Descubriendo Lituania: Vilnius (1/4)

Vilnius es una ciudad muy pequeña que en muchas ocasiones suele ser la capital olvidada de los maravillosos Países Bálticos. Cuando paseas por sus calles tranquilas notas la ausencia de turistas, de doscientos ojos clavados en un mismo monumento y de disparos de cámaras volando por su ambiente. Y es que algunos de los cruceros o tours que recorren el Báltico deciden no "perder el tiempo" pasando por allí porque es un sitio muy pequeño y según ellos "tampoco tiene tanto que ofrecer", ¡y lo que se pierden!...

Antes de empezar, tengo que decir que yo sí que pasé por Vilnius en un Tour organizado. Mi recorrido por los Bálticos duró siete días, y de ellos, pasé dos y medio en Lituania, donde visité Vilnius, Trakai y la Colina de las cruces, que son tres de las principales paradas turísticas de las personas que sí deciden pasar por Lituania en sus viajes. En esta entrada os hablaré de la que fue mi primera parada y también una de mis favoritas: Vilnius.

Vilnius es una ciudad pequeña, sí, pero tiene muchísimo que ofrecer en todas sus variantes. A mí personalmente me encantó y fue uno de mis mayores descubrimientos. Quizás por todo el arte que hay en sus calles, su gastronomía o su paz. He decidido intentar transmitiros eso con todo lo que os cuente. Pero antes de empezar, os voy a dejar algo que escribí sobre Vilnius en uno de los trayectos en autobús de mi viaje y que creo que resume a la perfección mis sensaciones al visitar este lugar.

Vilnius suele ser la capital olvidada de los Países Bálticos,

pero cada rincón de este lugar, por pequeño que sea, tiene algo que ofrecer.

Y es que cada calle te atrapa con su vida, su historia, sus colores, sus detalles y su tranquilidad.

Desde su calle de la Literatura,

con conmemoraciones de artistas a escritores lituanos,

hasta aquel chico al que le ilusionó que le grabase tocando por la calle.

Vilnius es cruzar la ciudad por uno de sus siete puentes

y pasear por ese barrio que tiene su propia bandera, su propia moneda, sus propios símbolos, su propio ejército y hasta su propia Constitución.

Porque la llamada "Ciudad de las iglesias", con más de sesenta en toda la ciudad,

es mucho más que la sombra de los Países Bálticos,

es arte. En sus ascensores, en sus baños, en sus calles, en sus edificios, en sus parques y hasta en sus recibidores.

Vilnius es vida.

Empecé mi visita por la ciudad atravesando el Casco Antiguo. Esta zona de Vilnius está declarada Patrimonio de la Humanidad, y adentrarse en él significa visitar la zona más cuidada y limpia de la ciudad, ya que aunque el resto de barrios tampoco dejan nada que desear a este, sí que se puede notar el contraste entre unas zonas y otras. No voy a marcaros un recorrido específico sino a ir diciéndoos distintos lugares que visitar en esta zona, ya que nosotros fuimos descubriendo esta ciudad poco a poco, callejeando e investigando todo lo que nos rodeaba.

La Puerta de la Aurora es la antigua puerta de entrada a la ciudad y también es el punto por el que muchos turistas deciden empezar su visita por la ciudad. Es posible que veáis a muchos peregrinos por allí, ya que es donde se encuentra la imagen de la Virgen María, una pintura que es famosa en todo el mundo debido a que la virgen se encuentra sola, algo que es poco común en la representación de figuras religiosas. Además, existen numerosas historias y leyendas acerca de este lugar, lo que hace que sea una de las visitas obligatorias de las personas de fe.

También merece la pena caminar por la calle Pilies, que es la calle más antigua de Vilnius y donde encontraréis más vida, con tiendas artesanales, puestos en verano, restaurantes y numerosos músicos tocando. Es imposible saltársela o no encontrarla, ya que cruza todo el casco histórico de la ciudad dividiéndolo en dos. Es recomendable recorrerla entera, ya sea para ver puestos artesanales, escuchar a los artistas tocar en la calle o encontrarse algunas plazas, iglesias y monumentos por el camino.

Antes de visitar una ciudad siempre me gusta buscar lugares distintos que a otras personas les haya gustado visitar. Creo que las ciudades siempre tienen mucho más que ofrecer aparte de los principales monumentos importantes, así que siempre hago listas con zonas interesantes para ver.

Cuando leí que en Vilnius existía la llamada Calle de la Literatura lo marqué en el mapa sin pensarlo porque sabía que tenía que pasar por allí. Resulta que es una calle llena de conmemoraciones de artistas (casi todos lituanos) también a escritores lituanos, cada cual más curiosa y creativa a pesar de que no se entiende demasiado de las escrituras. Las paredes de la calle están llenas de inscripciones, pinturas o carteles relacionados con escritores. Es muy interesante.

También merece la pena pasear por el Parque Bernardine si hace buen tiempo para ver sus fuentes y adentrarse en sus jardines. La verdad es que una de las cosas que más me gustan de los Países Bálticos y los escandinavos es la manera en la que cuidan el medio ambiente y llenan sus ciudades urbanas de zonas naturales de descanso y tranquilidad.

También podréis observar y subir hasta la Colina de Gediminas (llamada así por un Duque lituano) para contemplar las vistas desde la torre, ver las vistas desde la Torre de tv, aunque si no tenéis mucho tiempo quizás os pille un poco lejos, y visitar la Universidad de Vilnius (que es impresionante y además tiene una iglesia en su interior). Los precios de las entradas de estos dos últimos varían en función de la época en la que se visiten, así que os recomiendo mirar las páginas web antes de llegar a Vilnius.

Por otro lado, también merece la pena pasear por el barrio judío del centro de Vilnius, sobre todo por las calles Zydu y Gaono. Son los pequeños detalles de estas calles los que las identifican (los nombres, carteles, símbolos...). Además, en Vilnius la mayoría del pueblo judío que quedó huyó, por lo que tan solo quedan pequeñas conmemoraciones de lo que aquello fue. Cuando paseas por allí mientras te cuentan la historia de los que allí vivieron se te ponen los pelos de punta.

Si salís del casco histórico de la ciudad, a escasa distancia encontraréis el Barrio de la República de Uzupis, otro de los lugares de visita obligatoria en mi itinerario. Uzupis es un barrio que tiene su propia bandera, su propia moneda, su propio ejército de quince soldados y su propia Constitución entre otras cosas. Es como una Christinia de Copenhague en Vilnius pero sin ser tan turística y mucho menos conflictiva en su época de lo que lo era la ciudad sin ley de Copenhague.

 

Es un barrio muy bonito, con numerosas esculturas y pinturas, todo muy bohemio y artístico. Por allí podréis pasear por alguno de los siete puentes que unen el barrio con el resto de la ciudad y pasan por encima del río Vilnia (en el que podéis meter los pies, hacer piragüismo o sobre el que podéis balancearos en un columpio en la entrada de la ciudad). Podéis buscar la plaza donde se encuentra el ángel considerado como el símbolo del barrio y leer la propia Constitución en cualquiera de los idiomas en los que la tienen. Esto último es especialmente interesante, ya que tienen leyes tan curiosas como "Todos tienen derecho a ser perezosos y a no hacer nada" o "Un gato no está obligado a amar a su dueño pero le debe ayudar en los momentos difíciles".

Además, hay un montón de iglesias preciosas que visitar, por algo Vilnius es en muchas ocasiones conocida como la Ciudad de las Iglesias. Las más conocidas son la Iglesia de San Pedro y San Pablo, preciosa por dentro y por fuera con su blanco perfecto y sus interminables esculturas detalladas por todas partes, y la Catedral de Vilna.

Además, también podéis visitar la Iglesia de Santa Ana, la de San Nicolás, la del Espíritu Santo, la de San Casimiro o la de la Santísima Trinidad. Todas ellas son muy bonitas, algunas más recargadas que otras en función de si son ortodoxas o no, y todas merecen la pena. Se visitan rápido, algunas en cinco minutos, así que si os organizáis bien, podéis visitar todas las que queráis.

Y eso es más o menos todo lo que fue mi visita por la capital de Lituania. Si tenéis pensado visitarla, os recomiendo caminar mucho, callejear lo máximo posible  y adentraros en cada uno de los rincones de esta maravillosa ciudad.

Y por si os ha sabido a poco y esta ciudad todavía no os ha terminado de convencer, os dejo un pequeño vídeo que hice con lo que escribí sobre ella, a ver si os animáis todavía más a conocerla. https://www.youtube.com/watch?v=TKAUywbQf8Q&t=6s

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