Se volvió una costumbre ir a acampar con mis amigos en verano en el Segirei.
Ya hemos acordado que el viaje es un poco aburrido y que hay muchos lugares hermosos en la región, pero aún así vamos a Segirei. ¿Por qué? No se sabe realmente.
La verdad es que el lugar es como si nos fuera familiar y siempre nos hace sentir como en casa.
Además de la cascada (como mencioné en el otro texto de Segirei) también, hay un río con un espacio verde al que la gente le gusta llamar playa fluvial.
El agua está fría y limpia pero, llena de bichos. Por todo el alrededor hay césped con espacios en el suelo. Así que, es una verdadera playa fluvial.
También, hay una playa que no tiene mucho que ofrecer pero que, tiene lo esencial que son los minis y los altramuces.
Sin embargo, tan pronto como se abre el bar, también se abre el cuarto de baño con aseos y duchas individuales, de vez en cuando el lugar dispone de papel higiénico y jabón de manos.
(En el lado izquierdo, las parrillas, caminando a la derecha están las sillas de la barra y las puertas abiertas, el lado derecho pertenece al baño).
Oh, ¡me olvidé...! Dispone de parrillas o como se dice allí. Es sólo meter madera o carbón y la comida propia. ¡Hay parrillas y todo!
En cuanto al río, está alrededor de mi cintura. Creo que, el agua está limpia, a pesar de esas arañas de agua que siempre están en su superficie. Hace un poco de frío, todos estamos de acuerdo en eso y hay algunas rocas en el fondo. No hace tanto frío como antes, pero hay que tener cuidado. Puedes llevar boyas o pelotas al agua y no hay riesgo de perderse.
Siempre es una incógnita acampar.
No obstante, esta vez, fuimos previsores. Éramos ocho (si no me he olvidado de nadie), llevamos una tienda de campaña que parecía un hotel, camas mecedoras, montañas de alcohol y, por supuesto, mucha comida.
Como siempre, fue muy divertido. Nunca faltan las historias y anécdotas de los profesores, hicimos una sesión de espiritismo, todavía estábamos haciendo tiro con arco sobre un tomate con algunas flechas de plástico.
No dormí muy bien porque, no traje conmigo una almohada. Y además, no podía dormirme porque, me imaginaba muchas arañas trepando por mi cara y picándome por todas partes.
Atención
El lugar en el que ves las fotos, que es donde colocamos la tienda, no se puede acampar. Seguimos yendo allí pero, ya sabemos que está prohibido. Sin embargo, exactamente al otro lado del río, aunque se trata de un terreno privado, al propietario no le importa.
Durante la noche, e incluso en verano, junto al río hace mucho frío. Lleve consigo abrigos.
Como mencioné anteriormente, los baños no se abren hasta que llega el gerente del bar, él es el que tiene las llaves. Así que, no te quedes esperando para usar el baño, ya que puede pasaros como a mí, que tuve que aguantar desde la noche hasta la tarde del día siguiente porque, no quería hacerlo en la calle.