Otra vez de vuelta
Ayer finalmente hice mi viaje a mi nueva casa durante las próximas semanas, que será el tiempo que duraran mis prácticas de empresa obligatorias con el IUT Saint Nazaire. Como ya dije, se trata de una empresa francesa de comercio, cuyo negocio principal e información prefiero no publicar. Y finalmente diré que para estas cuatro semanas me han mandado a España, más concretamente a mi pueblo, donde tendré que hacer un estudio y ponerme en contacto con diferentes empresas de su sector.
Para llegar hasta mi pueblo, he tenido que utilizar todo tipo de medios de transporte, entre los que incluyo el autobús, el taxi, el tren y el avión por partida doble además del coche particular con el que me fueron a buscar al aeropuerto.
A primera hora, la mañana del domingo, me levanté después de haber dormido más bien poco, ya que me acosté bastante tarde tras haber preparado la maleta y todos los papeles la noche antes. A eso de las ocho cogí el único autobús que pasaba a esas horas por la parada de la universidad para ir hasta el centro, a la estación de trenes de Saint Nazaire a coger el tren dirección a Nantes. Había estado sopesando la opción de ir por “covoiturage” pero el hecho de ir con maleta, una bolsa mediana de mano y la mochila del ordenador, me echó para atrás y finalmente cogí el tren. En la estación de Saint Nazaire estuve esperando un buen rato, ya que como solamente podía coger el tren de las 10 y 45 de la mañana para que me cuadraran todos los horarios de vuelos, no quería jugármela y poder perder el tren. Algo más tarde de las 10:45 salió el tren dirección a Nantes, a la estación de trenes central. Allí no estuve mucho tiempo, ya que se hicieron casi las 11 entre unas cosas y otras, además perdí el bus que sale cada media hora desde la estación de trenes en dirección al aeropuerto y me tocó coger un taxi, para no volver a jugármela y perder en este caso el avión que me llevaba de Nantes a Barcelona. El autobús es mucho más barato que el taxi, que cuesta desde la estación de trenes unos treinta y treinta y cinco euros el viaje con maleta. El avión partía a Barcelona a las dos de la tarde, por lo que había que estar allí un rato antes para facturar las maletas. Yo tras coger el taxi llegué a las doce y media, con tiempo de sobra para comer, facturar e ir tranquilamente hasta la puerta de embarque. Tras facturar la matea y pasar los controles pertinentes, algo más tarde de las dos cogí el primer vuelo.
El vuelo fue normal, con un avión más grande de lo que yo había pensado que sería al tratarse de una compañía de bajo coste. En algo más de una hora estábamos en Barcelona sin ningún tipo de complicación para coger el otro vuelo que me llevaría a Madrid a las cinco menso cuarto. Misma compañía y mismo sistema y sin tener que preocuparme por las maletas, ya que una vez estén facturadas, con Vueling van directamente al destino. El segundo vuelo, entre Barcelona y Madrid, estuvo un poco más movido, ya que el fuerte temporal que hay en España estos días nos pilló de lleno en el aire. Pero en poco más de una hora desde que despegamos de la terminal número uno del aeropuerto de Barcelona, estábamos en Madrid. Lo demás ya, pan comido. Me recogieron en el aeropuerto y directos a Segovia, para empezar este mismo lunes las prácticas y después de haberme faltado coger el barco para hacer un complet.
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Comentarios (1 comentarios)
Inés Lotero hace 10 años
Sí solo faltó el barco, menos mal que en Segovia no hay mar, si no.....