El Primer Día
Si tuviese que decidirme en cuales son los momentos más intensos del Erasmus, yo diría que sin duda alguna serían el principio y el final. Por eso dedicaré un post entero al inicio de mi experiencia, ya que es, probablemente, la que marcó como sería el resto de mi Erasmus en Vilnius.
Llegamos por la noche a la ciudad, en la que a todos nos esperaba nuestr@ buddy para ayudarnos en nuestro primer día. Un gupo de 15 personas, entre ellas yo, decidimos pasar nuestra primera noche en un hostal. La verdad que fué una gran idea ya que daba pie a conocernos entre nosotros y empezar a hacer amigos. Nos ayudaron a coger los taxis y nos dirigimos hacia el hostal después de un día entero de viajes y maletas.
Desde el taxi, la ciudad se veía oscura y laberíntica, y la carretera mojada por la lluvia tampoco ayudaba en aquel momento. El taxista apenas sabía inglés y todos en el taxi teníamos la cara pegada a la ventanilla para intentar ver algo de lo que vimos en fotos. La verdad que llegar de noche y en un día de lluvia no ayuda en una ciudad como Vilnius, pues hacen que pierda todo su encanto, y si no se está familiarizado con la arquitectura soviética puede chocar a primera vista. Pero la ilusión del momento podía con todo, y no parábamos de comentar cada detalle que pudimos ver desde el coche.
Haré un paréntesis aquí para decir que los taxis en Vilnius son una experiencia aparte. Pocos de ellos saben inglés, conducen como si estuvieran en el Rally Dakar y suelen dar vueltas por ahí si te ven que eres un turista. Por ello más adelante os recomendaré alguna alternativa a los taxis que es barata y muy útil. Pero todo a su debido tiempo.
El hostal (Filaretai Hostel) estaba situado cerca del barrio de Uzupis, y ya para empezar tenía una entrada típica lituana. Se accedía entrando al patio interior de un edificio, sin apenas iluminación, y por un callejón que daba a la puerta. Vamos, que los mas desconfiados ya estábamos pensando en buscar un banco para pasar la noche. Y es que si uno nunca ha estado en Lituania eso de entrar por pasadizos secretos para llegar a una tienda u hostal se hace cuanto menos extraño. Ya en el hostal, tras ser bien atendidos, tuvimos nuestro primer momento de descanso.
Tras ubicarnos y descansar, y hablar un poco entre nosotros decidimos aventurarnos por las calles de la ciudad para encontrar un restaurante. Decidimos ir hacia Uzupis, que era un lugar del que prácticamente todos habiamos oído hablar. Y tras una caminata por las calles desconocidas y oscuras de Vilnius, llegamos a una plaza reconocible, la plaza del Ángel de Uzupis. Allí vimos el único restaurante abierto, la famosa Uzupio Picerija o Pizzería Uzupis, en la que nos sentamos para al fin comer algo y charlar entre nosotros.
La verdad que aquella pizzería tenía su encanto, y me ha dado pena no haber ido más veces porque no era muy cara y las pizzas estaban deliciosas. Tras varias horas sentados en la terraza, conociendonos entre nosotros, decidimos buscar algún bar de copas para tomar algo antes de volver a dormir. Entramos en un pequeño bar en el que un camarero super amigable (Por fin!!!) nos atendió y nos sirvió varios cócteles. Nomads Cocktail Bar es un pub pequeño pero con encanto, y con una amplia carta de bebidas extrañas que te la hacen al momento.
Un buen rato después, y tras varias copas, decidimos que ya era hora de volver al hostal y descansar, ya que al día siguiente cada uno de nosotros se iría a sus respectivos futuros hogares, aunque con un mejor sabor de boca al ver que había lugares interesantes que explorar y gente a la que conocer.
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