Vid, monasterio; Peñaranda de Duero, iglesia, palacio, botica y castillo; Coruña del Conde, ermita románica, castillo y puentes romanos; Clunia, ciudad romana; Caleruega, convento y torreón.

Las características de la provincia favorecen las posibilidades cinegéticas. Es abundante el jabalí y el corzo, corriente en la Reserva Nacional de Caza “Sierra de la Demanda”. Existen más de 700 cotos privados y varios cotos sociales, donde se pueden capturar la perdiz, codorniz, liebre, conejo y anátidas.

La trucha común puede ser pescada en los casi 800 km de ríos, además de en el embalse de Ordunte y Lagunas Altas de Neila.

Los deportes de invierno pueden practicarse en las estaciones de Lunada y Valle del Sol, en Pineda de la Sierra.

Existen tres fiestas declaradas de Interés Turístico: San Juan del Monte, en Miranda de Ebro; el Colacho, en Castrillo de Murcia; y el Día de las Peñas, en Burgos. Además, destacan la Bajada del Angely la Bajada de la Cruz,en Aranda de Duero; la Tabera, en Santa Casilda, en Briviesca, las romerías de San Juan de Ortega y San Bernabé; la fiesta de El Capitón, en Frías; el Curpillos y San Pedro y San Pablo en Burgos, o la romería de Nuestra Señora de las Nieves en las Machorras.

En la gastronomía destaca el cordero lechal asado, en Aranda y Roa; olla podrida, sopas de ajo, lentejas a la burgalesa, el picadillo de cerdo o la trucha a la castellana... De fama son las morcillas, el queso fresco y el de oveja, los chorizos de Villarcayo, las alubias de Ibeas, los caparrones de Belorado y la mantequilla de Espinosa de los Monteros; en repostería, las almendras de Briviesca, las yemas de Burgos o los empiñonados de Aranda de Duero.

La Ribera del Duero produce vinos tintos y rosados de gran calidad, con la garantía de su denominación de origen.

León

León se encuentra en la zona noroeste de Castilla y Leon, en la cual podemos encontrar un gran número de llanos, páramos, desfiladeros, montañas y hoces.

El relieve y el clima de la provincia ayudan a que haya más de cuatro mil kilómetros de ríos, que cruzan y bañan la ciudad; tres mil kilómetros de ríos son de truchas. No se suele notar mucha diferencia de temperatura entre una estación y otra.

Algunas localidades que encontramos en la montaña de la parte oriental son Oseja de Sajambre y Riaño, mientras que en la zona occidental nos encontramos con Villablino y Babia, El Bierzo, Ponferrada y Villafranca del Bierzo.

También podemos encontrar parajes muy bonitos en la zona de La Cabrera, Maragatería y Tierra de Campos.

La ciudad ha servidao como asentamiento durante muchos años a civilizaciones romanas, bárbaras, árabes, mozárabes, francesas, cántabras y astures, que han ido dejando su cultura y sus costumbres a su paso por la ciudad.

Palencia

La provincia de Palencia, alargada de norte a sur, está situada en la parte centro-norte de la Comunidad. Las tierras de Palencia son variadas en su geomorfología. Al norte, la montaña, con alturas superiores a los 2 000 m, en el centro la Tierra de Campos, al sur las comarcas del Cerrato y los Alcores.

Palencia estuvo habitada desde muy antiguo.

Los vacceos y los cántabros fueron asiduos pobladores, y el poder romano operó masivamente sobre la ciudad. A partir del siglo vl la provincia toma parte en las vicisitudes históricas con la restauración de su silla episcopal y la asistencia de sus obispos a los Concilios de Toledo. En la época medieval, destaca la labor de Sancho el Mayor, rey de Navarra, en sus pretensiones al gobierno de Castilla frente a los reyes leoneses, favoreciendo el Camino de Santiago. Pero especialmente con Alfonso VIII, es cuando se da el mauor atlge económico y cultural, con la formación de la primera universidad española.

La provincia de Palencia quedó totalmente configurada en 1934. Palencia es una de las más ricas provincias en el orden artístico. Los yacimientos prehistóricos y romanos, los monumentos visigodos, y sobre todo el arte románico, junto con los períodos renacentista y barroco, convierten a la provincia en un museo de gran valor.

Aguilar de Campoo, conjunto histórico-artístico, es considerada una ciudad-museo. Destacan el monasterio de Santa Maria la Real, las puertas de acceso al casco urbano y la iglesia de Santa Cecilia, así como su colegiata y el castillo.

Ampudia sobresale por su paisaje y arquitectura popular; conjunto histórico-artístico que se domina desde el castillo, convertido hoy en museo, y la colegiata, que destaca sobre el núcleo urbano.

Astudillo, villa de rancio abolengo, posee restos de muralla, puertas, torreones y casas solariegas con blasones. Destacan las iglesias de Santa Eugenia, Santa María y el monasterio de las Clarisas.

Carrión de los Condes, importante villa histórica, es uno de los núcleos del camino jacobeo.

Dueñas, al sur de la provincia es una bella y pintoresca villa; con importantes ejemplos artísticos y arquitectura civil, destacando sus bodegas.

No olvidemos la ruta del románico, con la concentración de monumentos más importante de occidente, dispersados en tres zonas: sur, centro, con el Camino de Santiago, y norte, con la peculiaridad de sus monumentos, que configuran una unidad entre arte y paisaje. La ruta de los castillos, que jalonan de norte a sur la provincia. La ruta del Camino de Santiago, con importantísimas manifestaciones en las localidades de Villalcázar de Sirga, Frómista y Carrión de los Condes. Y la ruta del arte romano, manifestada en La Olmeda y Quintanilla de la Cueza.

Hay que visitar también las iglesias y los museos con importantes ejemplos en la capital, Baños de Cerrato, Villamuriel, Paredes de Nava, Támara, Santoyo, Villamediana, Carrión, Astudillo, Cisneros...

Palencia, capital de la provincia, conserva un importante núcleo urbano artístico, que convive con una ciudad moderna. Su catedral, la iglesia de San Pablo, San Francisco, San Miguel, el convento de las Claras y el Cristo del Otero, manifiestan el pasado glorioso de la ciudad.

La fiesta popular tiene una gran raigambre en la provincia. Romerías, fiestas, pasacalles, marzas, iarnavales y encierros destacan en toda la provincia, con especial interés en las del cangrejo, en Herrera de Pisuerga; el descenso en piragua del Pisuerga, en Alar del Rey; paloteo, en Ampudia; la misa visigoda de San Juan de Baños; la fiesta del caballo, en Villarramiel y la festividad de San Antolín en la capital.

En el folclore destacan las jotas de Villada, Villamoronta, las danzas de Areños, Triollo, el cuevanito de San Salvador, la chiborra de Cisneros, el olé de Frómista y el rigodón de Villalcázar de Sirga.

La tradición popular se hace también patente en la artesanía. Destacan los centros alfareros de Paredes de Nava, Astudillo, Guardo, Guaza de Campos y Aguilar de Campoo. Las bayetas y las mantas de Paleicia siempre fueron las más cotizadas, Sobresale asimismo la artesanía de la forja, la platería de Carrión y los curtidos de Villarramiel y la capital.

El paisaje es muy dispar en esta provincia. El norte, con la montaña y sus pantanos, ofrece al turista posibilidades de esqui acuático, escalada, largas caminatas individuales u organizadas, acampadas, vela, espeleología y montañismo.

La caza de la perdiz roja o pardilla, las torcaces, codorniz, liebre y la caza con galgo pueden realiearse en los numerosos cotos. Para los que prefieren la caza mayor, la encontrarán en la Reserva Nacional de Fuentes Corríonas, con 47 000 ha de especies autóctonas.

La provincia es privilegiada en pesca con ríos puros y transparentes y pantanos con agua de régimen especial para especies como la trucha, carpas, bogas y, esporádicamente, el cangrejo.

La tradición, en la provincia y la capital, se mantiene viva en los juegos autóctonos y populares, como los bolos, la tanga. monterrilla. morillo, petanca y la rana.

La cocina palentina es muy variada y rica. De las legumbres se lleva la palma el cocido castellano. Las lentejas estofadas y las alubias blancas de Saldaña. La menestra de verduras adquiere aquí la categoria de arte, como los pistos, los revueltos y los cangrejos de Herrera. La matanza del cerdo es tradicional, de Ia que se hacen las típicas sopos de mondongo. jijas, chorizos, lomos y suculentas morcillas, sin olvidar Ia famosa cecina de Villarramiel. De la caza menor, la perdiz y la codorniz. De la pesca llama la atención saborear las finas y carnosas truchas. Otros platos son los caracoles, los cangrejos de río, la sabrosa salsa de menudos de jamón, el bacalao al ajo arriero y el capón guisado en pepitoria. Para los postres, los exquisitos quesos de Baltanás, Astudillo, Frómista y Castromocho: y los sabrosos dulces artesanales de natillas. arroz con leche. leche frita, almendrados, rosquillas de palo, socorrifos de Cervera y las galletas de Aguilar.

Salamanca

La provincia de Salamanca se halla situada al suroeste de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, sobre las primeras estribaciones del sistema Central, que separa la submeseta norte de la submeseta sur. Posee una superficie de más de 12 000 km2.

La altitud media sobre el nivel del mar es de 830 m, por lo que se trata, en general, de tierras altas, como todas las mesetarias.

La provincia se halla atravesada por el río Tormes, que cruza también la misma capital salmantina.

La provincia se encuentra poblada por cerca de 360 000 personas. El número totalde municipios en que se halla dividida Salamanca es de 362; la densidad de población es superior a los 29 hab/km2.

En la prehistoria se pierden los datos sobre la historia de salamanca. Sabemos que a ambos lados del río Tormes había civilizaciones, que posteriormente fueron pueblos de origen celta.

Salamanca comienza a surgir con su repoblación a manos del conde Raimundo de Borgoña, tras la conquista de los musulmanes. Comienza así el esplendor cultural de la ciudad que continúan hasta hoy en día. Se construyó una catedral románica y se creó la primera universidad de España y una de las primeras de Europa, tan famosa todavía hoy en día.

Después del renacimiento y el barroco la importancia cultural de Salamanca es todavía mayor, debido a sus muchos monumentos de todas las épocas anteriores vividas.

En el siglo XIX, la provincia sufrió algunos baches, tras las guerras de Napoleón, que causaron muchos destrozos en al ciudad. Con los años se fue recuperando poco a poco, sobre todo gracias a la universidad, lo que la ha hecho famosa en todo el mundo.

La catedral vieja se construyó en el siglo XII, sobre el mismo lugar que ocupaba otro templo más antiguo. De un primer estilo románico, la construcción fue derivando hacia el gótico-francés, típico del siglo XII. Destaca especialmente, la llamada torre del Gallo (1163), cubierta por cúpula de influencia bizantina. En la bóveda del ábside central se encuentran los frescos con escenas del Juicio Final, obra de Nicolás Florentino, autor también del retablo mayor, compuesto por 53 tablas pictóricas (siglo xv).

La catedral nueva fue comenzada a fines del siglo xv, bajo la dirección de Juan Gil de Hontañón, a quien le sucedieron su hijo Rodrigo y Juan de Alava.

En el siglo XVIII también intervinieron Churriguera, Pedro de Rivera y García de Quiñones. En el exterior destacan las fachadas sur (con doseletes flamígeros) y principal (tímpano de la Epifanía).

En el interior destaca la bóveda estrellada y la cúpula sobre pechinas del crucero. El coro y trascoro son obra churrigueresca. En el altar mayor hay una imagen de Gregorio Fernández.

La iglesia de San E;steban posee fachada plateresca, obra de Juan de Alava. El altar mayor fue realizado por José Churriguera (1693).

La fachada de la universidad de Salamanca es una muestra ejemplar del plateresco. Entre su profusa ornanentación, típica del estilo, destaca un medallón central con efigie de los Reyes Católicos y en el cuerpo superior el escudo del emperador Carlos V. Destacan también el patio y el aula de fray Luis de León, en su estado primitivo. El Colegio del Arzobispo Fonseca es de fines del XVI, obra de Diego de Siloé, Juan de Alava y Pedro de Ibarra.

El palacio de Monterrey, de mediados del siglo XVI, es obra de Rodrigo Gil de Hontañón y responde a la estructura típica de este maestro, con dos torres flanqueando los ángulos y un piso superior a base de arquillos.

La casa de las Conchas, con curiosa fachada cubierta de veneras (de donde procede el nombre), fue construida hacia 1600.

La plaza mayor salmantina es quizá de las más hermosas de España. Fue construida en el primer tercio del siglo XVII por Alberto Churriguera, y continuada por García de

Quiñones, quien es también autor del edificio del ayuntamiento, en el ala norte del recinto.

Salamanca forma una extensa provincia, en la cual no es difícil encontrar, recorriendo sus numerosos pueblos, importantes recuerdos artísticos del pasado, junto a bellos paisajes que cualquier turista admirará impresionado.

En Alba de Tormes se encuentra el convento de Carmelitas Descalzas, fundado por santa Teresa en 1571. En su interior existe una imagen de la Dolorosa, original de Pedro de Mena. Destaca también, en la localidad,la iglesia de San Juan y San Miguel.

Señalemos, asimismo, el antiguo palacio castillo de los duques de Alba, del siglo xVI, del cual sólo se conserva el torreón de la Armería.

Igualmente hay que mencionar la artesanía de la localidad, famosa por sus cerámicas.

En Béjar hallamos la iglesia parroquial de San Juan, obra del siglo xlll, con coro y galería en el interior del XV. La iglesia de Santa María es del siglo XIII. La de San Salvador es del siglo XVI, al igual que el palacio ducal. Mencionemos también, el llamado parque de El Bosque, como muestra de la jardinería del siglo XVI.

En las tierras de los alrededores destaca el pueblo de Candelario, especialmente por su conjunto urbano, de típica arquitectura rural.

Ciudad Rodrigo cuenta con una importante catedral, comenzada en el siglo XII y continuada en épocas siguientes, por lo que muestra también elementos góticos y renacentistas. Señalemos el conjunto amurallado del siglo XII y el antiguo castillo de Enrique de Trastamara, hoy Parador de Turismo; el ayuntamiento, obra renacentista de los siglos XV y XVI; y las tres columnas romanas, símbolo de la ciudad.

Afamados sus carnavales del toro, declarados de interés turístico.

La Alberca es una población de gran tipismo rural, que conserva, prácticamente intacto, su conjunto urbano de típicas casas y plazas con angostas callejuelas. Ha sido declarada Monumento Nacional. Los trajes típicos son también muy vistosos en esta localidad. En sus alrededores, el valle de Batuecas, el santuario de la Peña de Francia, Miranda del Castañar-con murallas y castillo del siglo XV-, son dignos de visitar.

Otras poblaciones conservan también monumentos significativos, como Ledesma, con la iglesia de Santa María (siglo XII), y San Felices de Gallegos, con iglesia románica y castillo del siglo XV.

No olvidemos en nuestro repaso de la provincia salmantina hacer una alusión, aunque rápida, al conocido campo charro, que se extiende al sur y al oeste provincial. Aquí se hallan grandes dehesas de toros de lidia, que se crían para las mejores faenas en las grandes plazas taurinas de toda España.

La gastronomía salmantina es rica y variada, con peculiaridades autóctonas que destacan en las diferentes comarcas.

La chanfaina y el calderillo son platos genuinamente salmantinos, como lo es el cabrito asado y cuchifrito en la sierra y en Las Batuecas. La comarca de Guijuelo, avalada por denominación de origen, es afamada por su cerdo ibérico, embutido y salazonado.

La sierra produce interesantes tintos, y la Ribera suaves claretes.

El capítulo repostero es en Salamanca de especial consideración, debiéndose señalar el bollo maimón, las almendras garrapiñadas, las rosquillas de Ledesma, las roscas almendradas de Saucelles y los quesos de Hinojosa del Duero, como dulces más representativos de esta tierra.

La actividad festiva en la provincia de Salamanca es variada y responde a peculiaridades comarcales, por más que el toro salmantino no sea denominador común y sirva de base a múltiples festejos, y no sólo en esta provincia. Toros durante el carnaval de Ciudad Rodrigo, toros durante la Asunción en La Alberca después de La Loa y el Ofertorio, toros en Peñaranda, cuando finaliza agosto, toros para celebrar el San Bartolomé de Aldeadávila...

Fiestas de enorme interés son también la romería del Castañar, la celebración chacinera por Santa Ana, en Candelario, los hombres de musgo o el dís de los Caluotqs en Bájar.

La artesanía salmantina destaca en las peculiaridades de la orfebrería charra o en las del traje típico de La Alberca.

Segovia

La provincia de Segovia se halla situada en el costado suroriental de la región autónoma. Ocupa una extensión aproximada de 7 000 km2 y se halla poblada por alrededor de 150000 habitantes. La densidad media, por tanto, es de unos 22 hab/km2.

Sus tierras llanas, situadas hacia la parte septentrional de la provincia, se hallan cubiertas de grandes extensiones de pinares, sobre todo en las comarcas de Cuállar, Coca y Santa María de Nieva. La zona de montaña, en la parte meridional de la provincia, dentro de las estribaciones de la cordillera Central, posee extensas zonas de bosques, aptas especialmente para la caza. Destacan aquí la sierra de Guadarrama, con el pico de Peñalara

(2 430 m), los puertos de Navacerrada y Somosierra y la sierra de Ayllón.

La ciudad de Segovia, importante núcleo urbano, ya en los primeros tiempos históricos, se halla enclavada sobre una pequeña colina, entre dos valles formados por los ríos Eresma y Clamores.

En el año 80 a.C., fue conquistada por los romanos y, debido en parte a que era encrucijada de dos vías militares, gozó de gran fama y prestigio; prueba de ello es el grandioso acueducto edificado posteriormente.

Pero la reconquista cristiana supuso para Segovia la apertura de otra época de esplendor, al convertirse con el tiempo en residencia de varios reyes.

No obstante, la revuelta de los Comuneros, de principios del siglo XVI, al ir encabezada por la nobleza segoviana contra Carlos I y terminar en derrota, trajo malos tiempos para Segovia.

Será a partir del siglo XVII con la construcción del Real Sitio de la Granja de San Idelfonso y el establecimiento de la Academia de Artillería por Carlos III, en1762, cuando de nuevo vuelva el esplendor a esta provincia.

Entre los monumentos segovianos podemos señalar una trilogía principal: el acueducto, la catedral y el alcázar.

El acueducto constituye una gran obra arquitectónica de la época romana. Pertenece al reinado de los emperadores Vespasiano y Trajano (siglos I-II d.C.), y se edificó para traer el agua a la ciudad desde Riofrío, a más de 17 km. Es curioso señalar que la unión de sus piedras está hecha por simple engarce, es decir, no existe argamasa entre ellas. Su estructura es de dos pisos de arquillos superpuestos, con el primero de mayor altura. Sufrió algunos deterioros en el siglo XI, siendo reconstruido en el XV.

Desde las orillas del río Eresma, el alcázar domina la ciudad. El primitivo edificio procede del siglo XII, después de reconquistada la ciudad por Alfonso VI. Otros reyes lo habitaron y reformaron, hasta llegar a Felipe II, quien, en la segunda mitad del siglo XVI, mandó edificar un nuevo patio de armas. Conoció el alcázar grandes acontecimientos, como la proclamación de Isabella Católica y el matrimonio de Felipe II con Ana de Austria, hasta que fue destinado a prisión en los siglos XVI, XVII y XVIII

Un incendio destruyó, en1862, gran parte del edificio, que fue restaurado después de la guerra civil. Destacan en su interior la sala del Cordón y el salón del Trono.

La catedral de Segovia, conocida como la domo delas catedrales,perteneceal último gótico del siglo XV. Los planos son de Juan Gil de Hontañón. A su hiio Rodrigo se debe la construcción de la capilla mayor, la girola y el ábside, las bóvedas de terceletes de las naves, el trascoro, de Ventura Rodríguez, y el grupo escultórico del Santo Entierro, obra de Juan de Juni (1571). En el museo catedralicio observaremos algunas pinturas renacentistas y la custodia del siglo XVII. La iglesa de San Martín, del siglo XII y estilo románico, fue edificada sobre otra del siglo X.

La iglesia de la Vera Cruz fue fundada por la orden de los Templarios, en el siglo xll. Su estructura es de un dodecágono adosado a la torre campanario, ejemplo, pues, de planta central, que constituye un caso único en el románico tardío español.

La provincia de Segovia posee grandes monumentos diseminados por toda su geografía. Pero debemos empezar por dos lugares bien principales: los Reales Sitios de San lldefonso y Riofrío. En el Real Sitio de la Grania de San lldefonso, que ya había sido frecuentada por los reyes de Castilla, Felipe V decidió la construcción de un gran palacio a imitación del de Versalles. cerca del París de su abuelo, Luis XIV de Francia. La obra se comenzó en 1721, según planos de Teodoro Ardemans, urbanizándose el conjunto con hermosos jardines y fuentes, al gusto francés, imperante en la Corte. Tanto el exterior como el interior del palacio son dignos de visitar por su gran riqueza artística y esplendor.

El palacio de Riofrío fue realizado por indicación de Isabel de Farnesio, esposa de Felipe V, a la muerte del monarca, aunque no se concluyó hasta el reinado de Carlos III. Las obras se comienzan en 1752, si guiendo planos del arquitecto Rebaglio. En su interior se albergan importantes colecciones artísticas.

La villa de Coca –o la Cauca celtíbera- es la patria del emperador romano Teodosio el Grande.

Junto a su antigua muralla, que conserva una entrada mudéjar, destacan ia iglesia de Santa María y el castillo, ambos del siglo XV; éste constituye un magnífico ejemplar de la arquitectura militar, obra del arzobispo Fonseca.

También del siglo XV es el castillo de Cuéllar, la antigua Colenda celtíbera, importante por sus iglesias mudéjares de San Martín, San Andrés y San Esteban. Otros lugares de interés de la provincia son Turégano, Sepúlveda y Pedraza de la Sierra.

Los asados de lechazo y cochinillo se han erigido en estrellas de la cocina segoviana, sin que, por otra parte, sirva de menoscabo a otros platos no menos

atrayentes, tales como los alubiones de La Granja con chorizo, la caldereta de cordero, el estofado de carne, la caza d,e pelo con setas, y las terneras de Prádena o Villacastín. Existe también una gran tradición chacinera que se desarrolla en las comarcas de Bernuy y Cantimpalos. Segovia es también tierra de buenos vinos, muy especialmente en el norte, donde se cosecha un tinto acogido a la denominación de origen Ribera del Duero,y en el noroeste, un blanco acogido a la denominación de origen Rueda.

El capítulo repostero aporta quesos frescos, queso de oveja curado y combinado con miel, las yemas y la tarta-ponche.

Los artesanos segovianos son maestros al elaborar el barro y al fabricar sillas en cantalejo.

La romería es en Segovia el mejor exponente de la fiesta. El Henar pinariego de la comarca cuellarana, Hontanares en Riaza, Hormez en la Senezuela, el Cristo del Caloco en El Espinar y en las tierras altas de Sepúlveda, San Frutos, el santo paganero.

Los encierros de Cuéllar –los más antiguos de España, según se dice en la villa-, para adultos y para niños, constituyen ejemplo de la afición al toro que existe en Castilla. Hay en Zamarramala, junto a la capital, una tradición muy peculiar para celebrar la fiesta de las Aguedos; mandan las mujeres, el pueblo se divierte y todo vuelve a su ser cuando la fiesta termina.

Soria

Soria es una provincia con un gran conjunto de recuerdos históricos y monumentos de índole artística. Además cuenta con diez mil kilómetros cuadrados de preciosos paisajes naturales en la zona de la submeseta norte, en la zona más oriental de esta Comunidad Autónoma. En sus montes nace también el río Duero, que pasa por unos frondosos campos llenos de pinos y atraviesa por unos pueblos muy bonitos y antiguos.

Soria empieza a formar parte del reino de Castilla en el año 1136, tras ser conquistada y poblada de nuevo. A lo largo de los años, Alfonso VIII premia su fidelidad y Alfonso X le concede el título de “Ciudad”.

En Soria se concentra mucha nobleza, siendo todos procedentes de los llamados los “Doce linajes”. Ésta fue una institución surgida durante la época medieval. Durante los siglos XVIII y XIX Soria se hace más fuerte tras sus pérdidas después de la expulsión de los judíos y tras las invasiones francesas, que arrasaron sus tierras y sus monumentos antiguos. Pero fue entre los siglos XIX y XX cuando se empieza a desarrollar el turismo en la ciudad. 

El paisaje soriano es paisaje de tierra adentro. La zona de los altos pinares, al noroeste de la provincia, es una de las más bellas que en tierras sorianas se puede encontrar. Cerca de allí, las lagunas

Helada y Larga y, un poco más lejos, la Laguna Negra, de origen glaciar. En las faldas del Urbión, el pantano de la Cuerda del Pozo sintetiza en él todas las posibilidades de recreo acuático (vela, windsurf, esquí acuático, piragüismo, natación, pesca...), contando en sus orillas con playas e infraestructura para el goce de sus visitantes. No muy lejos de aquí la sorpresa que nos aguarda al llegar al Parque Natural del Cañón del Río lobos. El V alle de Tera, al pie de la sierra Cebollera, es una pequeña región de Soria de extraordinaria belleza. Presenta un paisaje suave, extremadamente bucólico, con verdes praderas. Desde Soria capital, al norte, la sierra de Alba y sus inmediaciones. En esta tierra de trashumancia, de aire seco y purísimo, con dos puertos de montaña, el de Piqueras y el de Oncala.

En la provincia se practica mucho la cacería, ya que Soria cuenta con un gran número de especies que propician la caza, como son el ciervo, el jabalí o el venado. También se cazan animales más comunes de menor importancia como pueden ser los conejos, las perdices o las palomas.

También se practica mucho el deporte de la pesca. No es una ciudad costera, pero cuenta con un gran número de lagos y pantanos, donde se pueden pescar cangrejos y truchas. Algunos de estos pantanos son muy conocidos en al ciudad, como el de la Cuerda del Pozo y de Los Rábanos. Es común pescar también en los ríos; algunos muy conocidos como el Jalón.

Soria cuenta con una serie de fiestas típicas de al ciudad muy divertidas y conocidas. La principales son las Fiestas de San Juan, que son tan importantes que se han acabado considerando Fiestas de Interés Turístico. Se suelen celebrar alrededor del 24 de junio, día en el que muchas otras comunidades celebran el día de San Juan con hogueras en la playa. En el caso de Soria, como no tiene playa, se celebran girando alrededor de una figura de un toro.

Otras fiestas, tan principales como las de San Juan, y también declaradas de Interés Turístico son las Fiestas del Paso del Fuego.

Algunas menos principales, pero muy disfrutadas en la ciudad son la Pinochada, la Fiesta del Toro Júbilo y las jornadas gastronómicas de la Matanza.

Destaca mucho la artesanía de la ciudad, donde encontramos cerámica típica de Soria; Pero dicen que la mejor es la que se realiza en algunos lugares como Quintana Redonda, Tajueco, Boos, Deza, Almazán y Agreda.

Otro factor a destacar de esta ciudad es su gastronomía, cuyos platos principales son los asados. Como ya decía antes, la trucha se suele pescar muy comúnmente, y como consecuencia, uno de los platos más típicos es la trucha ahumada. Igualmente, procedente de la pesca, son típicos los cangrejos a la Soriana, la perdiz y la codorniz.

Otros platos típicos son las migas a la pastora y el chorizo asado de Soria. También es famosa la mantequilla de la ciudad. Y los postres principales son las yemas de Almazán y las mantecadas. Es muy común bañar estos platos con un vino Ribera del Duero.

Valladolid

Valladolid se sitúa en el centro de la Comunidad de Castilla y León, justo en el centro de la submeseta norte. Cuenta con una población de más de 500.000 habitantes y unos ocho mil kilómetros cuadrados de extensión.

Está dividida a lo largo por el río Duero, quedando separada en dos zonas; en un lado la zona norte, con las llanuras de los Trozos y de la Tierra de Campos y en el otro lado la zona sur, con las comarcas de Tierra de Pinares y la de La Ribera.

No está muy definida la historia de la ciudad, ya que no hay datos históricos claros sobre las colonias de la civilización celta, pelendones y vacceos. Se han encontrado muchos restos, pero no se sabe si pertenecen a Valladolid o si estaban asentados en otras ciudades de Castilla y León.

Lo que si sabemos es que la civilización romana se asentó a ambos lados del río Duero, lugares donde se han encontrado muchos restos en la zona norte de la ciudad.

También se sabe que se asentaron los visigodos hasta que llegaron los islámicos. Estos datos podemos apreciarlos en los detalles de los castillos, que reflejan el paso de una civilización a otra tras su conquista.

La ciudad surge bajo el mando del conde Ansirez, quien repobló la ciudad, pasando así a formar parte del reino de Castilla. Valladolid comienza a tener importancia ya en la Edad Media y se conocen algunos datos muy famosos en esta ciudad como la coronación de del Rey de Castilla Fernando de Aragón, posteriormente, su matrimonio con Isabel, además de la muerte de Cristóbal Colón o el nacimiento de Felipe II.

Cuando los reinos de España se fueron a Madrid, la ciudad de Valladolid comenzó a perder mucha importancia.

La provincia cuenta con unos monumentos de gran interés turístico, como pueden ser la Iglesia de Santa María la Antigua, que tiene una gran historia románica, aunque su templo es de origen gótico.

En 1580 se comenzó a construir la catedral por Juan de Herrera, aunque el proyecto inicial fue muy reformado por Alberto Churriguera.

No se ha llegado a terminar. Contiene un importante museo diocesano. La plaza de San Pablo es uno de los más completos conjuntos monumentales, con el palacio real, la iglesia de San Pablo, el palacio Pimentel, la casa del Sol, elpalacio Villena y el colegio de San Gregorio, que contiene el museo nacional de escultura policromada, único en su género, con una antología de las obras de Juan de Juni, Gregorio Fernández, Berruguete, Francisco Rincón, Pedro de Mena... Las fachadas de San Pablo y de San Gregorio son dos ejemplos cimeros del arte isabelino.

Un notable censo de iglesias, conventos y monasterios completa el conjunto monumental vallisoletano.

Destacan Las Angustias, San Martín, la Magdalena, Santiago, San Miguel, la Vera Cruz, Santa Clara, San Benito, Porta Coeli, San Juan de Letrán, Agustinos Filipinos, con su museo de arte oriental, Huelgas Reales...

Por lo que a la provincia se refiere, en cualesquiera de los pueblos vallisoletanos pueden encontrarse monumentos de interés y tallas debidas a los más importantes imagineros.

Medina del Campo, con más de 2 000 años de historia, es el pueblo más importante de la provincia y con mayor bagaje histórico. Resulta imprescindible la visita al castillo de la Mota, al palacio Testamentario, al palacio de las Dueñas, al hospital de Simón Ruiz,la colegiata de San Antolín y las iglesias de Santiago y de Santa María la Real.

Medina de Rioseco es la capital de Tierra de Campos y cuna de los almirantes de Castilla. La puerta de Ajújar es una de las ocho que daban entrada a un magnífico conjunto de calles porticadas.

Además de ser atractiva por su inigualable Semana Santa, conviene visitar las iglesias de Santa María de Mediavilla, de Santiago y de Santa Cruz.

Es Olmedo uno de los más importantes conjuntos mudéjares de la provincia: iglesias de San Andrés, San Miguel, la Soterraña y restos del monaste' rio de La Mejorada, al igual que la villa de Alaejos, con las iglesias de San Pedro y Santa María. Simancas, en cuyo castillo se encuentra el Archivo Histórico Nacional.

Es Peñafiel foco gastronómico de primer orden, con la plaza del Coso, el barrio de la Judería y el magnífico castillo del que se dice asemeja un navío varado en la meseta.

Tordesillas aparece multitud de veces en la historia de Castilla, y en esta villa deben visitarse el convento de las Claras y la iglesia de San Antolín.

Hay que destacar también las iglesias mozárabes de San Cebrián de Mazote y de Santa María de Wamba, así como el magnífico rollo gótico de Villalón, y los castillos de Fuensaldaña (sede de las Cortes de Castilla y León), Montealegre, Iscar, Encinas, Curiel...

La artesanía vallisoletana se ha centrado siempre en las necesidades de la vida cotidiana. Así, los toneleros de Nava del Rey, para ayudar a los viticultores, y los alfareros para fabricar toda una larguisima serie de artilugios con los que cocinar y transportar granos y líquidos. Un total de 23 alfares se conservan en la provincia, la mayoría en Portillo y Tudela.

Pocos son los pueblos vallisoletanos que no celebran sus fiestas patronales con engierros de toros y capeas. De entre todos destaca Tordesillas, que corre en septiembre su Toro de la Vega.

Elemento festivo de especial mención es la romería o la procesión desde las ermitas, en las que santos y vírgenes suelen ser acompañados por danzantes que bailan al son de la dulzaina. Jotas, corridos y ruedas, similares a las de Segovia y sur de Burgos, componen un folclore no por desconocido, carente de belleza.

La fiesta por antonomasia en Valladolid es la Semana Santa, cuando las calles se convierten en verdadero museo viviente al desfilar los pcsos construidos por los maestros de la imaginería castellana. También deben citarse la Semana Santa de Medina de Rioseco y el Santo Entierro de Villavicencio.

Valladolid, dice la literatura clásica, es ciudad bien provista de pan, vino, asados, caza, legumbres, escabeches y salazones. Las tierras de Campos y de Medina son pródigas en trigo con el que amasar el pan lechuguino. Cigales,la Ribera del Duero y la comarca de Rueda proporcionan claretes, tintos y blancos verdejos de primer orden. Las tierras de Peñafiel asan el lechazo con la misma maestría que ponen en Medina del Campo a la hora de asar el cochinillo. Liebre con chocolate, perdiz a la pastora o palomino estofado son algunas de las variantes con que el vallisoletano saborea la caza de sus campos,

aunque muchos prefieren realizar sabrosísimos pasteles. Las sopas de ajo con puntas de jamón y huevo escalfado han pasado de ser plato de supervivencia a manjar. El bacalao al ajo arriero adquiere categoría de arte en muchos pueblos vallisoletanos, al igual que el cocido, la gallina en pepitoria y múltiples variantes de embutido. Por lo que a la repostería se refiere, típicas son las rosquillas de Nava del Rey, las pelusos de Cabezón, las ciegos de Iscar, los amarguillos de Tordesillas, las almendras garrapiñadas de Villafrechós y las morinos de Medina de Rioseco, sin olvidar la tradición repostera de los mo' nasterios o la destreza que se pone a la hora de confeccionar las clásicas natillas o el arroz con leche.


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