Viaje a un "Yo" desconocido

Bien... para empezar, Vigo fue sin duda alguna algo que cambió mi vida. A pesar de ser un país que está muy cerca de casa existe todo un mundo de por medio. Culturas distintas, diferentes hábitos y horarios, son dos de los miles de puntos de distinción enumerables entre estos dos países vecinos.

La parte que más me impactó fue sin duda la de "despertar" en una realidad en la que me encontré solo, sin amigos, compañeros o incluso familia. Esto para mí fue sin duda lo que me ayudó a conocerme a mí mismo. La gente, muy amigable, me enseñó Vigo desde el punto de vista de una persona local y de un extranjero o incluso de alguien que no nació en la ciudad.

Vigo es una metrópolis viva y crece a un ritmo acentuado donde todo el mundo sale muy temprano de casa para comenzar su día, paran de 12h a 16h para la siesta - que me pareció muy productiva - y luego reanudar su trabajo diario con diligencia y sin distracciones.

También me encontré con el mundo de la noche de las fiestas y las bebidas desmedidas, la convivencia entre naciones y con las diferencias habituales, diferencias y posibles "afinidades " entre estas. Puedo decir que de todas las personas a las que conocí, polacos, españoles y franceses fueron sin duda mis mejores amigos durante mi estancia.

Me quedo con la nostalgia y buenos recuerdos del buen tiempo que pasé, de las amistades que hice y de las fiestas en las que me lo pasé tan bien.