Tiempo para conocer
Wroclaw, Polonia, fue mi elección y era la primera vez que compraba un ticket de solo ida, a un sitio donde nunca había estado y sin nadie que me esperase al llegar, esa sensación de miedo pero de emoción a la vez aún la siento cada vez que recuerdo mi Erasmus. Una vez aterrice, vi el aeropuerto y la gente a mi alrededor hablando un idioma totalmente diferente al mío, estaba muy entusiasmado, tomé un taxi dirección a mi residencia universitaria. Cuando llegue no había nadie, mi planta estaba totalmente vacía, así que me instalé en mi habitación, doble porque la compartía, y luego decidí dar un paseo por la ciudad; sinceramente me enamoró, el clima era perfecto, y todo lo que me rodeaba también, a pesar de ser un extraño allí me sentía de alguna manera como en casa, y sobre todo muy feliz. Poco a poco fue llegando gente e íbamos conociéndonos, una de ellos fue una chica que a primera vista no me dio buena espina, pero a las horas éramos muy cercanos (hoy en día es una de mis mejores amigas). Ya cuando éramos un grupo muy grande empezamos a salir a algunos sitios de fiesta y aunque pasamos algunos sustos los primeros días, he admitir que esas fueron unas experiencias increíbles y anécdotas que recordar para reír. Después de dos semanas ya éramos el grupo de Erasmus, y empezaron los alumnos del país a llegar a la residencia y fue entonces cuando empezamos a conocer a polacos; nos hicimos amigos de muchos y nos ayudaron con el idioma. Una de las cosas que valoro eran el intercambio de cultura que teníamos, se aprende mucho escuchando a otras personas y más aún cuando pertenecen a otro país y ya ni hablar si son de otro continente; había gente de todas partes del mundo: Egipto, México, Escocia, Eslovenia, Rumania, Rusia, Uzbekistán… tantas personas de tantos sitios, que solo se puede coincidir en un Erasmus. A nivel académico el recibimiento de la universidad y de los profesores fue espectacular y el acogimiento en las clases fue muy agradable, tengo muy buenos recuerdos de todos los profesores y compañeros de clase. Otra ventaja que se tiene al hacer un Erasmus es ir de viaje, en mi caso, visité casi toda Polonia e incluso fui a Praga, muchos de mis amigos llegaron a ir a Croacia, Italia, Alemania, Lituania… también están los buenos recuerdos con las actividades organizadas por la IESN. La gastronomía del páis me gustó muchismo en eso no me costó adaptarme (y comer fuera era muy económico, así que la mayor parte del tiempo comiamos fuera). Mi consejo es, si lo estas pensando, hazlo, da igual el sitio el mundo es nuestro y el tiempo corre. Para mi es una experiencia que se ha de repetir, y aunque el primer Erasmus es como recordar a tu primer amor, intenso y por muy largo que sea parece corto, siempre hay espacio para una segunda vez.
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