Año Nuevo en Viena

Era 31 de diciembre. El día que marcaba el final de un año lleno de aventuras, muchas cosas buenas y algunas malas. Este había sido el año de mi vida en el que más había viajado. Había conocido a personas maravillosas y los había añadido a mi preciada lista de amigos internacionales. En pocas palabras, este había sido uno de los mejores años de mi vida.

Palacio de Schönbrunn

Aquel día, mi plan inicial era visitar el palacio de Schönbrunn durante más o menos una hora y después ir al parque de atracciones Prater. Pero el palacio de Schönbrunn resultó ser un lugar del que no querría marcharme y donde podría pasar perfectamente el día sin aburrirme.

Este antiguo palacio barroco que ostenta el puesto de uno de los símbolos más significativos y conocidos de Austria, se encontraba a poca distancia caminando del piso de mi amiga donde me estaba quedando. El hecho de que, aparte de sus fascinantes jardines, este lugar sea patrimonio de la humanidad de la Unesco, representa todavía más la magnitud de su significativa existencia.

Cuando llegué a la puerta principal, pude ver a una pequeña marea de gente. No me gustan mucho los lugares muy abarrotados, pero esta vez era diferente. A pesar de que había mucha gente, sentía que tenía mucho espacio personal para mí. Sentía como si pudiese respirar el cielo. No estoy segura de si era el lugar o el brillante sol los que me llenaron de vida.

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Di una vuelta por el mercado de Navidad y Año Nuevo.

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Después, entré en los jardines por uno de los arcos. ¡Era precioso! El arco me llevó al otro lado del palacio y entré en otro mundo lleno de jardines amplios y césped verde. Lo que más me llamó la atención fue la Glorieta que había en la zona alta del jardín, no pude resistirme a hacerle una visita. Hablando de glorietas, la Glorieta de los jardines del palacio de Schönbrunn es una de las más grandes y conocidas del mundo.

Año Nuevo en Viena

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Subir hasta allá arriba requiere de energía, así que os recomiendo que llevéis algo de comer. Finalmente, llegué hasta la cima y encontré un lugar perfecto para contemplar el palacio a vista de pájaro, ¡con la encantadora ciudad de Viena de fondo! También había un pequeño estanque lleno de pájaros que volaban sobre él o que se sumergían en el agua. No se puede describir con palabras la escena que creaban los rayos del sol traspasando los arcos de la Glorieta para reflejarse después en el agua del estanque. Esta visión os llenara de serenidad y gratitud.

Año Nuevo en Viena

Año Nuevo en Viena

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Yo suponía que este tour por el palacio duraría como máximo una hora, pero en realidad duró 3, ¡o incluso más!

Otra experiencia maravillosa

Poco después de la visita, regresé a mi alojamiento para recoger mi equipaje, pero había otra sorpresa maravillosa esperándome: mi primera experiencia con el «couchsurfing» en solitario.

Llegué al apartamento de la chica con la que iba a quedarme alrededor de las 6 de la tarde. Era una chica medio austriaca, medio noruega y se llamaba Magdalena. Me enseñó un poco el piso; estaba lleno de cuadros, libros, mapas y souvenirs procedentes de diferentes partes del mundo. La gente que tiene este tipo de intereses suelen ser abiertos de mente, comprenden la vida... y ella lo hacía. Tomamos un té y unos dulces y me contó que había sido voluntaria en Nepal. Las dos teníamos nuestras opiniones acerca de viajar, el mundo y la gente en general.

Después, me llevó hasta el tejado, desde donde se podía ver la ciudad entera. Subir hasta el tejado fue otra pequeña aventura para mí porque nunca antes había subido unas escaleras como aquellas y nunca había estado en un ático de aquella clase. El ático me recordó a una película de terror, pero todo fue bien.

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A continuación, preparamos la cena. De hecho, ella preparó la cena, yo solo ayudé un poco. Hizo uno de los mejores espaguetis que he probado nunca, además de una ensalada aderezada con aceite de calabaza. Era la primera vez que probaba este aceite y es un producto que os recomiendo que probéis.

Todavía no eran las 12, pero los fuegos artificiales ya habían empezado. Salimos juntas del apartamento solo para que ella me enseñase el tranvía que necesitaba coger para llegar al Rathaus, el ayuntamiento, donde tendría lugar el espectáculo de fuegos artificiales principal y la celebración de Año Nuevo. Sin embargo, al final ella decidió venir conmigo a ver los fuegos. Me sentí muy agradecida y feliz por su compañía y porque no me iba a dejar sola durante la celebración de Año Nuevo. También me sentí más cómoda y segura ya que no estoy acostumbrada a salir tan tarde, y menos en una nueva ciudad.

El Rathaus y sus alrededores estaba lleno de gente de todas las edades y, supongo, de nacionalidades diferentes. Y... ¡Por fin empezó la cuenta atrás! 3... 2... 1... ¡Y los fuegos artificiales empezaron! Todo fue perfecto. Tuve un flashback de todos los momentos increíbles que había vivido durante el año 2017, la gente que había conocido, los lugares que había visitado, mis éxitos, la felicidad, los lamentos, las lágrimas y los miedos... Solo sentía una cosa: ¡gratitud! Daba gracias a Dios por aquel año tan maravilloso.

Magdalena y yo pasamos el rato juntas hasta las 4 de la mañana. Fuimos a un bar, creía que era el momento de dejar atrás mi miedo a las personas borrachas. Era la primera vez que entraba en un bar de este tipo; bueno, había acompañado a mis amigos anteriormente cuando salían a tomar una copa, pero a lugares "sobrios" en comparación a este, como cafeterías, restaurantes o algún lugar cerca del mar. En realidad, fue gracioso especialmente ver a las señoras entradas en años emborracharse. Me he dado cuenta de que, cuando al gente está borracha, las demás personas no les molestan. Algunos de ellos ni siquiera se dieron cuenta de que yo estaba allí sentada. En algunas ocasiones, sentí miedo, pero nadie se acercó a mí ni una sola vez. Por supuesto, este no era un lugar al que me gustaría ir a menudo, pero, una o dos veces al año, quizás me gustaría ir a un lugar similar donde ponen música muy alto. De alguna manera, me hizo reflexionar acerca de la vida y la gente. No puedo decir que me enterase de nada, pero creo que esta gente tiene diferentes historias y diferentes razones para beber, ¡y yo soy muy curiosa!

Volvimos a casa en tranvía alrededor de las 4 de la mañana. Me fui directamente a dormir; se suponía que tenía que coger un tren a Bratislava en unas horas. Cuando desperté, Magdalena ya estaba despierta. Me preparó un delicioso té de jengibre y limón con miel y me explicó cuál era la mejor manera para llegar hasta la estación de Erdberg de Viena. Finalmente, nos despedimos con la esperanza de volver a vernos.

Así pues, este fue mi último día del año 2017 y las primeras horas del 2018.

Viena es sin duda uno de los mejores lugares que he visitado en Europa. Es una ciudad donde puedes contemplar lo antiguo y lo contemporáneo todo junto. Si tuviera que hacer una clasificación, Lungern (Suiza) se llevaría el primer puesto; Oslo (Noruega), el segundo y Viena, el tercero.


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