DÍAS EN VIENA

Hoy os voy a contar un poquito de la ciudad de Viena, donde hemos viajado este último fin de semana. Por cierto, mi último fin de semana de Erasmus en Usti Nad Labem.

Viena, como todos sabréis, es la capital de Austria. Se encuentra aproximadamente, a cuatro horas en bus de la ciudad de Praga por lo que es un buen viaje para hacer si vienes de Erasmus aquí. El precio del bus es de 495 CKZ = 19,8 euros por lo que todavía te puedes animar más a viajar hasta esta ciudad. Los días aproximados que necesitas para ver la ciudad son tres o cuatro porque hay muchas cosas que ver y no están muy cerca.

Si viajas hasta Viena acuérdate que allí se mueven con los euros, no con las coronas por lo que si pasas por Praga deberías cambiar las coronas que tengas. Nosotros tuvimos mucha suerte y ese día el cambio estaba por las nubes.

Para ver la ciudad de Viena lo mejor que puedes hacer es moverte en metro o tranvía, el metro cuesta 2,70 euros un viaje, pero si coges para todo el día te cuesta 7,20 euros y puedes coger bus, tren, tranvía y metro. Nosotros nos alojamos en un hostel ( Vienna City Hostel) que estaba muy bien, os hablaré sobre él en el apartado de lugares.

El primer día nos dividimos en dos grupos porque éramos muchos, y pese a ello salimos más tarde de lo establecido del hostel. Aprovechamos muy bien la mañana, fuimos a los dos palacios ( Schönbrunn y Belvedere) y tuvimos la suerte de que en el primero nos nevó, fue muy bonito pero casi nos congelamos porque allí todo está al aire libre. En este palacio hay un museo pero decidimos no entrar. En el segundo, Belvedere, también tenían un museo y algunos decidieron entrar y otros no (como es mi caso) porque realmente no iba a conocer nada y la ciudad era demasiado grande como para dejarme cosas sin ver. Los palacios están bastante alejados de lo que es el centro de la ciudad por lo que tardas un poquitín en llegar hasta ellos cogiendo metro y tranvía, aproximadamente veinte minutos o así.

Los que nos fuimos, volvimos a coger el metro y decidimos ir al centro pero hacia el lado contrario del que iríamos a la tarde. Por esa zona estaban las estatuas dedicadas a Mozart y otros compositores importantes de la ciudad como Schubert, Strauss, etc. Todas ellas se encuentran en uno de los parques más antiguos de toda Viena, Stadtpark. Allí hay un extenso parque donde podemos encontrar muchísimos bancos, colocados sin sentido (en mi opinión) todos juntos, perfecto para verano. Además también pasa un río por allí y tienen un lago donde hay muchísimos patos y mini gaviotas (aquí las gaviotas no comen buen pescado y están delgadas).

A la tarde fuimos por el otro lado, viendo las cosas más entrañables de la navidad como por ejemplo el mercado navideño. En la entrada tienen hasta un mapa para situarte dentro porque es tremendamente gigante, puedes echarte una tarde entera viendo puestos delante del ayuntamiento, un edificio impresionante decorado perfectamente para la época en la que nos encontramos. El nombre del mercado es “Christkindlmarkt” y tienen cosas por fuera y en la planta baja una sección dedicada a los niños. Además de esto también vimos la ópera, estuvimos a punto de comprarle unas entradas a un señor que estaba en la puerta con una capa roja y vestido muy elegante, nos vendía las entradas por cinco euros pero salió un señor del edificio y nos contó que esos señores (que los habíamos visto por toda la ciudad anteriormente) se dedican a vender entradas que no es que sean falsas pero a lo mejor la compras y no tienes donde sentarte cuando entras o problemas de ese tipo, así que decidimos no ir. Los otros compañeros hicieron una visita al interior de la ópera (solamente hay visita por las mañanas) y la verdad es que las fotos que vi son increíbles, además creo que llevaban guía en español.

Esa tarde nos recorrimos ese lado de la ciudad andando y hacía un frío para morirse así que cuando llegamos al centro bajamos a una cafetería del metro a tomar un chocolate calentito (aquí llaman chocolate a un poco de leche con colacao). A medida que íbamos andando parábamos en las tiendas de souvenirs para comprar postales y otros recuerdos de la ciudad, pero he de decir que son carísimos, más que en Praga.

Finalmente ese día volvimos al hostel y nos duchamos para recuperar temperatura. Después salimos a cenar a un sitio que estaba genial (os hablaré sobre en lugares), tenía comida típica de la zona (que al parecer es la milanesa de toda la vida). Lo malo era que llevábamos a una vegetariana con nosotros y en ese sitio no es que hubiera muchas cosas sin carne.

Al siguiente día nos despertamos para desayunar e ir a la estación a guardar las maletas y comprar el billete a Bratislava. Ese día de mañana fuimos por la calle de las tiendas, que pensábamos que era de tiendas de segunda mano y puestos pero era una calle de tiendas normal: ropa, decoración, cafeterías, supermercados… También fuimos a unas casas muy coloridas que se llaman “Hundertwasserhaus” eran super originales y no vimos todas porque teníamos poco tiempo ese día. Se encuentran alejadas del centro de la ciudad, tienes que coger el metro y luego el tranvía.

El billete a Bratislava nos costó once euros pero nos hicieron descuento por ir en grupo (alguna ventaja tenía que tener ir quince de viaje), en realidad el billete cuesta quince euros e incluye el transporte en Bratislava durante todo el día y la posibilidad de meter una bici en el tren (cosas raras hay por el mundo). No me pareció nada caro en comparación con los timos que nos hacen en España.

En la siguiente entrada os contaré sobre la historia de los edificios de Viena.

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