"Erasmus, la experiencia de tu vida"
“…suelta las cuerdas de tus velas. Navega lejos del puerto seguro. Atrapa vientos favorables en tu velamen. Explora. Sueña. Descubre.”
Es esta frase de Mark Twain la que mejor recoge la cantidad de sentimientos que se agolparon en mi cabeza cuando decidi tomar la decisión de irme de Erasmus. Navegar lejos del puerto seguro: tu casa, tu familia, tus amigos, tus sitios preferidos, los más odiados... En resumen abandonar lo conocido para adentrarse en la inseguridad y el miedo del qué ocurrirá cuando lleguemos a ese nuevo destino.
Tomé la decisión de irme de Erasmus hace un año, empujada por mi hermana, quién casi me “obligaba” a irme de casa para descubrir el mundo… “El mundo no se reduce a España, Bea…” “No vas a querer volver…” me decía y repetía mil veces hasta que consiguió que tomara la decisión de elegir 5 destinos: 3 en Europa 2 en Latinoamérica. El primero en llegar fue el europeo: Zlín, República Checa. La noticia no fue tan atractiva como parecía cuando la había tomado al principio y todavía esperaba que mis destinos latinoamericanos llegaran para no irme a ese lugar que nadie sabía donde estaba. Llegó Argentina como segundo destino, pero tras muchos pros y contras, República Checa fue la decisión final. Miedo, esa es la palabra, miedo es lo primero que te recorre el cuerpo cuando firmas el papel en el que "aceptas convertirte en Erasmus en Zlín, República Checa”
Ahora empieza el papeleo: la peor de todas las partes, y más cuando tú coordinador no te presta la ayuda que esperabas… Pero en mi caso, he de agradecer en cantidades industriales la ayuda prestada por la coordinadora de la Universidad de Zlín, Tomas Bata University.
La elección de las asignaturas bastante al “chou” ya que no sabes cómo puede ser ninguna de las asignaturas o incluso cómo se portarán los profesores contigo al ser “extranjero”, si recibirás el mismo trato que ellos reciben en la Universidad que yo estudio.
La decisión de “donde vivirás”, algo que agradezco de Zlín es que ya me enviaban directamente a un “Dormitorio”, es decir, a una residencia de estudiantes dónde la primera de las normas es "Prohibido hacer fiestas”.
Y una vez “terminado” o mejor dicho, que tú pensabas que habías terminado, llega la hora de relajarse, queda un verano por delante antes de la partida. Vives ese verano como interminable, como si fuese el último en esa ciudad a medida que se acerca e mes de irse. Te despides de todos, lloras de pena y a la vez de alegría por saber que hay gente que se quedará esperándote a que vuelvas para recibirte con los brazos abiertos,
¿La peor parte de todas?
Las maletas, el aeropuerto, la despedida de tu familia y el viaje.
Maletas... de repente tu habitación se ha convertido en montoncitos de ropa y zapatos donde pones lo seguro te vas a llevar, lo probable y lo de "por si acaso" y ya no hay por donde caminar,
Aeropuerto y despedidas... Muchas lágrimas y mucho miedo se agolpan de repente, quieres salir corriendo a medida que entras en el control de seguridad, pensando “no, no, no este no es mi destino” pero finalmente te embarcas, solo o con alguien que te ayude a pasar un poco mejor el mal rato.
Viaje... En lo que yo he tenido suerte es tener a dos personas que me hayan hecho tranquilizarme y durante unos minutos no pensar en nada más que reírnos de nuestros nervios. Caminas por los aeropuertos, buscando las distintas puertas de embarque, deseando que llegue ya la hora de estar en el destino.
Y así fue como un 14 de septiembre de 2013 a la 13.30 llegaba al aeropuerto de Praga, tras un largo viaje Ourense – Vigo (aeropuerto), Vigo – Madrid, Madrid – Praga, Praga - Zlin. Desde Praga nuestro destino estaría en 3 horas de tren, trenes de los que por cierto no quiero dejar de nombrar porque son exactamente como se describen en las películas de Harry Potter, el Expresso que lleva a Howarts.
Hoy me encuentro en esta pequeña pero acogedora ciudad, que aunque el inglés no sea uno de sus fuertes para la gente checa (ni de los mios tampoco) dicen que los gestos son el idioma universal para entendernos y no les falta razón. Espero poder dar a conocer mejor Zlín.
Dice una frase de Luis Rojas Marcos que “Viajar es una buena forma de aprender" ojalá y así sea.
Bea.
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