Presentación
Bueno, mi nombre es Cristina y estudio un Grado en Traducción e Interpretación de alemán (también estudio inglés) en la Universidad Pablo de Olavide. Cuando entré en esa carrera no sabía absolutamente nada de alemán, así que en mi segundo año, que es este, me vine a Alemania a aprender el idioma (¡locuraaa!).
Lo cierto es que ya llevo aquí en Regensburg dos meses, pero hasta ahora no sabía de la existencia de esta página.
Viaje hasta Alemania:
¡Fue una auténtica locura! Mi viaje empezó en ir desde Sevilla hasta Madrid en coche, cosa que no recomiendo demasiado, ya que el viaje dura unas seis horas aproximadamente. Una vez allí, pasé la noche en un hotel con mis padres, para volar al día siguiente. Uno de los peores recuerdos que tengo de toda mi vida, odio las despedidas. Aunque ya me había despedido de mi novio y mis amigos (pasándolo también bastante mal), despedirme de mis padres significaba que era verdad que me iba, y que ya no podía hacer nada. Así que, ¿que hice? En el aeropuerto salí corriendo con la maleta tras despedirme de mis padres de forma breve (sí, en plan película). Si no era así, no podría irme.
Una vez en el avión ya me relajé mucho más. Escuche a algunos andaluces diciendo que también iban de Erasmus a Regensburg, lo cual me tranquilizó bastante.
Después de bajarme del avión y de que varias personas me ayudaran con la maleta ya que yo no podía con ella, conseguí entontrar el "Shuttle Service" que había contratado, y que me dejó en la Universität Regensburg.
Primer día
Otra locura. Parece que irse de Erasmus consiste básicamente en eso. Después de conseguir la llave de mi habitación en una residencia, y de que me dijeran que estaba muy cerca de la universidad, decidí irme andando, ya que en el mapa parecía que solo tenía que avanzar en línea recta por la misma calle.
Efectivamente, el recorrido consistía únicamente en eso, lo que nadie me dijo es que se trataba de una cuesta enorme. Cada vez que daba tres pasos tenía que parar a descansar, me dolían las manos de arrastrar la maleta, y me estubieron doliendo incluso días despues.
Cuando llegué a la residencia, una chica alemana me ayudó a subir la maleta a mi habitación, después me enseñó donde estaban las lavadoras, los contenedores, y muchas otras cosas de la residencia. Siempre le estaré agradecida, aunque nunca he vuelto a verla.
Después de dejar las cosas en la habitación y darme cuenta de que ya era hora de comer algo (eran las cinco de la tarde y no había desayunado ni si quiera), decidí aventurarme a buscar un supermercado. Recorrí casi media ciudad y no encontré ninguno, preguntaba a la gente en la calle y no me entendían... Desesperante. Hasta que finalmente vi una pizzería que me salvó la vida.
Y creo que eso es lo más destacable de mi primer día aquí, espero no haberos aburrido mucho. :P
Aquí os dejo una foto de la famosa cuesta, aunque cuesta abajo no parece para tanto:
Galería de fotos
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Comentarios (2 comentarios)
Javier López hace 12 años
¡Qué gran post! ¡Lleno de información útil!
Cristina Rodríguez hace 12 años
Muchas gracias! :)