Un pequeño grano de arena en Educación
Hace cosa de un año, realizamos una de las salidas más interesantes, en cuanto al campo pedagógico se refiere que he vivido en base a mis intereses, gracias a uno de mis profesores de la universidad, Fernando Lezcano. Soy consciente que, no es fácil el acceso inmediato a este tipo de organizaciones, pero una vez dentro te das cuenta que todo esfuerzo ha merecido la pena. Desde aquí, hago una propuesta a todos aquellos involucrados en el mundo de la EDUCACIÓN , sean o no Erasmus que tengan la oportunidad o el tiempo, para que se conozca, aportando lo que para nosotros supuso esta magnífica experiencia.
Espero que disfrutéis a través de mis palabras, tanto como yo la ruta…
¿Dónde se encuentra?
La residencia Intras se encuentra ubicada en la C/ Alba, 6. 49800 en Toro (Zamora), al noreste de la ciudad y con un fácil acceso a esta.
A priori se puede apreciar la amplitud de la residencia con una infraestructura moderna y luminosa, nada que ver con el concepto de “psiquiátrico” que nosotras teníamos interiorizado.
Además nos llamó la atención la libertad de acceso que había en la salida y entrada de la institución.
Esta constaba también, de un centro de día, ubicado en Travesía Virgen de Gracia nº 2 49800 Toro (Zamora), dónde los usuarios tenían acceso a múltiples talleres ocupacionales, en los cuales podían formarse y crear un proyecto de vida para su futuro fuera de esta.
Ruta por el centro
Alrededor de las 11:00 llegamos a la residencia Intras, dónde las psicólogas, Teresa y Elisa (directora del centro), nos recibieron con café y pastas, para hacernos una breve introducción en la sala de reuniones, de los aspectos más relevantes de la institución; los objetivos, destinatarios, financiación, temas de gestión (medicación, tabaco, dinero, …), etc.
Además la reunión fue muy gratificante puesto que se convirtió en una interacción entre los presentes, mediante preguntas que nos iban surgiendo durante la marcha de la charla.
Tras finalizar la reunión, nos dirigimos a la biblioteca del centro, dónde ofrecían mediante préstamos libros a los usuarios de la residencia, para que éstos pudieran disfrutar de la lectura en su tiempo libre.
A continuación, Elisa nos presentó a Blanca, una interna de la institución la cual se prestó voluntaria para hacernos de guía por algunas de las instalaciones de Intras.
Comenzamos por su habitación, situada en la tercera planta del centro (303), la cual contaba con mucho espacio e iluminación, baño propio e individual. Nos asombró lo limpio y ordenado que tenía todo, destacando el armario, el cual nos enseñó.
Además las puertas de cada usuario tenían cartelitos los cuales les identificaban, a través de frases, instrumentos e imágenes, que hacía de las habitaciones un lugar más íntimo y personal. En el caso de Blanca, su frase era: “La música es parte de la vida y nos alegra. Disfrútala” junto con la imagen de una guitarra.
Blanca tras enseñarnos su habitación, nos dirigió al área de descanso, equipada de dos sillones, una mesa, una mini cocina con nevera y armarios dónde poder guardar las cosas. Nos confesó que a pesar de que fumar estaba prohibido en todo el edificio, alguna que otra vez los usuarios se saltaban las normas, justo ahí, junto a la ventana. Aunque nos resultó evidente ya que al entrar la habitación olía a tabaco.
Acto seguido, nos condujeron hacia la lavandería, lugar dónde cada usuario, de forma autónoma y con ayuda de un educador se encargaban de lavar y colgar la ropa en los tendederos.
Para que no hubiese confusiones con el organigrama, ponían carteles de identificación con su nombre y número de habitación
Tras enseñarnos la lavandería, guiándonos por el buen sentido del olfato acabamos en la cocina, dónde seguían como modelo el “Proyecto europeo Suvot: cocinando la Formación Profesional”.
La cocina contaba con un equipamiento muy completo y accesible. Todo estaba muy al alcance de todos, y las paredes simulaban pequeñas pizarras, dónde los usuarios escribían el menú semanal.
De hecho la actividad no se basaba únicamente en la elaboración de los platos, sino que también realizaban las compras de los ingredientes con un presupuesto ya establecido de antemano, siempre con la ayuda y supervisión de un educador.
Con la boca “hecha agua” después de los sugerentes platos que pudimos apreciar en las pizarras de la cocina, nos dirigimos al gimnasio, dónde Hugo, un usuario de 28 años, nos contó su rutina deportiva y el funcionamiento del mismo.
Aunque no podemos olvidarnos de una de las piezas fundamentales del centro; uno más de la familia, el pequeño perrito Lucho, que nos recibió juguetón y alegre.
Para finalizar el recorrido por la residencia, nos adentramos en el despacho 2, el cual contenía “las joyas de la corona”, o así nos lo hizo ver Elisa, ya que éste siempre estaba a disposición de los internos del centro, y contenía el dinero de cada uno, tabaco, joyas y medicación. Todo ello guardado bajo llave, como el mayor de los tesoros.
Como demostración, nos explicaron la gestión de los medicamentos a través de Raquel, una de las usuarias del centro.
Cada semana, uno de los usuarios se encargaba de gestionar la medicación, y ordenarla en la cajetilla, la cual estaba identificada con los nombres de los internos.
Un dato que nos llamó la atención fue que los usuarios son los que se encargan de financiar sus propios medicamentos, con una parte de la pensión que reciben mensualmente.
Es importante destacar también, que son ellos los responsables en asistir al psiquiatra en el centro de salud próximo a la residencia, en caso de poder necesitarlo.
Nos quedamos sorprendidas, que la gran mayoría de los usuarios fumaban, pues solo 6 eran los que no consumían tabaco.
Tras la visita a la residencia, nos condujeron hacía el centro de día, el cual estaba a unos 7 minutos andando desde el punto de partida.
Al llegar nos recibió Loreto, la cual a través de una presentación, nos explicó brevemente los aspectos más relevantes del centro de día; su financiación, el plan individualizado de intervención (PIA), las áreas de intervención, etc.
Luego nos dirigimos a los talleres ocupacionales, en los cuales los usuarios realizaban manualidades con cerámica, papel maché, chapas y otros tipos de materiales.
Nos impresionó la cantidad de trabajos que había, y lo bonito y elaborado que estaba todo. Además, la gran mayoría de nosotros, nos llevamos un pequeño suvenir, realizado a mano por ellos, que estamos seguras que guardaremos con mucho cariño a lo largo de los años.
Una vez visitados los talleres, fuimos a la sala de estimulación, la mejor de todo el centro, según nuestro criterio. Era impresionante como la educadora, nos hizo transmitir las diferentes sensaciones a través de múltiples olores, canciones, imágenes, en apenas unos minutos.
Pasamos de idealizar una pequeña aventura por el espacio, en nuestras mentes, a disfrutar de una mágica noche de verano.
Es una pena que las imágenes, a veces, no sean capaces de transmitir todo aquello que nosotras sentimos en ese mismo instante.
Para finalizar esta experiencia, nos hicieron participes del programa de radio, en el cual están trabajando algunos de los usuarios junto a Alberto.
Allí, nos ayudó a comprender la importancia de las palabras, de la radio en sí. Ya que ésta nos permitía ser, por unos instantes, quien quisiéramos ser, sin ningún tipo de impedimento.
Además, algunos de nosotros, participamos en ésta, contando un sueño pasado, sin importar la tipología de este, añadiendo finalmente nuestra canción favorita.
Entre ellas mencionaron: “A quién le importa“ de Alaska, “Pájaros de Barro” de Manolo García y “Just the way you are” de Bruno Mars.
Finalmente, todos participamos a ritmo de guitarra y palmas, en la grabación de una de las canciones que describió el lema de la experiencia. “No estamos locos” de Ketama
Fueron muchas las conclusiones extraídas en la visita a Intras.
En primer lugar, que las percepciones que teníamos del centro a priori fueron arraigadas nada más salir del autobús. Nos encontramos con un centro nada que ver con la imagen que teníamos preconcebida. Este era un lugar amplio, luminoso con perfectas y novedosos materiales arquitectónicos. Fue increíble descubrir que existen sitios como Intras que dejan atrás la concepción de “psiquiátrico” que la mayoría de nosotros pensamos, pese a que solo dispongan de 42 plazas y sea el único en toda la comunidad de castilla y león. Por otro lado, nos ayudo a acercarnos al día a día de los internos, conociendo sus hábitos, sus intereses, incluso hasta sus pequeños secretos.
Hablamos de casos como los de Blanca, María y Hugo que fueron los guías más idóneos para el recorrido por el centro.
Además, todos los asistentes éramos alumnos de Pedagogía y Educación Social, y el viaje nos hizo dar un paso gigante a una posible realidad con la que tendremos que tratar al finalizar la carrera.
Fueron muchos, los que nos vimos en la piel de todos los monitores y profesionales que se encontraron en la institución ya que, la perfecta coordinación e involucración de ellos era el motor de este proyecto aun en crecimiento. Y así fue como nos lo hicieron ver.
Sin embargo no fue tan relevante para todos como creíamos. Pero en mi caso, me vi personalmente trabajando con este colectivo, puede que por el hecho de tener una perspectiva muy cercana respecto a esto; un caso familiar.
Sin más excesos, os invito personalmente a participar en sus pequeños grandes proyectos, que estoy segura que, vuestra/nuestra ayuda tendrá sin lugar a dudas un impacto enorme en la vida de cada una de las personas que hace posible este tipo de oportunidades.
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