La odisea de llegar con vida a Rieti

Como bien dice el título, fue toda una odisea llegar a nuestro destino, Rieti. El viaje lo habíamos planeado hacer en coche, concretamente el coche de mi novio, un citroen AX más viejo que cualquiera de nosotros. Sabiendo al viaje al que se iba a enfrentar el coche, a mi novio se le ocurrió cambiarle el motor, ya que él es un chapuzas de la mecánica.

Nuestro plan de viaje era llegar a Barcelona desde Galicia en 4 días. El primer día me vendría a recoger a mi casa (puesto que vivimos a unos 200 km el uno del otro). Al día siguiente haríamos el camino hasta Burgos, al tercer día hasta Zaragoza y el último a Barcelona para coger el ferry destino Civitavecchia.

El caso fue que el primer día de viaje el coche estaba aun en el taller sin motor; por suerte lo acabaron de montar ese día ya fuera del horario del taller. Con este panorama tuvimos que hacer el primer y el segundo tramo del viaje en el mismo día con el coche cargado hasta los topes y dando problemas de temperatura; hay que decir que estábamos en plena ola de calor.

Esta es una foto del coche de mi novio cargado hasta los topes junto al coche de nuestro amigo maño.

Finalmente llegamos a Burgos al hotel que habíamos reservado por internet llevándonos una ingrata sorpresa al ver que la habitación estaba reservada para el día anterior. Pudimos quedarnos porque quedaba una habitación libre y nos la dejaron al mismo precio (muy majos, por cierto). Al día siguiente nos dispusimos a seguir cruzando España esta vez destino Zaragoza a casa de un amigo de mi novio. Esta vez llegamos antes de lo previsto y nos pusimos a hacer turismo (una ciudad preciosa, la verdad es que os la recomiendo visitar). El cuarto día tuvimos que salir temprano porque teníamos que cruzar el desierto de Los Monegros con un coche con problemas de temperatura, pero por mala suerte nos dejamos la cámara de fotos en el coche del amigo de mi novio o sea que tuvimos que dar vuelta. Acabamos cruzando Los Monegros en pleno chaparrón de sol y rezando para llegar a Barcelona con el coche en perfectas condiciones. Al llegar a Barcelona nos reunimos con nuestras compañeras de Erasmus, que también llevaban su coche y finalmente nos subimos al ferry.

El ferry fue toda una aventura puesto que fuimos en la opción más económica, las poltronas. No sabíamos que iríamos por debajo de la tripulación, en ese momento éramos ciudadanos de tercera clase. La sala de poltronas es una sala oscura, pestilente y con la mitad de los asientos arrancados y sucios. Y nuestros vecinos de poltrona no dejaron de rezar y hablar en alto toda la noche. Tras 22 horas de viaje en ferry llegamos a Civitavecchia.

El trayecto desde Civitavecchia a Rieti os lo escribirá mi novio, que era el que conducía.

Un saludo a todos.


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