VIAJE VIENA

Publicado por flag-es Edurne Larrea — hace 4 años

Blog: VIAJE ABRIL: VIENA
Etiquetas: flag-at Blog Erasmus Viena, Viena, Austria

Como ya os he contado en el blog pasado, este post se va a centrar en los dos días que pasamos en Viena. Cogimos el autobús más o menos a las 19:30 en la estación central de Salzburgo y llegamos a la capital austríaca sobre las diez. En esta ciudad no teníamos alquilada una habitación en un hostal, sino un piso. Nos salía mucho más barato, así que no dudamos en cogerlo. El dueño nos hizo un gran favor ya que, como podéis comprobar, la hora de llegada no era muy pronto que digamos, que para un hostal da igual porque la recepción se va a mantener abierta, pero para un piso, es bastante tarde. Resulta que el piso se encontraba cerca de un local de estética (que dedujimos que también era suyo), y por tanto, el propietario nos esperó allí muy amablemente hasta que llegamos. Nos dio los dos juegos de llaves y nos dirigimos al piso. La verdad es que no tenía nada que ver con los hostales en los que habíamos dormido anteriormente ya que en este piso teníamos hasta diez camas (algunas, para colmo, de matrimonio). La verdad que esa misma noche nos encontrábamos tan cansados que, por raro que parezca, mis amigos y yo no salimos a patear la ciudad ni a tomar nada; simplemente nos pusimos algo de música, hablamos y no muy tarde nos acostamos.

Día 1

A la mañana siguiente, teníamos reservado un Free Tour a las 10:00, esta vez en inglés porque, por lo que habíamos leído en la web, el de español no tenía muy buenas reseñas y para hacer un tour que no merezca la pena, pues no se hace. Pues resulta que íbamos con el tiempo un tanto justo pero como sabíamos que el guía siempre dejaba unos 10 minutos de cortesía, estábamos más relajados. La cosa es que eso solo pasa en los tours en español; la guía había comenzado ya con la explicación pero se paró amablemente para decirnos que llegábamos tarde y que nos habían estado esperando. Gracias señora, no nos habíamos dado cuenta de eso.

En general el tour fue bastante aburrido, la guía apenas lo contaba con entusiasmo y el hecho de estar todo el rato forzando para prestar atención era matador. Sin embargo, os voy a contar el tour que realizamos.

El punto de partida fue la Albertinaplatz, plaza que se encuentra entre el palacio del mismo nombre y la parte posterior de la ópera. En este lugar se encuentran varios monumentos un tanto extraños diseñados por Alfred Hrdlicka contra la guerra y el fascismo. Entre ellos tenemos: “la puerta de la violencia”, “el judío lavando calles” (encontramos la figura de un judío mayor, humillado, obligado a tirarse en el suelo a los pies de los nazis, sobre cuyo dorso fue necesario colocar posteriormente una corona de púas, ya que irrespetuosamente y como colmo, la gente utilizaba la estatua del hombre para sentarse en ella), “Orfeo entra en Hades” y la “piedra de la República” con el texto de la declaración de independencia.

Más tarde, nos desplazamos a la plaza del emperador Josef; esta plaza forma parte del complejo de edificaciones del palacio imperial y está rodeada de edificios y palacios privados de estilo renacentista. Aquí se encuentra el palacio Pallfy donde se llevan a cabo numerosos eventos culturales y exposiciones, así como el museo de arte surrealista de Viena. La plaza debe su nombre al emperador José II y en ella se encuentra un monumento en su honor.

Después nos dirigimos a la Escuela Española de Equitación; esta escuela se dedica a la equitación basándose en la doma clásica, manteniendo intacta su técnica desde hace más de cuatro siglos. Fue creada en 1572 por orden del archiduque Carlos, de origen español, y constituye una de las instituciones más destacadas de la ciudad. En 1735, se inauguró la Escuela de Invierno con la intención de ofrecer a los jóvenes aristócratas la oportunidad de recibir clases de equitación. Se trata de una impresionante sala barroca en la que hoy en día realizan sus prácticas y representaciones los caballos Lipizzanos. Estos caballos son muy curiosos ya que la mayoría a la edad de ocho años más o menos, dejan de tener la cabellera negra y se torna blanca.

Caminando solo unos pasos, nos situamos en la Plaza de San Miguel; lo más destacable de la plaza sería la Michaeltor del neobarroco, puerta de entrada a la Hofburg (Palacio Imperial de Viena). El Palacio Hofburg, el más grande y antiguo de Viena, es otro de los palacios más importantes de la ciudad. Y es que el complejo es tan grande que además de las habitaciones imperiales, incluye el Museo de Sisi, una iglesia, la Biblioteca Nacional Austríaca y  la Escuela de Invierno de Equitación, entre otros. El palacio fue la residencia oficial de los Habsburgo durante mucho tiempo y ahora lo es del presidente de Austria.

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Frente a la puerta, se encuentra uno de los primeros edificios modernos de la ciudad: la Looshaus. El edificio más viejo en Michaelerplatz es la Michaelerkirche, el cual por mucho tiempo fue la iglesia parroquial de los emperadores. En el centro de la plaza está un espacio abierto, con restos romanos y medievales.

Nos movimos para conocer la Cripta Imperial que se encuentra debajo de la Iglesia de los Capuchinos. Fue desde 1633 el principal lugar de sepultura para los Habsburgo austríacos, es decir, para los emperadores hereditarios del Sacro Imperio Romano Germánico y sus descendientes. La cripta cuenta con 142 cuerpos de miembros de la realeza y la aristocracia más algunas urnas que contienen los corazones o los restos incinerados de otros cuatro.

Visitamos también la escultura de Mozart situada en el Burggarten; está hecha de mármol y nos muestra al músico y a dos relieves: delante, el invitado de piedra de la ópera Don Juan y detrás, el compositor a la edad de seis años sentado al piano, mientras que su padre sostiene un violín; también está su hermana Nannerl.

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Nos desplazamos a la Catedral de San Esteban, el edificio religioso más importante de Viena y también el lugar donde se celebró la boda y el funeral del genio Mozart. La iglesia está situada en la céntrica Plaza de San Esteban y fue edificada sobre las ruinas de dos iglesias. Destaca por su alta torre en forma de aguja desde la que se puede ver su característico tejado de azulejos y unas fantásticas vistas del centro de Viena.

Seguimos con el barrio judío, conocido bajo el nombre de “Triángulo de las Bermudas”. Hoy en día es más conocido por los bares y discotecas que por la comunidad judía. En el barrio, podemos ver la Hoher Markt, la plaza más antigua de Viena. En la época medieval se asentaban aquí los mercados de pescado y tejidos, y tenían lugar las ejecuciones. Hoy pueden visitarse las Römische Ruinen, unas ruinas subterráneas de una antigua guarnición romana.

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Para terminar con la visita, nos paramos en  la Iglesia más antigua de la ciudad, la Iglesia de San Ruperto. Está dedicada a San Ruperto de Salzburgo y fue construida en el año 796. A pesar de haber sido reconstruida varias veces a lo largo de la historia, esta iglesia sigue en pie con sus vitrales con representaciones de Cristo crucificado y María con el niño Jesús y su mural de San Ruperto.

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El tour duró casi tres horas y estábamos tan hambrientos que la guía nos recomendó bajar unas escaleras y comer por puestos ambulantes. Así lo hicimos; mientras que mis amigos se cogieron un trozo de pizza, yo me pedí un box de arroz tres delicias.

Como en el tour no habíamos visto todo de la ciudad, a la tarde seguimos visitándola. Visitamos la Plaza del Ayuntamiento de Viena; el ayuntamiento, de estilo neogótico, fue diseñado por Friedrich von Schmidt y construido entre 1872 y 1883. En lo alto de la torre se puede ver el Rathausmann, una escultura dorada de 3,5 metros de altura que representa la figura de un portaestandarte y que se ha convertido en un símbolo de Viena. Frente al edificio hay un parque llamado Rathauspark.

Más tarde, caminamos por Kärntnerstraße con destino a la Ópera de Viena, una de las calles más concurridas y comerciales de Viena. Llegamos a la Ópera, uno de los templos más emblemáticos de ópera a nivel mundial. El interior es de estilo renacentista.

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Vimos la que fuera casa de los Mozart entre los años 1784 y 1787, en el número 5 de la calle Domgasse. Nos desplazamos hasta la Iglesia de San Carlos Borromeo, la cual me recordaba un poco a la Catedral Alexander Nevski de Sofía. De estilo barroco, esta iglesia fue construida en el siglo XVIII con motivo del fin de la peste en la ciudad. En esta iglesia se combinan diferentes estilos: la fachada central representa un pórtico griego, las columnas a su lado son de inspiración barroca y sobre la entrada domina una gigantesca cúpula. Los dos pabellones laterales muestran influencias del barroco romano y decoración oriental. 1 El edificio tiene una altura de 80 metros por unos 60 de ancho y constituye el segundo templo más amplio de la capital después de la catedral de San Esteban.

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Uno de mis lugares favoritos en Viena fue el que visitamos a continuación: el Palacio y jardines de Belvedere. El palacio es de estilo barroco y está compuesto a su vez por dos edificios: el Alto Belvedere y el Bajo Belvedere. Fue el palacio de verano del Príncipe Eugenio de Saboya y destaca por sus bonitos jardines de tres niveles con grandes fuentes. Además se puede visitar en el museo que se encuentra en el Alto Belvedere el famoso cuadro “El Beso” de Gustav Klimt.

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Después de recorrernos casi toda la ciudad, nos merecíamos un descanso y qué mejor que asistir a la Happy Hour de los locales que se encontraban en el barrio judío. De modo que volvimos allí y nos tomamos unas merecidísimas cervecitas. Como estábamos ya muy cansados no muy tarde nos volvimos a casa y nos preparamos para el siguiente día.

Día 2

Este día nos lo tomamos un poco más relajados que el anterior ya que teníamos prácticamente vista la ciudad; cogimos nuestro abono de ticket y nos dispusimos a visitar el Palacio y Jardines de Schönbrunn, residencia de verano de la famosa emperatriz Sisí. Contiene enormes y cuidados jardines, en los que destacan las vistas desde la glorieta y un bonito jardín laberinto. Para subir a la glorieta ha de subirse una cuesta un tanto cansada, pero merece muchísimo la pena solo por las vistas.

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Después tocó el Stadtpark, el parque más famoso en Viena. Fue abierto en 1862 en el centro de Viena, lo que le convirtió en un lugar perfecto para desconectar de la ciudad rodeado de naturaleza y esculturas de artistas famosos. Uno de los lugares más bonitos del parque es donde se encuentra el monumento dorado a Johan Strauss.

Otro de los lugares más bonitos de Viena sería la Casa Hundertwasser del artista Friedensreich Hundertwasser. Las fachadas de colores con formas irregulares y con árboles saliendo de las habitaciones son una auténtica maravilla, me recuerda un poco a Barcelona.

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Finalmente acabamos con nuestra visitilla propia en Ringstraße, una avenida circular de más de 5 kilómetros que pasa por muchos de los edificios y monumentos más visitados de Viena. Esta calle que rodea el centro histórico, fue construida en el lugar de una antigua muralla que protegía a la ciudad.

Cuando acabamos de visitar todos estos lugares, decidimos que esta vez tocaba probar algo típico de Viena, el Wiener Schnitzel o Schnitzel al estilo vienés. Como ya sabréis, el Schnitzel es carne de ternera empanada, aunque no es raro ver en la carta carne de pollo. En el estilo vienés, suele ir acompañado de una ensalada de patatas y limón (la cual me sorprendió, ya que no soy muy aficionada a las patatas). Estaba bueno, pero para mi gusto no dejaba de ser otros Schnitzel más. El sitio al que fuimos se llamaba 7 Stern Brau; he de deicr que la comida estaba buena, pero los camareros no eran para nada simpáticos.

A la tarde, teníamos pensado asistir al ballet en la Ópera, concretamente a la función de ese día: El lago de los Cisnes. Y es que existe la opción de conseguir entradas para este tipo de actuaciones a unos precios low cost, tan solo 3 o 4 euros. Estas entradas se ponen a la venta una hora y media antes de que comience la función, pero se recomienda ir mucho antes para poder conseguirlas. El hecho de que estas entradas sean tan baratas se debe a que la vista es reducida y no hay asientos en los que te puedas sentar.

En nuestro caso, como la buena suerte ni la olemos, no las conseguimos, y no fue por nuestra culpa. Resulta que ese día era el 8 de marzo, y las chicas del grupo, que éramos cuatro, decidimos unirnos a una concentración que se había organizado a favor de las mujeres. De mientras, los chicos estaban haciendo cola. Resulta que nos llamaron diciendo que estaban ya muy cerca de la taquilla y que fuésemos. La cosa es que cuando llegamos ellos ya habían entrado dentro del edificio (la taquilla se encontraba dentro) ya que la chica que controlaba la cola les había dicho que podían coger más de una entrada por persona. Pues resulta que era mentira. Salieron, y para cuando nos pusimos de nuevo en la cola, las entradas ya se habían agotado. Así que si queréis asistir a alguna función sabed que es una por persona.

Nos limitamos solo a ver la Ópera un poco por dentro y nos quedamos con las ganas de ver la función. Tengo que decir que la Ópera no me impresionó nada por dentro, es mucho más bonito el exterior.

Espero que os haya gustado esta experiencia en Viena y que si queréis tickets, vayáis todos juntitos a comprar cada uno el suyo.

 


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